Todavía no ha amanecido y el día barrunta movido, pronto comenzarán las llamadas, las felicitaciones en voces familiares, con los diálogos típicos y arquetípicos del día de cumpleaños. Hace un año tuve la ocasión de celebrarlo de la mejor manera que se puede, trayéndome a June a casa desde el hospital, con una madre todavía dolorida, juntos por primera vez, así celebramos el cumpleaños.
Desde aquel día entiendo más que nunca la llamada que hoy me hará mi madre, no es una llamada como la de los demás, es una llamada muy diferente, una llamada que nos regresa a ambos, al momento mismo de mi nacimiento, y aunque me felicite y me diga cosas cariñosas, a ella más que a mi, le viene a la cabeza la primera vez que me tuvo entre sus brazos aquel cálido día de junio en la antigua Clínica Quirón, aquel chalecito que había en la calle Luis Vives. Tras pelear con una comadrona que se quería ir a la piscina veía la luz al mediodía arropado por los brazos de mi madre y con mi padre siempre cerca. Ese momento del primer contacto es algo que nuestros cerebros retienen para siempre, ese tacto piel a piel, con sudor y esfuerzo, pleno de agotamiento y felicidad, es un sentimiento que no se recuerda, pero que se siente.
Mi padre entonces tenía 34 años, así que cuando yo tenía 10 años y era un niño loco al que le encantaban los lapiceros y dibujar por los rincones, mi padre tenía la edad que yo cumplo hoy. Se me hace difícil imaginar los paralelismos, si es que los hay más allá de ser padre e hijo, salvo en que era un hombre volcado en trabajar y trabajar para que, sin grandes lujos, no nos faltara de nada.
Casi siempre por mi cumpleaños tiendo a sentirme triste, y un poco más introvertido, me miro por dentro y trato de sacar fuera lo mucho que no me gusta. Por eso y por no sentirme a gusto de ser protagonista de nada, prefiero esconderme, y recordar las más de 40 tartas de cumpleaños que llevo detrás, más de 40 deseos pedidos al soplido de una vela, para que la vida me devuelva, más vida. El 14 de junio siempre es como una frontera, el día de las notas, el día de las elecciones, el día de apertura de las piscinas, el día que juega España,… pero desde siempre es así, siempre significa un antes y un después, un día de cambio, de mutación, el día en que lo que se hacía ayer, no se hará mañana, al menos hasta después del verano.
Para todos los que de una forma u otra estáis siempre ahí, siguiendo mis quebraderos de cabeza y mis filias particulares, gracias desde mis 44 primaveras.
Gracias a ti,super mañicuñao,por dejarnos compartir contigo tantos pensamientos e ideas que muchas veces nos hacen mirarnos hacia dentro y recordar momentos vividos que el paso del tiempo hace que sean difusos.Recuerdo nuestro primer encuentro en una terraza recién llegados vosotros de vacaciones en Portugal,como siempre tu alegría y buen humor hizo que el momento novata con familia política hace ya 21 años fuera muy divertido.Uf! Como pasa el tiempo.Muchísimas felicidades.ZORIONAK,ASKO MAITE ZAITUGU.P&M&U&U
ResponderEliminarGracias por tus palabras Maitetxu.
EliminarMucho tiempo hace ya que nos vimos en la Plaza Dantzari de vuelta del viaje de Portugal, y me alegro mucho de que entre risas entrases en la familia.
Muchos besos para todos y gracias por estar siempre ahí.
Muchas felicidades David, y como dice Maite gracias por dejarnos compartir esa filosofia tan autentica que tu tienes, y que comparto casi totalmente, aunque sea incapaz de llevarla acabo.
ResponderEliminarTe deseo que pases un día tan especial como pudo ser, ayer, anteayer o mañana, vamos que creo que no hace falta que sea cumpleaños para felicitar a personas tan entrañables como tú.
De todas formas, unfuerte abrazo para tí y un beso para, AnadelMar y June.
Me dejas casi sin palabras José Félix, las gracias os las tengo que dar yo a vosotros por estar siempre ahí y hacer que unas palabras, cobren más sentido en vuestros corazones.
ResponderEliminarHe repartido todos los besos y lanzo tres en dirección a Nájera.
Bss.
Ayer no pudo ser, pero hoy sí.
ResponderEliminarHoy puedo escribir y decirte que son ya 23 los años que hace que nos conocemos, y aunque parece mucho, se hace corto, muy corto al lado de una persona tan fantástica, interesante, divertida y aguda como tú. Como siempre, eres genial y te quiero muchísimo. FELICIDADES, MI REY
23 años ya, cómo pasa el tiempo.
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