029/ Un timbre con un punto rojo: por fuera es un aparente timbre de clase alta, los denominados porteros automáticos, además de los buenos, de los que tienen tejadillo y todo. Hasta aquí, todo correcto, pero en lugar de un pulsador aparecen dos pulsadores. A la derecha el original del portero automático, blanco e impoluto, a su izquierda la zona con una banda azul donde debería poner el nombre del dueño del hogar. Pero sin venir a cuento un pulsador rojo, nace desde su centro adueñándose del portero.
Seguro que cuando alguien quiera llamar se lo pensará dos veces, tal vez el botón rojo sea el interruptor de autodestrucción o tal vez no, y el inocente pulsador blanco sea una trampa y cuando abres la puerta sale un cocodrilo de más de 3 metros y con no muy buenas intenciones. Siempre que veo estas cosas no puedo evitar pensar el por qué cuando las cosas parecen estar bien, la gente se empeña en cambiarlas, aunque seguro que hay un motivo que lo justifica y lo del cocodrilo tiene mucho que ver con ello.
Vitoria-Gasteiz
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