Todavía creo que tengo el recuerdo de su picante en el regusto de mi boca, El Pizá es un sitio para decir que has comido en Asturias, está en Porrúa, un pueblo precioso del Oriente asturiano, plagado de casas de indianos y con una fiesta de "mercau" a final de verano que no te la deberías de perder, hablar de Porrúa es llamar a todos -o casi todos- los deseos carnales, principalmente el de la gula, se come como en pocos sitios.
Descubrir El Pizá es difícil, está justo en la carretera de paso y si no vas atento te lo pasarás, es difícil aparcar, es un sitio en el que nadie te diría que allí se come tan bien en relación calidad precio. Entras y te encuentras el típico bar de pueblo, barra al fondo plagada de paisanos con codo apoyado a la barra, puro o cigarro gastado en la boca, mucho mono azul de trabajo y en las mesas partidas de cartas con olor castizo. No intentes conseguir el periódico que siempre lo tiene el mismo abuelo que lo lee lento, lento, lento. Una pecera en un lateral desentona totalmente junto a las porras que hacen los fieles de El Pizá con el fútbol o con lo que sea, billetes de lotería y frutos secos en botes a granel forman parte de la decoración junto con una chimenea al fondo -que en invierno en lugar de meter tronquitos meten vigas de madera antigua directamente- al lado de una televisión de bastantes pulgadas y plana que nos avisa por primera vez que estamos en el siglo XXI y no hemos entrado en el túnel del tiempo.
Subes unas escaleras y te encuentras el restaurante, un sitio pequeño y donde las mesas están muy aprovechadas, te atienden muy pronto y si hay sitio las chicas te ubican con prontitud, son en principio serias pero muy diligentes, pero es que tratar con todos los obreros y gente hambrienta -como yo- que acud,e exige recatar en la medida de lo posible el humor. De la comida que os puedo decir, casera, asturiana, buenas raciones y muy rica. Te ofrecen siempre dos primeros y dos segundos, y te pidas lo que te pidas, acertarás. No esperes cocina de autor, aunque cuando acabes de comer te gustaría conocer a la cocinera de esos platos ya que creeras que es tu madre.
Nosotros que ya somos fijos descubrimos hace tiempo que hacen un picante especial, sólo hecho por ellos, que es espectacular, no apto para los que no les guste el picante. Es una alegría ver que me siento a la mesa y Sara, sin pedir nada, ya me pone el bote de picante encima de la mesa. Siempre intenté saber cómo lo hacen, pero creo que lo mejor es que no lo sepa nunca, ya que así, tengo la excusa perfecta para ir a comer a El Pizá.
Les recuerdo que una vez leído este mensaje se auto-destruirá en sus mentes en 7 segundos, no podemos permitir que El Pizá lo conozca mucha gente, el mensaje es: "que no se enteren muchos".
Me uno a tus últimas palabras: "que no se enteren muchos" pero que los que se enteren no quedarán defraudados. Y del picante, que no lo pidan que se acaba. La verdad que es un placer ir a comer allí
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