En esta casa de una calle del centro de Vitoria, hoy no entra el sol, un parapeto de ropa cual seis hombres puestos en pié, tapona la entrada de la luz y el respiradero del salón, las cazadoras tenden de unas pinzas y un jersey tiende a caerse al suelo con las mangas hacia abajo. Si así esta la ventana principal, ¿cómo estará la del patio de luces? Por tender se tiende a todo, aunque sea a costa de no ver en casa.
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