Tocaba este año una nueva convención de primos Piñarras por fiestas de Gracias de Anguiano, el origen ya lo comenté en otro post, así que en este iremos al grano que para eso comimos paella. El 29 de septiembre se volvían a juntar para comer juntos todos los Piñarras, después de la danza, fugaz por la lluvia, bajamos a Baños para darle un poco de vida al cuerpo. Richar se encargó este año de presidir la mesa, aunque se le veía algo meditabundo, tal vez pensando si le tocaría pagar a él toda la cuenta.
Al principio todo el mundo empezaba muy formalito, por desgracia con los grupos de habituales, para otro año, habría que sortear los sitios, para una vez que tenemos de juntarnos con gente que no vemos igual en meses, sería mejor barajar un poco más las posiciones. Pero aún así todo empezaba a rodar como siempre, a la perfección.
La paella y tablas de jamón abrieron el fuego a la comida. Maite, parienta de Pedro Ignacio Piñarra, se dedicó a diseccionar los pimientos, cebolla y cualquier otro tropiezo en su paella y en la de Unax. Por contra así quedó mi plato, una pena que dejara ese limón.
Ya después de los segundos y terceros platos se empezó a entonar el ambiente. Las botellas de vino rulaban de un lado para otro, y las de agua parecían tener menor uso. Este año, por suerte, pudieron venir Chus y César que ya les echábamos de menos de otras Piñarradas. Pedro Ignacio viajaba de un lado a otro de la mesa, decía que era por hacer compañía, pero yo creo que era porque se había quedado sin vino y se movía donde todavía quedaba algo. Al fondo de la mesa en teoría habían comido las pequeñas, Raquel, Uxue y Marta, pero en el momento que aparecieron los helados decidieron desaparecer para encerrarse en los baños.
Las sanas batallas dialécticas piñarriles empezaron pronto, todos tenían ganas de arreglar el mundo. Se abría el fuego cruzado entre Marino y Dani, contra Justo Luis, que tenía para todos. Lidia buscaba refugios más cercanos y Maite hablaba con Esteban de la reproducción salvaje del mejillón cebra en las zonas de sombra del río Najerilla. Mientras la pelirroja Maite seguía separando el arroz de todo lo demás.
Por detrás las cosas iban mucho mejor, Magdalena se venía arriba frente a Estela mientras Chuchi, Begoña y Tito lo contemplaban con la cabeza baja. Mientras tanto, Richar, seguía dándole vueltas a si a él le tocaba pagar toda la comida.
Por otro lado, Raquel podía comer tranquila y no como le pasó el año pasado. Fernando luchaba, con muy buen éxito, por dormir a David, el otro David, por contra se mostraba bien despierto y bien rizado.
Unax hizo de reportero gráfico para Bulevar XXI, su rapidez de disparo no parece una de sus principales habilidades, y entre foto y foto, Dani y Marino aprovechaban para hacerse un lifting facial y echarse una siesta, por contra, su padre, como buen padre, aguantaba casi sin moverse.
June fue la más pequeña de la Piñarrada, y por tanto la risa de todos. Primero se pegó una buena siesta al lado de otra mesa que presidía un hombre con un buen fajo de billetes. Luego de despertarse Uxue se pegó a su prima y ya casi parecían el Dúo Dinámico.
Marino y Chus intentaron llamar su atención, el primero intentándole robar un cacho de pan, que por supuesto June no soltó, y Chus deleitándonos con un sonido, heredado de la abuela Matilde, que hace con los nudillos y la barbilla, para curiosidad e incredulidad de June, que merendó flipando. Así de esta forma en la Piñarrada de este año, la abuela Matilde hizo presencia, aunque fuera como un sonido que todos tenemos, con mucho cariño, en nuestras cabezas. Feliz Piñarrada, primos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario