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lunes, 9 de septiembre de 2013

Madrid 2020: la Botella medio llena o medio vacía



Madrid tendrá que esperar a ser olímpica. Desde Buenos Aires llegaban malas noticias en un viernes y sábado cargados de euforia y hasta un poco de arrogancia, que se convirtieron en perplejidad, incredulidad y algo de injusticia para todos los que esperábamos que Madrid por fin tuviera sus juegos olímpicos, pero si siempre las historias se pueden contar desde dos puntos de vista en esta ocasión más que nunca se podía ver quienes querían ver la botella medio llena o medio vacía, y entre medio de las dos puede que haya más de un interés puramente deportivo.


Buenos Aires se convertía en el punto final de un viaje en el que ya casi estaban todas las cartas echadas. Según los medios de comunicación españoles España partía como clara ganadora y aunque intentaban sosegar sus palabras dejando algún resquicio a la duda, aportaban datos con todos los apoyos que tenía nuestra delegación dentro de los miembros del Comité Olímpico Internacional. La lluvia torrencial que cayó en el momento de la presentación española parecía convertirse en una metáfora del despertar de una realidad.


La batalla por el tercer intento de ser olímpico había comenzado desde las cenizas de las dos derrotas anteriores, y eso guste o no, se nota. En Madrid 2012 pasó el corte olímpico por detrás de París, pero al final ganó Londres. En Madrid 2016 pasó el corte olímpico por detrás de Tokio, pero al final ganó Río de Janeiro que casi queda eliminada en la primera votación. De esos restos nació Madrid 2020, intentando organizar un proyecto olímpico low-cost y centrando en este valor su principal fuerza. Así se comenzó con una discutida elección de la marca que a muy pocos gustó y que sólo por su poca inversión económica teórica se pretendía justificar, y digo teórica ya que luego una agencia se encargó de cobrar lo que no se había hecho en primera estancia alegando mejoras y otras cosas.


Todo el proyecto se presentaba como sin casi gasto para los ciudadanos madrileños o españoles, el factor de tener casi el 80% de las instalaciones construidas parecía ser el gran valor de nuestra candidatura. Claro error estratégico nacido de los propios miedos internos, en lo que se quería hacer virtud venía escrita la pena. A un Comité Olímpico Internacional que quiere la mayor proyección mediática de unos juegos cargados de espectáculo, pabellones espectaculares y todo lo que contribuya a ingresos publicitarios les puede interesar promover una candidatura low-cost. Pero nuestros políticos y los medios de comunicación seguían creyendo que ese era un valor importante.


Y no quiero decir que no sea importante, pero los valores de nuestra sociedad actual, nos gusten o no nos gusten potencian valores como el espectáculo antes que el esfuerzo personal, aunque todo se pretenda liar y enmarañar para enmascarar los verdaderos objetivos. Un deportista espectáculo acapara casi todo el prime time de las televisiones y los que se esfuerzan pero quedan últimos sin casi medios se convierten en vídeos que se comparten en las redes sociales para aquellos que no quieren ver sólo lo que nos quieren vender desde la caja tonta, que no desde la Caja Mágica.


Por eso si se decide ir en una apuesta ganadora para ganar unas votaciones, nunca se puede ir desde un punto de vista contenido y low-cost, y menos cuando los que lo eligen no tienen ese problema, ya que como he dicho antes, lo que uno considera virtud se puede acabar convirtiendo en nuestra losa. Pero claro está, que lo que no es bueno para unos, era muy bueno como discurso para todos los madrileños y españoles, que después de tanto ajuste y recorte, entendían esta estrategia como la más válida, a la que se sumaba la del propio ego de no ser derrotados por tercera vez.


Pero mientras en España, políticos y medios de comunicación nos querían hacer ver lo que sólo ellos veían, en el resto del mundo lo tenían mucho más claro, y es que desde fuera las cosas se entienden mucho mejor. Imaginemos por ejemplo que sin gastar nada de nuestro dinero tenemos que organizar una fiesta por todo lo alto para vender los valores de la amistad y se nos presentan dos presupuestos, uno ajustado de precio, en el que nos dicen que van a reciclar el 80% de las cosas que van a poner y que lo hacen así porque están en crisis, a poco de ser invertidos y ya era el tercer presupuesto que nos pasaban sin haberles elegido; el segundo presupuesto, por contra, se llena de ilusión, de carteras llenas de dinero y con todo nuevo por construir. ¿Cuál elegiríais?


Por eso fuera de España las apuestas estaban muy claras, Tokio era la clarísima ganadora y Madrid sólo en alguna pequeña ocasión y por muy poco se pudo poner segunda, aunque ocupó casi siempre la tercera posición de las tres candidatas. Alguien puede creer que en este tipo de votaciones importa realmente las emociones, la nostalgia o las buenas intenciones, en detrimento de la repercusión económica y de los negocios añadidos alrededor de unas olimpiadas. ¿Se gana más con una sede reciclada o con una sede por construir?


Además de estos factores, las intervenciones de nuestros políticos fueron penosas, quitando la del príncipe Felipe que parecía más técnico que muchos ellos, las declaraciones y el nivel tan bajo de nuestros representantes, dudo yo que hubieran cambiado cualquier decisión de los miembros del comité a no ser que fuera a cambiar a peor.



Justificar como se puede ver en este vídeo que somos muy majos y muy simpáticos, aunque algunos no, parecen argumentos de muy poco peso para alguien que quiera de verdad conseguir una candidatura olímpica. Cuando algo se quiere se puede conseguir, pero cuando se asiste como convidado de piedra a algo que desde fuera tenían claro que si nos hubiera tocado sería un auténtico problema económico, y para resolverlo se confía en la improvisación y en el bla, bla, bla sin ningún tipo de estrategia pasa lo que pasa.


Y que puedo decir de la alcaldesa Ana Botella, su forma de presentar una candidatura olímpica hace que cualquier trabajo por muy bueno que esté planteado y ejecutado se quede en la anécdota y en un deseo de que no hubiera sucedido. Diversas ruedas de prensa previas la iban dejando como una representante que no tenía categoría para abanderar el proyecto que quería llevar adelante.



Su pronunciación en inglés y el detalle del café con leche en Madrid dejan un claro ejemplo de dónde no hay que llevar una presentación que quiera ser ganadora. Recuerda el discurso a los de la niña de Rajoy o a otros, donde el chascarrillo se come a todo lo bueno que se hubiera podido contar. Sinceramente lamentable.


Y así, con todos estos antecedentes pasó lo que tenía que pasar. Mientras en Buenos Aires se veía muy claro por todos los medios que no eran españoles que Madrid sería la última y Tokio la primera, en España todos se encargaban de hacer crecer una bola y un sueño que sólo veían los que lo querían ver, posiblemente potenciados por otras cúpulas que precisan de otros focos de atención para evitar que se siga poniendo el foco de la noticia donde tal vez interese mucho menos. La pena fue ver la ilusión convertida en desilusión de todos los que al calor de las noticias esperaban algo casi imposible.


Y finalmente, ganó Tokio, una lógica ganadora que aporta seguridad, nuevas instalaciones y valores olímpicos para justificar los verdaderos objetivos económicos del negocio que suponen las olimpiadas. Poco importaba para su elección el factor emocional de que para Tokio sean sus segundas olimpiadas y ni Madrid, ni Estambul han celebrado ninguna, y además, Estambul se ha presentado en cinco de las últimas seis convocatorias, pero los negocios son así. A nadie en el mundo le sorprendió su elección, salvo en España, un dato para reflexionar, sin duda.


A pesar de ello, la delegación madrileña se mostraba contrariada y fuera de cámara indignada. Normal, en todos aquellos que habían ido a apoyar y que encima de la mesa sólo ponían los valores deportivos como gran factor de victoria, pero de la misma forma que en el deporte no siempre gana el mejor, así hay que entender esta nueva derrota. Las palabras vacías y los discursos que defienden mentiras que sostienen a un gobierno que vive del desconocimiento de los ciudadanos, tiene en lo que ha pasado en Buenos Aires su más claro ejemplo.



Por suerte, ante las cámaras el Principe Felipe aguantaba el tipo y deportivamente aceptaba una derrota. Por pena, seguro que a la vuelta se intentan minimizar las verdaderas razones de la elección perdida, y como nos tienen acostumbrados nuestros políticos a no asumir errores y achacárselos a los demás.


No quiero acabar esta reflexión sin felicitar a todos aquellos que de corazón creen en el espíritu olímpico y que ajenos a los compadreos que se ejecutan en los despachos, no entenderán nunca como pueden suceder todas estas cosas. Sus valores son los que no debemos perder nunca y con ello y una buena estrategia y decisión se podrá conseguir ver a Madrid como sede de unas olimpiadas.



De todas formas, después de ver este vídeo uno puede sacar unas conclusiones muy claras del por qué no hemos ganado una vez más la sede olímpica de Madrid, y es que tal vez, haya una persona que es gafe en todos estos asuntos. Habría que reflexionarlo para la próxima vez.

viernes, 21 de junio de 2013

La Berta y Campofrío



Estas semanas pasadas sorprendía una campaña de Campofrío en todas las televisiones, un homenaje para todos los mayores, que no son ni viejos, ni veteranos, ni tercera edad. Lo vi una primera vez y me quedé con un brillante copy y unos planos muy cuidados de imagen, pero no me fije bien en el anuncio. La siguiente vez que lo vi, cual fue mi sorpresa cuando identifiqué a una de las mayores que salen en el anuncio, y que no era otra que la Berta que me había vendido la casa en Asturias.


