Mentir es gratis

Se nos llena la boca de querer la mejor cultura para nuestros hijos y de pedir ética a todo lo que nos rodea, pero vivimos en un mundo, en el que mentir es gratis, mentir está bien visto, sobre todo, cuanto más poderoso es uno. En la vida y el trabajo de uno si te dedicas a mentir tienes los días contados, si mientes lo pagas, no hay cosa peor que cazar a un mentiroso, por más que pregone mil verdades nadie le creerá por nunca jamás. En publicidad se penaliza especialmente a los mentirosos, no puede haber publicidad engañosa, pero por contra, en la vida política mentir es el pan de cada día, lo de menos es el signo político, la clave está en engañar para conseguir el poder y así hacer lo que jamás se habrían atrevido a declarar. Mentir les sale gratis.

Ya comenzó Felipe Gonzalez en aquellas elecciones en las que bajo el grito de "OTAN NO" se alzó ganador de la presidencia del gobierno. Al poco tiempo, poco importó reconocer que sí que había que entrar en la OTAN, cierto es que eran otros tiempos y se les caía un poco la cara de vergüenza, y optaron por convocar unas urnas para decidirlo por votación, al final salió que sí, pero ellos, se alzaron con el voto de la mayoría de los españoles basándose en una promesa electoral falsa, pero al menos volvieron a preguntar a los que les habían dado el voto.

Aquel gesto de las elecciones por un cambio de opinión se quedó en el pasado, poco a poco o mucho a mucho, se fueron degradando cada vez más los políticos y poco importaba mentir cada vez más, llegaban las elecciones y unos prometían y prometían, para una vez siendo ganadores, volver a des-prometer y des-prometer, con tanta impunidad que se acababan creyendo sus propias mentiras. Las crisis eran des-aceleraciones, los compromisos se dejaban para el final y luego nunca había tiempo para afrontarlos, si comparásemos los programas electorales con lo que luego se cumple. nos llevaríamos más de una desagradable sorpresa.

Rajoy ha conseguido llegar hasta límites insospechados con la mentira, asentó unas elecciones defendiendo lo que luego no ha cumplido, y cuando se le preguntaba si subiría el IVA o los impuestos, lo negaba por activa y por pasiva, y no sólo él, todos sus acólitos hicieron lo mismo. Ahora con el poder de una mayoría absoluta que le otorga una legitimidad toma las decisiones contrarias de lo que prometió, hasta que punto es legítimo usar ese poder para hacer lo opuesto basándose en un engaño público y notorio. Nadie actúa nunca de oficio contra los políticos, ellos mismos se protegen, se amparan y nunca se juzgan, si lo hicieran todos saldrían mal. No digo que no habría que tomar esas decisiones, pero lo justo sería cumplir lo prometido.

Los políticos mienten, los reyes mienten, los dueños de los bancos mienten, y cuanto más mienten, más ganan y mejor les va. Todos lo vemos y asistimos con perpleja naturalidad a las mentiras de todos los días, ni nos alteramos, entendemos como algo normal que no se cumpla lo prometido, aunque luego si en un folleto o en un presupuesto alguien se equivoca, le exigimos que cumpla lo escrito, a riesgo de denunciar el engaño. Entre nosotros nos matamos, mientras ellos nos mienten a coste cero.