Después de comer y pese a tener pereza a Ana se le ocurrió que podíamos ir al Mercado de Porrua antes que tener que llevar al aeropuerto a nuestros dos invitados para que nos dejaran tranquilos de una vez -es broma-, yo de primeras pensé que con el calor que estaba haciendo a las cinco de la tarde allí no estaría ni el tato y efectivamente así fue, tenía razón Ana y estaba lleno de gente y con un gran ambiente, me pasa por listillo.
Llegamos y tuvimos un montón de suerte de aparcar gratis, la cosa no estaba nada fácil. A pesar de ser un mercado típico asturiano con sus personajes míticos y duendes, no pueden faltar en los accesos a la plaza unas buenas camisetas "javis", mundo de contrastes.
En la plaza se ponen un montón de puestos que te dan de comer y ver productos típicos de Asturias, aquí te daban panes, pero en otro tenían un picadillo que todavía la Vane está soñando por las noches con él, ya que se quedó sin probarlo por estar recién comida.
En el anillo exterior de la plaza hay puestos de artesanía, en este puesto tenían unos hórreos hechos a mano en miniatura preciosos, fijaros también en ese pequeño llagar de sidra.
Aquí una mujer escribía mensajes sobre arcilla para ponerlos en las entradas de las casas con el mensaje: "Esta es tu casa, cuídala. Disfruta de ella y procura que los que vengan, la encuentren como tú la encontraste".
Un hombre preparaba en el momento los listoncillos de madera, afinándolos lo más que podía, para luego tejer con ellos cestas y canastos.
Hacia uno de los lados de la plaza se abren más puestos -cada año yo creo que hay más aunque sin exceso- y animaciones, juegos y divertimentos para los más pequeños. Los personajes disfrazados transitan como uno más y se puede ver a curas, Van Helsings, trolls y princesas.
Estas piedras con vida cuando las vi el año pasado me encantaron, están muy conseguidas y algunas parece que te están hablando.
A la hora a la que fuimos la parrilla ya estaba parada, aunque quedaban todavía restos de la batalla gastronómica del mediodía. Es una parrilla vertical y a la hora de comer se montan una colas de flipar ya que el olorcillo a la brasa llama al estómago. Principalmente hacen costillar de cerdo, chorizo y sardinas.
Hay gente que no sabes si está tuneada para el Mercau o es que son así directamente, un puesto recreaba como era una típica estancia asturiana, con su cama y el fogón y este abuelillo sentado en la cama hacía parecer que realmente podía ser suya la cama.
Una vez que se recorre el anillo exterior a la plaza entras dentro y la sombra que aportan los árboles mitiga un montón el solano que estaba cayendo, si a estas horas estaba así el Mercado no quiero ni pensar como estaría por la tarde-noche.
Uno de los puestos era un llagar donde te ofrecían sidra natural exprimida -zumo de manzana, realmente- ya que no había fermentación, aunque tenían sidra de la güena.
Un paisano que no falta nunca con su carro de bueyes es éste, con su puro pegado siempre a la boca y en la mano la vara, parece que hubiera nacido así, me costaría verlo el resto del año con traje y corbata.
Aquí está su carro, bien tuneado para la ocasión y repleto de niños que le chillan para que les de la vuelta circular a la plaza, mientras el paisano con gesto tranquilo parece que la historia no fuera con él.
Los niños son de los que mejor se lo pasan en estas fiestas, se maquillan, corren, chillan, se manchan, se pierden, comen, … y todo hasta el agotamiento, como si no se volviera a repetir ese momento.
Este fenómeno tocaba ese instrumento medieval e iba improvisando versos según lo que veía, aquí lo podéis ver dedicándome unos versos por hacerle una fotografía y solicitando los derechos, desde aquí me gustaría lanzarle al estrellato de la música.
Mirases donde mirases había gente peculiar, caballos, burros y porruanos de toda la vida que en este día dan el todo por el todo. Con esos zuecos ya se gana altura.
El tiro a la rana es uno de los juegos típicos de Asturias, el momento de la foto toma la foto finish del fallo que como podéis ver se va a la derecha de la rana.
Y por supuestu no pueden faltar los gaiteros asturianos que empezaban a tocar por las calles justo cuando nos teníamos que ir. Fue una visita relámpago al Mercado, ya que nos teníamos que ir a llevar al aeropuerto a la Vane y a Arturo, pero así tendrán más ganas de volver. Nos lo hemos pasado muy bien con vosotros chicos. De allí nos fuimos hasta el aeropuerto del Principado y luego vuelta a casa realmente ya un poco cansados de un día tan movidito.
En el Mercau vimos una pulsera que si no llega a ser por la que ya me había regalado antes David, y que me encanta, seguro que cae.
ResponderEliminarY bueno, pues como todo, se acabó la visita de Vane y Arturo pero seguro que se han quedado con ganas de conocer más cosas y volverán.
No haces más que de pedir y de pedir
ResponderEliminarPues siiiiiiiiiii quiero mas Anitaaaaaaaa........jajajajaja
ResponderEliminarDía y hora
ResponderEliminarBufffffffffffff que dificile es eso que pidess.... pero proximaaaa parada zaragoza y la siguiente ASRTURIA....seguro
ResponderEliminarVenga, asín sea que tengo ganas de veros otra vez y ahora con más gente. La Maribel arde en deseos de conocer a Arturo, yo ya le estoy explicando algunas palabras en calé para que consiga hablar con él, me ha preguntado si lleva mucho oro encima, ¿qué le digo?
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