017/ Timbre variadito: mirando los timbres de esta casa uno se da cuenta del por qué se inventó el portero automático, siete timbres en total y sólo dos son parecidos, aunque no iguales, parece imposible, pero es así, ninguno de los vecinos fue a la misma ferretería o tienda a comprar el timbre, o el tendero les daba a mala leche a cada vecino uno distinto, o bien eran los vecinos los que lo pedían. Aunque si nos fijamos bien, quitando el 2ºD y 2ºIzda. y otro que en una etiqueta indica que es el Bajo, los demás no sabríamos que piso es, a no ser que el dueño nos avise que toquemos el timbre negro, o el de la campanita que está encima del Bajo, o el que parece una teta de monja. A uno, no le dejarán de asombrar siempre como el ser humano puede complicarse tanto la existencia.
Casco viejo de Vitoria-Gasteiz.
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