miércoles, 31 de agosto de 2011

Nieves y los quesos de Pría



Una vez más no podía faltar nuestra visita a por queso de Pría, ya habíamos ido un día pero coincidió que Nieves estaba en una feria de queso que se hacía en un pueblo cercano, por suerte durante el verano se van realizando diferentes ferias de queso por Llanes y otros pueblos, así se mueve en cierta forma las fábricas de queso de la zona. Así que nos tocó volver otro día, la verdad que no nos importó.


La quesería se encuentra en dirección a Pría, nada más subir un puerto con algunas curvas seseantes, nada más acabarlo a la izquierda se toma un camino asfaltado que va pasando por el pueblo de La Pesa y tras un corto camino se abre una puerta a la izquierda donde se encuentra la fábrica de quesos de Pría, fundada en 1938. A la gente la atiende Nieves, un auténtico encanto, es como si fuera tu misma madre, risueña, resolutiva, y muy buena gente.


Lo más normal es que toque esperar ya que siempre suele haber gente y Nieves les dedica su tiempo como debe ser, les aconseja sobre sus gustos y siempre alterna algún consejo o solución maravillosa. Después de esperar un poco ya nos saludamos con ella y le enseñamos a June, para que viera lo bien empleados que habían sido sus quesos, nos llevamos medio queso del tres leches azul y unas mantequillas que generosamente nos dio Nieves, un encanto.


La quesería se encuentra rodeada de unos jardines bien cuidados y preciosos y sus camiones y furgonetas rápidamente nos delatan que estamos en el sitio correcto.


Tras charlar un rato, breve para lo que nos hubiera gustado a nosotros, la gente esperaba, nos marchamos con nuestro queso entre las manos y deseando volver pronto a comprar más y a saludar a Nieves Granda, cuyo apellido le hace nombre.


Efecto óptico: ¿cuántas puertas ves?



Camino de Posada se encuentra esta puerta o mejor tengo que decir puertas, no es un trampantojo, es pura realidad. ¿Cuántas puertas ves?


martes, 30 de agosto de 2011

Somieres como puertas del prau



Si hay algo que me hace especial gracia en los prados, praus para los asturianos, son dos cosas, una la que os pongo aquí hoy: los somieres haciendo de puerta de entrada para los animales y las personas. La otra las bañeras para que beba el ganado.


Después de haber cumplido como unos generales en las camas de antaño estos somieres ahora cobran una nueva vida, abriendo y cerrando a los espacios privados. Si antes fueron testigos de noches de juerga y de dolores, y se quejaron con sus chirridos característicos, ahora en tamaño de 90 o de 135, soportan la lluvia y el óxido con la resignación propia del que se siente reutilizado. Por otro lado después de estar toda una vida descansando, tampoco pasa nada por que se pongan a trabajar un poco.

Los Izquierdo Tazo en su visita del verano



Por suerte, este año no nos fallaron en nuestra visita a Quintana, Víctor, Inma y sus secuaces. Bien comer y mejor beber, el tiempo no les acompañó mucho, pero tampoco es lo que más les importa, poder estar un rato juntos y más compartiéndolo ahora con una pequeñaja más lo hacían todavía más bonito. Charlamos y nos reímos como siempre. Los gemelos imparables, salados y graciosos como pocos, uno de ellos se nos quedó dormido una noche en el sofá y mientras nosotros estábamos tan tranquilos acabando de cenar, se cayó al suelo, pero como son de hierro, lloró un poco y en nada siguió dormido. Eider, cada día un poco más grande, inteligente como la madre y deportista como el padre, seguro que llegará lejos.

Vinieron con la autocaravana escapándose de las fiestas de Vitoria, y como no los pequeños querían dormir en la autocaravana, para ellos era como estar en Portaventura. Fue sólo un fin de semana, pero como siempre magnífico. Nos vemos pronto amigos.

