"A la última vinimos,
considera aquí con piedad
a tu hermana la más triste
llorando su soledad"
Esos son los versos de aquellas letanías que se recitaban en la iglesia de la Asunción de Leache, en los fines de semana de misa y que a mi madre se le quedaron grabados en su mente de niña. Ahora de mayor, algún día, estando en el sofá se le escapaban estos versos y nos quedábamos todos alucinados. En recuerdo de sus recuerdos lo quiero dejar aquí, para que nunca se me olvide su estrofa preferida, su letanía materna, que por más que he buscado no he podido encontrar a qué pertenece. Amén, Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario