jueves, 9 de mayo de 2013

Sexo gratis y sardinas



Sabedora de mi gusto por este tipo de publicidad, mi amiga Raquel me enviaba el otro día la foto de este cartel, que por suerte ya había visto con antelación. El cartel se encuentra muy cercano al Mercado Central y lo primero que te topas con él es el mensaje de "Sexo Gratis" "desde hace 90 años". Después de abrir y cerrar un poco los ojos y acercarte se lee mucho mejor el mensaje del Restaurante La Flor de la Sierra que fue fundado en 1925.


El secreto está en leer el mensaje completo: "No importa el sexo con una ración de sardinas. Gratis, la mejor atención desde hace 90 años". Si lo que querían era llamar mi atención, lo hicieron, de todas formas, no conocía el restaurante pero creo que lo seguiré sin conocer, no por la publicidad y más por el poco aprecio que le tengo a las sardinas.


Este tipo de publicación enlaza con una tendencia en la que últimamente se busca llamar la atención a cualquier precio, y si es gratis mejor, como ya os mostré en el post sexo gratis y neumático. Seguiremos informando.

Muchas gracias Raquel.

miércoles, 8 de mayo de 2013

iPhone o Aifon: cuestión de oído



Vueltas me daban los ojos cuando vi este Centro Auditivo en la calle Fernando el Católico, esquina con Bruno Solano en Zaragoza, y es que la diferencia entre un iPhone o un Aifon es algo más que cuestión de oído, son dos palabras homónimas que significan mucho.


Mientras esperaba parado en un semáforo rojo, vi las letras enormes de la tienda, y no pude evitar buscar mi iPhone corriendo para poder hacer una foto del cartel. Aún así, no veía bien de que era la tienda y ardía en curiosidad conmigo mismo.


Ya cuando estaba más cerca, comprobé que era un centro auditivo, y mi iPhone seguía disparando sobre la tienda Aifon para inmortalizar la escena. Continué mi trayecto, pero la sonrisa me duró un buen rato mientras me imaginaba a la gente diciendo a sus amigos o parienta, que se iba a poner un auricular en Aifon, y lo que algunos podrían entender. Marketing de provincias, marketing al límite.

martes, 7 de mayo de 2013

La auténtica marca blanca



Las marcas blancas o marcas genércias son aquellas que pertenecen a una cadena de distribución, especialmente en los hipermercados y los supermercados, y con ellas se camuflan los productos de los fabricantes a un mejor precio. Hasta ahora, de todas formas, no había visto tan visiblemente lo que era una marca blanca hasta que me topé con este cartel de una cervecería en la calle Herrería de Vitoria-Gasteiz.


La marca de Mahou ha perdido todos sus colores como podéis ver en el cartel de abajo de otro bar. Las jarras de cerveza se han quedado sin el líquido amarillo, en la marca de Mahou el color rojo ha desaparecido, al igual que las letras de "Cervezas" de abajo. Sin duda una auténtica marca blanca.


lunes, 6 de mayo de 2013

Pezqueñines, ¡no, gracias!, pero con mercurio lo que quieras



Después de ver ayer el programa de Salvados ¿Qué comemos? se me encoge el cuerpo. Uno se cree que está informado y que aunque vivamos en un estado corrupto y con una casta política que sólo vive para sus intereses propios, temas como la salud y la alimentación son intocables, y hay organismos competentes que se encargan de velar por ellas y de informarnos de los peligros posibles para nuestra alimentación y salud. Pero por desgracia no es así, nos están envenenando a nosotros y a nuestros hijos sin informarnos y sin alertarnos de los problemas que tienen algunos alimentos.


Todos recordamos desde mediados de los años 80 una campaña que nos informaba que no teníamos que comer peces pezqueñines, que siendo muy beneficiosa para evitar acabar con los pescados en nuestros mares, no es perjudicial para nuestra salud. Pero alguien ha visto alguna vez una campaña que nos informe que no se puede comer nada, y digo nada, de atún rojo, pez espada o pescados grandes en mujeres embarazadas o que quieran quedarse embarazadas, ni en niños hasta 3 años, y que hasta los 12 años no deben superarse 50 gramos semanales de estos pescados. Ni la hemos visto esta campaña, ni posiblemente la veremos.


El mercurio es un metal pesado que se encuentra de forma natural en suelo, agua, plantas y animales. La actividad del hombre, al incinerar residuos, al usar combustibles o al hacer funcionar las industrias, multiplica exponencialmente la presencia de mercurio en el medio ambiente.