Arriba y abajo de compras



Comprar suele ser de lo más latoso, pero en vacaciones yo me lo paso fenomenal comprando, y este año que me movía con la bici más que nunca, ya que no me tenía que preocupar por donde aparcar el coche, que suele ser lo más lioso de la compra. Principalmente en Posada hay 3 supermercados, 2 Alimerkas y 1 El Árbol, a mi lo que más me marca la compra es el pescado y habitualmente lo tienen mejor en El Árbol aunque últimamente la diferencia de precio se nota bastante con Alimerka. Así que mi primera parada es en el Árbol, la entrada es bastante cutre, muy de supermercado de vacaciones.


Esta es su pescadería, el primero de la izquierda es mi amigo el pescatero, de tantas veces que voy ya nos vamos haciendo conocidos, y además le gusta mucho charlar. El género es de lo mejor y si te conocen todavía te atienden mejor, aunque este año por precio he comprado casi más pescado en Alimerka y el marisco ha salido muy bueno, que se lo pregunten a Ana.


En el resto de secciones suelo comprar el resto de cosas, mucha fruta, hemos comido unas ciruelas claudias de primera, pimientos y verduras, yogures de la Asturiana, para mi de los mejores, y demás complementos.


Alimerkas en Posada hay dos, uno pasado la vía y el otro junto a la plaza, yo suelo ir a hacer la compra más grande al que está pasada la vía, ya que cuando vas en coche tienen parking gratuito y muy cómodo, y para comprar chuletón de ternera asturiana al de la plaza, así que casi me los acabo recorriendo todos.


La carnicería está muy bien de calidad y precio, el pollo al ajillo suele ser de pollo de corral, y la chuleta de ternera como le llaman ellos al chuletón está buenísimo, este año también tenían chuletillas de conejo que estaban esquisitas. Aquí suelo comprar un chorizo picante que tienen sólo para hombres, imprescindible para desayunar con potencia, la charcutería es muy buena y por tener tienen hasta chorizo de Pamplona picante. No suele faltar tampoco el paté al cabrales. La panadería es de horno propio así que buen pan y bollitos para desayunar no faltaban. Este año como novedad me ha tocado comprar pañales, por cierto los de marca Alimerka malísimos, veníamos confiados de los de Mercadona y todo un fraude, hubo que comprar nuestros primeros Dodot, y efectivamente hay mucha diferencia.


El resultado era que llegaba a la caja y me tocaba ir cargado en la bici a tope, con una bolsa a la espalda hasta arriba, otra en la parrilla, y el pan con los pañales en dos bolsas con el manillar. Así emprendía el camino de vuelta y algunos días que tenía que hacer compra de más peso: leche, cervezas,… hasta tenía que hacer dos o tres viajes, pero la verdad que me lo he pasado fenomenal comprando a mi bola este año.

Camino de Posada



Una vez que habían dado las 9,30 de la mañana me cogía la bici en silencio para que no se despertaran ninguna de mis dos chicas, y aprovechando que no hay mucho tráfico a esas horas me acercaba hasta Posada, un paseito, apenas estará a unos 2 kms. de distancia.


La carretera no es que sea lo más segura del mundo, en teoría está limitada a 40 kms. por hora, pero raro es el coche que no va a 70 kms. o más. En las horas de ir a la playa o de vuelta está muy transitada, así que intentaba evitar estos horarios ya que no hay ni arcén.


A la altura del primer desvío a Posada, en frente de un restaurante, tomaba la cuesta que sube hasta la iglesia y pasa por el cuartel de la guardia civil, si había que sufrir una cuesta mejor subirla cuanto antes. Al final de la cuesta me espera mi tienda retro favorita de Posada, "Persinas Minguito", con su célebre cartel: "ESTOY FUERA, de 6 a 8 de la tarde, FIJO QUE ESTOY", no aclara si es que durante esas horas fijo que está fuera o si en esas horas es en las que está abierto. Lo cierto es que durante todos los días que he pasado sólo uno he visto abierta la tienda y puedo decir que el interior era digno del nivel decorativo del escaparate.


