Caminas por la ciudad y de repente atravesando la verticalidad de los edificios, sobre la horizontal de un cable de luz, te encuentras unas zapatillas colgadas. La primera sensación es de curiosidad, no haces más que pensar cuánto tiempo se habrá entretenido un interfecto para conseguir colgar ahí unas zapatillas y dejarlas justo en el centro. Después uno se pregunta para qué.
Como casi todo, parece una moda importada de otros países, y que de ellos ha importado sus leyendas e historia oscura. A la acción de colgar unas zapatillas sobre un cable de luz se llama shoefiti, fusionando la palabra en inglés shoe (zapato) y grafiti como forma de expresión urbana. Existen hasta páginas webs y páginas de facebook que se dedican a este tema y recopilan fotografías de todo el mundo con esta práctica.
Las leyendas urbanas dicen que su ubicación puede simbolizar el lugar de un asesinato entre bandas rivales o el lenguaje secreto con que las bandas sitúan el lugar de venta y suministro de drogas. Para otros más lights simboliza un momento de celebración, el final de un curso o simplemente una despedida de soltero. Sea lo que sea, yo miro esas zapatillas colgadas en una calle de Vitoria-Gasteiz y no les encuentro la gracia, más allá, de seguirme preguntando cómo habrán podido acertar para dejarlas tan bien y en el centro.
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