martes, 9 de abril de 2013

Los topos autóctonos I



Recordando el otro día a mi fallecido tío Fabri, me vino a la mente lo mucho que le gustaba la lectura. Por el cuarto de estar de la primera planta de su casa pululaban libros que leía con entusiasmo inclinando sus gafas de ver de cerca. Cuando subía y no estaban mis tíos ojeaba sus libros de los que me entusiasmaban sus portadas y que para un niño significaba como algo prohibido, algo que era de mayores. Entre esos libros recuerdo con mucho cariño el de Los topos de Jesús Torbado y Manuel Leguineche.


Recuerdo que repasaba con avidez las hojas del libro, fijándome sobre todo en las fotografías, quedándome perplejo de esas vidas que se habían roto durante tanto tiempo por miedo. Leía los pies de foto y los comienzos de algún capítulo. Volvía a dejar el libro en su mismo sitio y volvía al poco tiempo para releer desde donde me había quedado. Las historias y ese miedo infantil lograron que ese libro se quedara muy dentro de mi y del que ahora quiero recordar algunas de las historias que lo componían en aquel libro que durante un tiempo fue catalogado de subversivo.



Eulogio de Vega Colodrón
21-1-1901 Rueda / 8-7-1995 Valladolid
Eulogio era un labrado más de Rueda, a los quince años con la efusividad de la juventud ingresó en la Sociedad de Agricultores de la UGT. Abandonó su pueblo para hacer el servicio militar entre 1923 y 1926 y le tocó participar en la Guerra de Marruecos. Al volver se casó y antes de la guerra civil ya tenía tres hijos. Poco a poco fue ascendiendo políticamente y en 1933 fue elegido secretario de UGT de la provincia de Valladolid. Fue alcalde de Rueda desde 1931 hasta 1934 en los que fue detenido por los sucesos revolucionarios de octubre. Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 fue puesto en libertad y retomó su alcaldía.


Con el alzamiento en 1936 Eulogio de Vega se escondió durante 40 días en un maizal, luego en un pozo en el que habían hecho un hueco y se escondían tres personas. Al llegar el invierno se instaló en su casa, ocultándose con la complicidad de su mujer. En 1944 tuvo una hija y su mujer para evitar sospechas se marchó a dar a luz a Úbeda, en casa de unos familiares, donde dejó a su hija al cuidado de su familia, pero le pusieron sus apellidos. Al casarse esta hija veinte años después, la policía reconoció los apellidos y al ver la edad lo detuvo en su casa el 30 de septiembre de 1964. Lo juzgó un tribunal militar que lo puso en libertad a los dos días por no justificarse ya la detención. Permaneció 28 años oculto.


Juan Jiménez Sánchez, "el cazallero" y Teresa Ramos
Alhaurín el Grande
Fue combatiente republicano, hecho preso fue sometido a trabajos forzados. En un descuido se consigue escapar para encontrar refugio en la Legión, deserta y, más tarde se convierte en el último maquis de la sierra malagueña. Su novia Teresa Ramos, le dice que lo deje y lo esconde en su casa de Alhaurín el Grande, donde se esconde en el hueco de un poyete de la casa. Oculto dependía del silencio de su novia que fue tentada por el capitán de la Guardia Civil con un millón de pesetas por decirle su paradero. En septiembre de 1957 fue detenido, después de permanecer oculto durante 13 años. Después de siete años de prisión, en 1965 fue beneficiado por un perdón del Día del Caudillo.


Juan y Manuel Hidalgo
Almáchar y Benaque (Málaga)
Durante la batalla de Málaga los hermanos Hidalgo se encuentran en Colmenar y escuchan los cañonazos y los disparos. Manuel tenía 27 años y su hermano Juan 31, eran ajenos a una guerra que no entendían a pesar de ser militantes de UGT. Les dijeron que se fueran y se marcharon huyendo del miedo y de la venganza. Emprendieron un camino hacia Almería comiendo hierbas o lo que encontraban en el campo. De Almería marcharon a Alicante, donde les dieron un salvoconducto, un fusil y un uniforme. Lucharon donde les mandaban y el final de la guerra les pilló en Valencia. Volvieron a su pueblo con sus mujeres, que no sabían que les había pasado, se escondieron durante 28 años en dos escondites diferentes, y las mujeres hacían de mensajeras. Manuel durante todo este tiempo no vio el sol. En 1966 salieron de sus escondites acogiéndose a un perdón de los años cincuenta.



Antonio Urbina "el desertor"
Santo Domingo de la Calzada, Rioja
Después de vagar por diferentes países durante diez años después de la guerra civil, decidió volver un día para refugiarse en su casa o vivir entre España y Francia. Consiguió pasar la frontera y llegó a su casa una noche, vivía sin salir de su casa, cuidando de las gallinas y ordenando las vacas. Un día su vecino Manuelón lo vio tras asomarse a una tapia y Antonio tuvo que fugarse a Francia a duras penas. Desde ese momento iba y venía desde Francia, se escondía temporadas y luego desaparecía. Se corrieron mil historias en el pueblo sobre Urbina, unos decían que se vestía de mujer, otros que se disfrazaba de mil formas. Antonio Urbina vivió como un fantasma.

Los topos autóctonos II
Los topos errantes I: Hiro Onoda
Los topos errantes II: Soichi Yokoi

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...