Arriba en lo alto del pueblo está la iglesia de Posada, una iglesia tardía y popular pero que corona todo el pueblo, desde allí arriba la tranquilidad impide ver muchas veces todo el barullo que se cuece en el pueblo con los turistas y los que bajan de otros pueblos.


Desde arriba se ve la carretera por la que he venido y el cruce que tomo antes de llegar al restaurante-bar. Todo se tiñe de verde y los chalecitos emergen como setas de los cercados.


Doy una vuelta a la iglesia y sigo viendo el pueblo desde arriba, una iglesia rodeada de verde, con poca gente, cerrada a cal y canto y con un anexo repleto de bancadas de vieja escuela.


Las casas se saltean en el paisaje y desde arriba sólo se ven tejados naranjas, paredes blancas y terreno verde por todos los lados, casitas y casitas llenas de vida casi todo el año.


Al fondo detrás de estas casas las playas de Niembro.


Al otro lado del pueblo y sobre la carretera se ve la gasolinera y justo al lado se encuentra el supermercado de El Árbol. Al fondo Bricia. Desde aquí me tocaba ir a comprar.


Para terminar, antes de salir un cartel que tiene mucha guasa, no se sabe si se refiere a las personas o a los animales.

Amanece un día gris, en casa, amanece un día nuevo



Como siempre me despertaba bastante temprano, algunos días hasta le ganaba al maldito gallo que en su corral quiquiriquea siempre a deshora, a su bola, bueno, mejor a su cresta. Se respira tanta tranquilidad a esas horas, hasta las luces que alumbran algo se muestran cálidas, los ruidos de la noche ahora están quedos y la obscuridad comienza a tomar formas.


Ya de día, bajo al salón para mirar que tal día hace, de la puerta de madera nace un chorro de luz tenue tamizado por la persiana anti insectos voladores. Todo parece estar sumido en la oscuridad, en la noche. No se oye nada, no hay ruidos, nadie es tan torpe como yo para estar levantado tan temprano en agosto.


Fuera el día se muestra gris, las montañas tapadas por una sábana de nubes y niebla, la temperatura perfecta, un poquito de fresco y nada de calor, hoy tendremos suerte, por fortuna hoy tampoco hará un día espectacular de playa.


La luz ya lo empieza a iluminar todo y el comedor cobra más vida, en la tele tonterías tras tonterías, pero se está tan bien.


Vuelvo a hacer el camino que me lleva al ático, con mis libros y mi ordenador, en agosto sin conexión a internet por autoprescripción mía. Subo las escaleras con cuidado, la madera es muy bonita pero también sonora y mi niña debe de seguir dormida. Leer y escribir en la paz absoluta.


Ya son las 9.30, es la hora de hacer la compra, la hora en la que abren los establecimientos, la hora en que los pescados están mejor. El día hacia el sur sigue gris, y las montañas todavía se muestran veladas.


Hacia el norte ya comienza mejor el día, los rayos de sol comienzan a inundar el "prau" y tal vez hoy, aunque ha amanecido un día gris, para nosotros sea un día maravilloso, seguro que sí.


Bricomaño en Asturias



Los primeros días, nada más llegar, como todos los años, me toca ponerme a currar un poquito, Ana me pone deberes y yo me asigno obligaciones. Me tocó cortar leña para ya dejarla preparada para el otoño e invierno que la verdad que se agradece bastante el calor de la chimenea.


Ya puestos me tocó arreglar la leñera, a la derecha de la imagen, para que me quedase sitio para guardar las tumbonas o la bicicleta, como se puede apreciar coloqué el separador torcido, que tuve que cambiar posteriormente, sería alguna cervecita que durante el trabajo me impidió ver con claridad la verticalidad.


Lo de ordenar la leña fue un poco más de chiste, ya que nada más llegar coloqué la nueva leña que había traído, pero dejé la madera de los chopos de mi padre abajo y la de encina arriba, así que una vez bien colocado el separador me tocó sacarla toda para dejar la encina debajo y la madera de chopo arriba, como diría mi madre, el que no tiene nada que hacer, con el culo caza moscas.


