Siempre me ha encantado pasear por los altos pasillos de la Basílica del Pilar de Zaragoza, pensar que debajo de mis pies sobre los respiraderos de hierro con formas de estrella reposaban los restos de Palafox y de todos los héroes que lucharon en los sitios de Zaragoza contra las tropas francesas -al menos de niño esos nos contaban-, miraba una y otra vez sus paredes y sus cuadros como el del milagro de Calanda que contábamos a todos los familiares de fuera que nos venían a visitar, ya que al ser un milagro más local no lo conocían tanto, y fijaba mis ojos en sus techos, para contemplar los Goya y los Bayeu, imaginando como si hoy todavía los estuvieran pintando. Pero lo que jamás me imaginé es que me pudiera encontrar un globo de Bob Esponja compartiendo espacio con las pinturas de las cúpulas del Pilar.
La foto no es muy buena pero merece la pena el documento gráfico, siglos de diseño y arte unidos, hay que reconocer que el avance en el diseño de globos ha contribuido a esta paradoja visual, y que no sería igual con el globo ovalado clásico. ¿Qué le estará contando Bob a los santos? ¿Estará buscando a Patricio o a Calamardo?, son preguntas que sólo la mente de un niño puede contestar.
Muy buena la foto y muy buen observador por tu parte. Yo creo que están hablando de los dibujos animados y de lo "divinos" que son para los niños
ResponderEliminarEs que siempre estoy mirando a las nubes.
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