No me lo podía creer, y al principio pensé que me había equivocado y que sería un parecido razonable, pero no, lo busqué en internet y con la tranquilidad y la pausa que da el verlo plano a plano, no me quedaba duda, la Berta era una de las protagonistas del spot. Además, Berta, cumple perfectamente el perfil del anuncio, activa, movida, temeraria en ocasiones, reparte ahora los inviernos del sol de Benidorm con los veranos en Asturias mientras alquila a un montón de turistas algunas de sus casas.


No podía ser otra, la Berta jugando a la brisca daba lo mejor de sí misma, el teatro que hacía en Llanes los últimos años le había ayudado a interpretar muy bien su papel. Su energía se notaba en esta mujer enérgica que siempre está haciendo cosas, es un no parar esta portuguesa, asturiana de adopción. Así que no puedo por menos que felicitar a los del casting del anuncio, y por supuesto a Berta, que en pocos días la veré por Asturias.


El anuncio es de McCann Erickson, que bajo el lema "Hay algo mejor que llegar a los 90, poder disfrutarlo", muestra en un tono brillante y positivo los beneficios del producto. Por ponerle algo, huele demasiado a estos anuncios que ahora se quieren sumar a una moda social, lo que provoca que al final pierdan credibilidad si no se soportan sus argumentos con verdaderos hechos reales. El spot en rodaje y dirección de arte está espectacular.



viernes, 10 de mayo de 2013

Aquella peli en NO-3D



No sé muy bien como pero el otro día vino a mi cabeza la primera vez que TVE emitía una película en 3D. La película era Fort Ti, un western condenado a pasar sin pena ni gloria de no ser por la innovación tecnológica que suponían las tres dimensiones. Para tan insigne acontecimiento la película se programó para el día de reyes de 1984, y yo con mis 15 años de adolescencia prematura y el primer año de instituto lo viví todo aquello como si se tratase de una revolución tecnológica de primer nivel. los carteles y toda la publicidad vendían ese efecto de salirse de la pantalla como la gran novedad en algo que llamaban "Natural Vision 3 Dimension".


Era la TVE de aquellos años una televisión de dos canales, con televisiones en color en las casas, pero todavía en muchas con televisiones en blanco y negro. Era la televisión de Eurovisión, del Un, dos, tres,…, de La Clave y de Historias para no dormir. Aquellas Navidades habían dado paso al nuevo año de Orwell, y por todos los lados se anunciaba que el día de Reyes se emitiría la primera película en 3D de la televisión española.


Se realizó una promoción brutal y en la prensa y revistas se vendían las gafas para poder ver la película y se agotaban al instante. Las madres tenían que tirar de influencias con los quiosqueros para intentar conseguir un par de ellas y que sus hijos pudieran ver tan insigne evento. Otros se tuvieron que apañar con papel celofán y cartulina para fabricarse unas. Sólo se podía ver en televisores en color, pero recuerdo que alguno lo intentó con los de blanco y negro. Aquel día de Reyes todos nos apostamos frente al televisor para ver la película, ya sin comenzar todos teníamos las gafas puestas por casa intentando mirar las cosas para encontrar el 3D en alguna lámpara o jarrón seudochino.


La película iba a comenzar, a las dos menos cuarto, nadie pestañeaba en casa, aparecían de repente los títulos, apretábamos bien los ojos para intentar ver el 3D en su mayor plenitud, hasta gritábamos ¡qué chulo!, a los pocos segundos comenzamos a ver algo raro, eso del 3D no era para tanto, le volvimos a dar unos minutos de cortesía, hasta que no lo pudimos evitar y nos quitamos las gafas. Para nuestra pena se veía igual con gafas que sin gafas, pero nadie se atrevía a decir nada. Miraba a mi hermano y seguía mirando impertérrito con sus gafas. Tal vez él estaba haciendo algo que yo no hacía. Me restregué los ojos y seguí mirando la película.


Por un momento, me olvidé del 3D y me centré en la película, un western de William Castle de 1953 sobre franceses, ingleses e indios en la América colonial. La película más que mediocre era mala, pero aguardaba impaciente a que apareciera el famoso efecto 3D. Por suerte esperaba sentado, los cuchillos, las flechas y los puñetazos se lanzaban, pero no salían de la pantalla. Por motivos técnicos TVE no pudo emitir la versión en 3D y emitieron la normal, pero mi hermano y mucha gente me aseguraban que la habían visto en 3D, y yo me lamentaba de mi poca pericia a la hora de poder ver las tres dimensiones, tendría que ir al oftalmólogo para que me mirara bien la vista.


