A la salida del pueblo, allí donde el camino dice basta, un cartel emulando la torre de Pisa, advertía entre su óxido vetusto de la prohibición de arrojar escombros en un vertedero controlado, no se sabe bien por quien, pero controlado, bajo sanción de 250.000 ptas. Por suerte el óxido no ha borrado la moneda y no le ha dado un disgusto a alguien pensando que la sanción era en euros.
Mirando el cartel me quedé pensando que deberían de multar al que puso el cartel ya que en la actualidad era un escombro en sí mismo, y la multa debería recaer en el propio cartel, cosas de la vida.
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