Tras una operación a corazón abierto Pedro Ignacio se recupera bien, mañana comienza a trabajar ya unas horas, después de hacer una rehabilitación que le ha venido de maravilla, cada vez respira mejor, se cansa menos y la normalidad ya ha vuelto a ser la tónica de sus días.
En su pecho, de nuevo poblado por su mata de pelo, siempre quedará esa cicatriz de línea perfecta que verticalmente le abrió y cerró el corazón, un recuerdo de superación que conlleva sacrificios y un volver a empezar con las piezas nuevas por dentro. Todo pasa, y todo llega, y ahora llega volver a la normalidad. Enhorabuena Pedro.
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