Poder ver a alguien dibujar en directo siempre produce una magia muy especial. Ver como de una hoja en blanco surgen líneas y pinceladas que dotan de vida a algo que antes no existía es una experiencia que me tendría horas mirando sin cansarme, totalmente magnetizado hasta ver el resultado final. Era el día grande de Llanes y aprovechando uno de los bancos nuevos junto al puerto este singular acuarelista, dibujaba aprovechando los rayos de sol y ajeno a las miradas indiscretas que teníamos los demás.
Dibujaba un skyline de las casas de Llanes al pie del mar del puerto y delante suyo simétricamente situado todo, sus acuarelas de pintar y sus acuarelas pintadas. En los otros dibujos dejaba entrever su buena mano con el lapicero y su gusto por el dibujo de cómic. Una maleta con pulseras y collares en el otro extremo ponía una nota graciosa en la escena.
Los niños pasaban y miraban. Se quedaban impresionados mirando ese papel de dibujo tan alargado y esa curiosa mesa hecha con un trozo de cartón, a veces no hace falta mucho más. Mientras una tarde maravillosa iluminaba las casas de la costa de llanes, unas acuarelas más marinas que nunca se apoderaban de su esencia a golpe de pincel.
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