016/ Timbre desaparecido: allí queda su última huella, en el hueco que siempre tapó, en el espacio que salvaguardó a la intemperie y cubrió del impacto de la lluvia y el viento. De nada sirvió, alguien se marchó de la casa y también se llevó el timbre, apenas dejó un tornillo, un taco, dos huecos y los cables pelados por si alguien quiere probar cosquillitas en sus dedos. Nada sabemos de su pasado, si era rectangular o redondo, si era blanco u oscuro, si sonaba como una melodía o tan sólo parecía el timbrazo de una bici. El timbre desapareció y ya nunca más llamó.
Casco viejo de Vitoria-Gasteiz
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