Nació, creció, observó, volvió a observar, escribió, habló y murió. A diferencia de muchos que vemos la aparente realidad como realidad, él la observó y cuestionó, llevándola hasta el límite para que nos diéramos cuenta de la diferencia que hay entre la fachada de nuestra humanidad y el interior de la misma.
José Saramago tenía ya la magia de la sabiduría en su apellido, formaba parte de su adn vital, pero su padre no se llamaba Saramago, éste era el apodo del padre, el empleado del registro civil al que el padre fue a inscribir a su hijo estaba borracho y añadió el apodo del padre como un apellido más, así su hijo se llamó José de Sousa Saramago, lo peor de todo, era que su padre odiaba este mote y tuvo que vivir con ello toda la vida, pero como ésta es todavía más traicionera hizo que la justicia se preguntase cómo alguien que se llamaba José de Sousa, que así era el nombre del padre, tenía un hijo que se llamaba José de Sousa Saramago, intimidado el padre no tuvo más remedio que asumir el "nuevo" apellido de su hijo, de esta forma mágica el hijo dio su apellido al padre, puede haber un nacimiento más mágico.
Ahora que ha muerto un hombre sabio, la iglesia se pelea por afirmar, a los miembros de su club, que era malo, que pensaba diferente y que eso no es bueno, y en los tiempos en los que vivimos tienen razón, ya que tenía la sabiduría de saber condensar palabras para expresar sentimientos, hacía inmaterial lo material y eso, a veces, puede rivalizar con la religión. Nos ha dejado un mago, pero nos queda su magia, para mi, siempre será Sera-mago.
Por predicar con el ejemplo os cito algunas de sus perlas mágicas. Para expresar lo importante que es la palabra o el hecho de hablar frente al tiempo, una palabra es capaz de mover montañas:
"Cuantas veces precisamos la vida entera para cambiar de vida, lo pensamos tanto, tomamos impulso y vacilamos, después volvemos al principio, pensamos y pensamos, nos movemos en los carriles del tiempo con un movimiento circular, como los remolinos que atraviesan los campos levantando polvo, hojas secas, insignificancias, que a más no llegan sus fuerzas, mejor sería que viviéramos en tierra de tifones. Otras veces es una palabra cuanto basta". Fragmento de "La balsa de piedra"
O todo un ejemplo de vida y sinceridad:
"Déjate llevar por el niño que fuiste. Sería bueno que cuando nos hacemos adultos lleváramos de la mano al niño que fuimos y éste nos dijera, cuando fuese necesario, "no hagas esto ni aquello".
O sobre el perdonar:
"Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor, es sencillamente cambiar."
O una de mis preferidas, lo importante que es hablar y sentir al otro:
"No te pido que me lo cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e irrenunciable excepción, aquellos de los que dependa tu vida, tu futuro, tu felicidad, ésos quiero saberlos, tengo derecho, y tú no me lo puedes negar." Fragmento de "El hombre duplicado"
Os dejo con "La flor más grande del mundo"
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