Ya puestos ordené la caseta, hice unas estanterías, un banquito, arreglé un problema del techo y acondicioné mejor el hueco de los gatos, Ana ni se lo creía ya que el ordenar la caseta había sido por iniciativa mía propia.


Y lo más importante, realicé toda la instalación de luz en la parte de la caseta y la barbacoa, algún garrampazo me costó, y hacer que hubiera enchufes y luces independientes no fue tarea fácil, tenía que rebuscar en mi mente las clases de pretecnología de 6º de EGB para recordar como hacíamos los sistemas de paralelo con una pila petaca y una bombilla diminuta.


Al final todo quedó perfecto, aunque no lo parezca en la foto, las bombillas ahorradoras dejan un ambiente bastante acogedor en toda esa zona que ahora también podemos disfrutar por la noche haciendo una buena cena fuera, ese día Ana dio buena cuenta de unas navajas deliciosas.

Este año, vacaciones caseras, caseras



Nuestras primeras vacaciones con June, como no podía ser de otra forma, han sido diferentes, siempre buenas, pero diferentes. Con dos meses, dos meses y medio sus ritmos y sus tiempos no son los idóneos para compaginar playa, chiringuito, una ronda, otra ronda, comer a la hora que sea, descansar, playa, paseo, una ronda, otra ronda, cenar, un poco de tele y descansar, todo eso aderezado con alguna excursión y algún día en casa por la climatología.


Este año ha tocado estar más en casa que nunca, pero la verdad que se ha disfrutado, June ha estado en la temperatura ideal, gracias a que el tiempo también se ha aliado con nosotros y ha hecho que en Asturias tuviéramos un microclima que en nada se parecía a la parrilla que se estaba sufriendo a mediados de agosto en el resto del país. Gracias a este tiempo, no ha sido tan malo no poder ir a la playa, no se ha echado tanto de menos, June tan tranquila, siempre abrigada y sin pasar más calor que el necesario.


Era todo un disfrute sacarla al porche y casi rodeada de naturaleza, con todos sus bichitos y olores, verla disfrutar con tranquilidad. Los días se pasaban entre levantarse pronto y yo leer, e investigar sobre el siglo XIX y la figura de Domingo Moriones, luego a hacer la compra a Posada en bici, después a seguir con la lectura o a hacer algo de bricolaje, luego alguna "Mahou si puede ser" en la playita, hacer la comida que de eso no nos hemos privado en absoluto, descansar y sesión de cine, la verdad que con muy mala suerte, apenas salvaría un par de películas, luego a seguir con la lectura, y a cenar. Todo ello sincronizado con las tomas de June que se acoplaba a la perfección a este timing.


La noche se echaba y en "Villa Goñi", reinaba el silencio, la paz se notaba por todos los lados, June dormía tranquila y nosotros acabábamos un día de tranquilidad mientras en la tele la gente se insultaba gratuitamente con peleas absurdas de eso que dicen llamar corazón. La noche nos ganaba y otro día estaba a punto de llamar al gallo que marcaría mi despertar.

lunes, 29 de agosto de 2011

De vacas vuelvo



Ya estoy de vuelta, aunque a Zaragoza llegamos hace unos pocos días, las tareas pendientes me han impedido volver a ponerme con el blog. Dicen que lo bueno ya ha acabado, qué sabrán los que dicen, mientras en España a mitad de agosto todo el mundo se achicharraba, nosotros en Asturias vivíamos en la burbuja del tiempo, para nosotros del buen tiempo.

Era nuestro primer verano con June en Asturias y ciertamente se mostró distinto, con sus dos mesecitos debíamos vivir sus ritmos y sus decisiones, y tan a gusto lo hemos hecho que hasta el tiempo se alió de nuestra parte para que no sufriéramos por no poder ir a la playa. Mucho habrán disfrutado los pulpos y las nécoras sin mi presencia y hostigamiento, también ellos se merecían unas vacaciones.

Os pongo al día en los siguientes posts, y gracias por estar ahí amigos.


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