Este pasado miércoles me tope con una contraportada de Heraldo de Aragón firmada por Chus García en la que se le hacía una entrevista a Juan Velarde, catedrático de Estructura Económica, nacido en Salas, Asturias en 1927 y que visitaba Zaragoza para participar en un acto organizado por la cátedra de Ernest Lluch. El artículo era breve, pero consiguió que se me pusieran los pelos como escarpias con algunos de sus comentarios que os paso a desglosar.
Le pregunta Chus: Los sacrificios han llegado, pero ¿no da la sensación de que todos han recaído sobre los mismos. Y contesta Juan Velarde: El conjunto de los ciudadanos fueron los que hicieron tres cosas mal. Primero endeudarse de una manera considerable sin preocuparse de que ese dinero no era de España, venía del exterior. Las empresas no financieras llegaron a hacer especulaciones tremendas, como ocurrió en las inmobiliarias y, en tercer lugar, hubo aplauso cuando en 2007 al Estado se le ocurrió aumentar su endeudamiento con obras aquí y allá. Y ahora esas deudas hay que pagarlas, eso es terrible.
Con todos mis respetos, Juan Velarde, desde uno de los que conforman ese conjunto de ciudadanos a todo un señor economista, o no vivimos en el mismo país o no puedo entender su afirmación categórica, le aseguro que los ciudadanos habremos hecho muchas cosas mal, pero ninguna de las que usted nos menciona como culpables. Le aseguro que los ciudadanos tal vez se endeudaran demasiado, fruto de un clima de bonanza y gracias al dinero barato que les pasaban los bancos por debajo de la puerta, pero lo que no sabían era si el dinero venía del exterior, a ellos les hablaba su Caja o su Banco, y para ellos ese dinero venía de muy cerca, de la esquina de al lado de casa, así que culpabilizarlos de no saber los trejemanejes que se traían entre la banca nacional y la banca exterior vendiendo sus títulos para conseguir más dinero me parece mucho atrevimiento.
En segundo lugar acusa a los ciudadanos de las especulaciones que hicieron las inmobiliarias, cuando en todo caso debería acusar a estas de hacerlo, y éstas tienen nombres concretos, y muchas lo han pagado dejando de existir y arrastrando a otros sus deudas. Pero no cita en cuanto a especuladores, de hecho los excluye, a las empresas financieras, a las que ahora el conjunto de los ciudadanos tenemos que ayudar avalando un rescate millonario que viene desde Europa. Sería mejor apuntar con el dedo a los verdaderos culpables que han dejado que esas empresas inmobiliarias, y sin quitarles ninguna culpa a estas, jugasen a creerse los reyes del Monopoly.
Y en tercer lugar, la culpa de que el estado en 2007 decidiera endeudarse haciendo obras, será en todo caso culpa del Gobierno de Zapatero, pero nunca de los ciudadanos, a los que les atribuye un aplauso en su totalidad, cuando yo recuerdo que había serias discrepancias a esas medidas. Con todos mis respetos, culpar a los ciudadanos de estos tres motivos me parece injusto y tendencioso.
A la pregunta siguiente de Pero, ¿no están pagando justos por pecadores?, contesta: ¿Y quiénes son los justos y quiénes los pecadores?. Insiste Chus: Se lo planteo de otra manera. ¿No están pagando más los que quizá pecaron menos? Y contesta Juan Velarde: Es muy difícil de saber, porque el que veraneaba con su familia y había alquilado un piso en un sitio muy bonito y luego iba a un banco a pedir lo que le faltaba contribuía también a ese endeudamiento. Y sería un pecado venial, pero era un pecador. Los justos eran aquellos que no hicieron ninguna operación de ese tipo, pero habrá que buscarlos con mucho cuidado en España para no encontrarlos.
Con todos mis respetos, Juan Velarde, usted cree de verdad que ese que pedía un crédito para sus vacaciones es el causante de la crisis, primero le diré que no conozco a nadie, y le digo a nadie, de todo mi círculo que lo haya hecho nunca, es más, lo que a mi me refleja la calle es que cuando han podido irse de vacaciones se han ido y cuando no han podido no se han ido, que alguno lo haya hecho, no creo que haga que la anécdota pueda ser elevada a verdad absoluta.
Si que es verdad que la gente se endeudó en demasía en sus casas y en sus coches, confiados de no perder sus empleos sin pensar en 30 ó 40 años vistas que era a lo que fijaban sus hipotecas. Pero desde luego a los que sí he visto llevarse millones a fajos llenos ha sido a directivos de Cajas, políticos y otras calañas, y que con sólo los millones que se han llevado algunos, son mucho más que los prestamos que alguno ha pedido para poder tener vacaciones. Si quiere buscar justos, los encontrará mucho más entre la gente de la calle y los empresarios, que en los banqueros y los que llenan páginas en los periódicos. En el artículo se desgranan más perlas, que no tienen desperdicio.
Juan Velarde Fuertes es un economista español de 85 años, que tras cursar estudios en el Instituto Ramiro de Maeztu se licenció en Ciencias Económicas en Madrid, con la primera promoción de estos estudios en España. Joven falangista, dirigió la sección económica del diario Arriba, órgano del Movimiento, y fue uno de los redactores de las ponencias económicas del I Congreso Nacional de la Falange, en 1953. Obtuvo el doctorado con Premio Extraordinario en 1956. Más tarde fue catedrático de Estructura e Instituciones Económicas en la Universidad de Barcelona en 1960 y de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid desde 1964. Desde 1991, Velarde es Consejero del Tribunal de Cuentas y colaborador de la revista Época. En 1992 fue Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Respecto al Tribunal de Cuentas y su función, os dejo el enlace al programa de Salvados que tocó el tema, verdaderamente escalofriante.
Entre alguna de sus ideas para acabar con la situación actual cita en La Gaceta:
"A corto plazo hay que alterar de arriba a abajo el régimen, no ya financiero sino económico, de las autonomías. El artículo 131 de la Constitución está más que nunca en vigor. No puede cada autonomía decidir y dividir el mercado de forma absurda. Esto no quiere decir que se ponga fin al estado autonómico, pero sí que se armonice toda su política económica".
Respecto a otras reformas que se pueden llevar a cabo: "La primera es la energética. La polémica de la nuclear sí o nuclear no, es una de las más absurdas que puede haber existido. Chernóbil es el fantasma que se pone siempre, pero fue una cosa estrambótica. ¿Qué ocurre con la red eléctrica española? ¿Qué puede ocurrir con el gas argelino? Nosotros somos un país raro, para aumentar una unidad de PIB necesitamos una unidad y pico de energía, mientras que todo el bloque de países de la OCDE con cero y pico de unidades de energía crea una unidad de PIB".
Y era uno de los que en 2004 negaba la burbuja inmobiliaria: "Muchas veces se usan mal los términos o se exagera la realidad. La primera burbuja financiera, acuñada como tal, se produjo en el comercio de los Mares del Sur... hace ya varias decenas de años. Entonces la gente invirtió en valores para especular y hubo un momento en que aquello que se vendía y compraba era sólo la avaricia de ganar más que el otro. Para llegar a hablar con propiedad de una burbuja inmobiliaria hay que llegar al límite, como sucedido en Japón hace escasos años, cuando el valor de la superficie del palacio imperial de Tokio pasó a valer tanto como todo el terreno de California. Mientras no se llegue a esto, no hay burbuja". (Revista Consumer noviembre 2004)
Por todo ello, y con todos mis respetos, Juan Velarde, los ciudadanos tenemos culpa, pero desde luego no las que usted dice.
Fuente biográfica: wikipedia
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