Frank Murray, más conocido en los prostíbulos y bares de mala muerte como Harry Williams, no pasaba fácilmente desapercibido. A primeros de febrero le habían detenido tras robar y saquear unos almacenes, había sido demasiado lento, algo muy propio en él, que era de vocación tranquila y poco dado a violencias innecesarias. Su pelo era muy característico, casi tanto como él, se elevaba sobre su cabeza destacando su presencia por encima de otros detenidos cuando se repartía el rancho en la prisión.
Casi un mes después de ser detenidos, en marzo de 1929 fue condenado a 12 meses de trabajos forzados. La sentencia le preocupaba, no tanto por el tiempo que para su paciencia era pan comido, como por su afición a frecuentar camas de prostitutas y a dejar sus dientes sobre la mesa de bares donde el alcohol corría como la espuma en las inmediaciones de Haymarket, en una ciudad repleta de sombras y navajas afilidas.
Toda su vida transcurrió así, con pequeños robos que le llevaban y traían de la cárcel a los bajos fondos del Chinatown de Sidney y de media luna de calles desordenadas, con casas pegadas las unas a las otras, fábricas viejas que pasaban por Balmain, Pyrmont, Glebe, Annadale, Newtown, Redfen, Chippendale y Surry Hills en todo el perímetro de Darlinghurst, allí las prostitutas le esperaban y le amaban cuando llegaba con los bolsillos llenos de billetes.
Fotografía tomada el 4 de febrero de 1929 en la Estacion Central de la Policía de Sidney.
Estas fotos forman parte de una serie de alrededor de 2.500 fotografías catalogadas como "especiales" encargadas por el Departamento de Policia de Nueva Gales del Sur (Australia) entre 1910 y 1930. Fueron en su mayoría tomadas en las células en la Estacion Central de Policía de Sidney y estan tomadas en los momentos cercanos a su captura y al contrario que las tipicas fotos policiales reflejan la humanidad o maldad de los detenidos.
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