Muchas veces me miro, como quien mira sin ver, me resulto tan conocido que apenas me veo. No sé si me conozco, pero convivo conmigo y con mis múltiples defectos. Mis ojos todo lo observan y se quedan contemplando mis manos y mis pies como si fueran de otro, para al final comprobar que detrás de ellos hay alguien. Allí, en la playa, rodeado de gente y en soledad conmigo, el sol me llena y la arena me recuerda mi origen puramente terrenal. Quiero tomar una foto para recordar la tranquilidad y retener el momento en el que estoy.
Tiro la foto y tan sólo sale mi sombra, el otro. Durante un tiempo intenso y breve todo pasa, los sueños vienen y no se bien qué o quién soy, apenas me reconozco entre los vaivenes negros de la arena, pero sí en lo que está detrás. en el otro, en mi gran desconocido. Tras el autorretrato, tal vez esté yo.
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