El mercurio llega al pescado a través de su alimentación, de forma que los peces más grandes, los más depredadores son los que acumulan mayor cantidad de mercurio en sus tejidos grasos y que son incapaces de eliminar de sus organismos. Cuando estos peces llegan a nuestros platos llevan una alta dosis de mercurio.


La toxicidad del mercurio es muy alta, según la Organización Mundial de la Salud, uno de sus compuestos orgánicos, el metilmercurio, es uno de los 6 compuestos químicos más peligrosos. Los efectos que pueden producir el consumo de estos pescados y el mercurio inducen a efectos tóxicos en el sistema nervioso, riñones, hígado y órganos reproductivos, y su mayor riesgo es el neurotóxico. En los niños y embarazos es de especial cuidado por sus problemas neuronales. Sólo de pensar que hasta hace pocos días el pescado emperador era el que más le gustaba a mi niña que todavía no ha cumplido dos años me pongo malo.


En el marisco la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) hace la siguiente recomendación al igual que con los peces grandes y el mercurio: limitar el consumo de la carne oscura localizada en la cabeza de gambas, cangrejos, centollos y similares. Con lo que le gusta a la gente chupar las cabezas de las gambas y muchos de ellos sin saber que están ingiriendo altas dosis de cadmio.


El cuerpo humano no es capaz de asimilar el cadmio y tiende a acumularse en el organismo sin poder ser desechado, especialmente en el hígado y el riñón. Se tardan entre 10 y 30 años en eliminar las dosis de cadmio. La acumulación de altos niveles de cadmio puede provocar disfunción renal, desmineralización de los huesos y, a largo plazo, cáncer.


Las espinacas tampoco se libran de la contaminación y no son recomendables para los menores de 1 año. Y sólo en caso de incluir esta verdura en la papilla, no debería superar el 20% de los ingredientes. El problema son los nitratos, uno de los componentes principales en los fertilizantes y abonos. Hacen que las plantas crezcan más rápido, en sí, no son tóxicos, el problema es que nuestro organismo los trasforma en nitritos y éstos si que son peligrosos, hacen que circule menos oxígeno en nuestro organismo y en combinación con otros aminoacidos puede provocar efectos cancerígenos.


Conociendo ahora el problema de las espinacas para la infancia y que no se informe a la población de estos riesgos, seguro que por no alarmar aunque esté en riesgo nuestra salud, me choca toda la publicidad de estas verduras que se hacía en mi infancia de esta verdura gracias al personaje de Popeye. La pregunta sería el por qué no se hacen campañas similares para desaconsejar el consumo de determinados productos, olvidando los intereses económicos y dándonos cuenta que lo verdaderamente importante son nuestras vidas.


Con las acelgas, un plato muy típico de Aragón, también sucede lo mismo que con las espinacas. En la conciencia que la verdura es buena para nuestra salud, no nos damos cuenta que nos estamos envenenando poco a poco. Fundamentalmente por la combinación de venenos que ingerimos en todos nuestros alimentos, individualmente son pocas cantidades, pero si sumásemos todas las partículas tóxicas que consumimos todos los días, tal vez nos daríamos un gran disgusto. Por contra si que nos marcan las calorías de los productos y los hidratos de carbono, pero no sus riesgos tóxicos, para eso tenemos que ser universitarios.


Os dejo con el programa de Salvados para que saquéis vuestras propias conclusiones, pero una es bien clara, sólo nos informan de lo que quieren, que las cosas suceden es lógico, pero que nosotros podamos tomar nuestras decisiones informados es un derecho por el que deberían velar nuestros gobiernos, aunque ya veo que no es así. Fenomenal labor la que realiza Jordi Évole todos los domingos, destapando de una forma sincera y directa aquello que muchos quieren acallar y que no se conozca.


viernes, 3 de mayo de 2013

Un sueño llamado Naia



Después de casi una semana retomo mis diálogos con el mundo, mis conversaciones mudas llenas de respuestas que durante unos días he tenido que aparcar. Y el motivo se llamaba Naia, mi niña, mi sueño. Llegó después de nueve meses en silencio, después de cruzar los dedos para que todo fuera bien, luchando contra algún susto y con una madre agotada en los últimos meses.


El sábado 27 de abril a las 11:45, en una cesárea programada, madre e hija decidían vivir vidas exentas, pero muy juntas la una de la otra. Batas azules y segundos eternos después, Naia lloraba por vivir, con su cuerpito morado y sus ojos queriéndolo ver todo desde el primer segundo. Su peso, 2'985 kgs., su cuerpo un universo de emociones que empiezaron el otro día y durarán toda una vida. Una vida rodeado de mis tres chicas. Bienvenida Naia, gracias por cumplir mis sueños.
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