Pero no, no fue un error mío, parece ser que el error estaba en las gafas que se habían proporcionado, o eso dijeron los medios de la época, aunque probablemente estuvo en la emisión. Se hablaba de timo, estafa, de las gafas de Calviño, y de muchas cosas más, ya que aquellas gafas sólo las podía vender una empresa, que las vendía en un paquete de tres al precio de 125 ptas. Otros fabricantes, sacaron otras con rapidez durante esos días al precio de 40 ptas. la unidad, pero ninguna funcionó.


Mientras, en esos mismos días, al calor de las 3 dimensiones se emitía la tercera entrega de Tiburón, "Jaws 3" que estaba en 3D y en la que sí se podían ver los efectos tridimensionales. Los días de vuelta al instituto después de las vacaciones navideñas se convirtieron en un debate de los que habían visto las tres dimensiones y los que no lo habían visto, por suerte, la mente es más fuerte que la realidad en muchos casos.


Después de aquello, las tres dimensiones se quedaron bastante aletargadas y quitando alguna película en el cine de Freddy Krueger en 3D, pocas más había visto. La tecnología ahora se ha socializado y un nuevo empuje se lleva dando desde hace unos años, principalmente por las salas de cine, para proyectar películas en 3D y frenar la desbandada de las salas frente a una cada vez mayor piratería de películas en casa. Las televisiones también lo han implementado en muchos casos, pero todavía queda mucho por avanzar en cuanto a comodidad y cansancio.


Las experiencias son distintas, pero nunca podré olvidar aquella peli en NO-3D que muchos vieron en tres dimensiones y en lo que lo menos importante era le película en sí misma. Me gustaría saber dónde están ahora las famosas gafas de Calviño y si realmente fue un timo generalizado que se silenció en ese momento.

lunes, 6 de mayo de 2013

Pezqueñines, ¡no, gracias!, pero con mercurio lo que quieras



Después de ver ayer el programa de Salvados ¿Qué comemos? se me encoge el cuerpo. Uno se cree que está informado y que aunque vivamos en un estado corrupto y con una casta política que sólo vive para sus intereses propios, temas como la salud y la alimentación son intocables, y hay organismos competentes que se encargan de velar por ellas y de informarnos de los peligros posibles para nuestra alimentación y salud. Pero por desgracia no es así, nos están envenenando a nosotros y a nuestros hijos sin informarnos y sin alertarnos de los problemas que tienen algunos alimentos.


Todos recordamos desde mediados de los años 80 una campaña que nos informaba que no teníamos que comer peces pezqueñines, que siendo muy beneficiosa para evitar acabar con los pescados en nuestros mares, no es perjudicial para nuestra salud. Pero alguien ha visto alguna vez una campaña que nos informe que no se puede comer nada, y digo nada, de atún rojo, pez espada o pescados grandes en mujeres embarazadas o que quieran quedarse embarazadas, ni en niños hasta 3 años, y que hasta los 12 años no deben superarse 50 gramos semanales de estos pescados. Ni la hemos visto esta campaña, ni posiblemente la veremos.


El mercurio es un metal pesado que se encuentra de forma natural en suelo, agua, plantas y animales. La actividad del hombre, al incinerar residuos, al usar combustibles o al hacer funcionar las industrias, multiplica exponencialmente la presencia de mercurio en el medio ambiente.


El mercurio llega al pescado a través de su alimentación, de forma que los peces más grandes, los más depredadores son los que acumulan mayor cantidad de mercurio en sus tejidos grasos y que son incapaces de eliminar de sus organismos. Cuando estos peces llegan a nuestros platos llevan una alta dosis de mercurio.


La toxicidad del mercurio es muy alta, según la Organización Mundial de la Salud, uno de sus compuestos orgánicos, el metilmercurio, es uno de los 6 compuestos químicos más peligrosos. Los efectos que pueden producir el consumo de estos pescados y el mercurio inducen a efectos tóxicos en el sistema nervioso, riñones, hígado y órganos reproductivos, y su mayor riesgo es el neurotóxico. En los niños y embarazos es de especial cuidado por sus problemas neuronales. Sólo de pensar que hasta hace pocos días el pescado emperador era el que más le gustaba a mi niña que todavía no ha cumplido dos años me pongo malo.


En el marisco la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) hace la siguiente recomendación al igual que con los peces grandes y el mercurio: limitar el consumo de la carne oscura localizada en la cabeza de gambas, cangrejos, centollos y similares. Con lo que le gusta a la gente chupar las cabezas de las gambas y muchos de ellos sin saber que están ingiriendo altas dosis de cadmio.


El cuerpo humano no es capaz de asimilar el cadmio y tiende a acumularse en el organismo sin poder ser desechado, especialmente en el hígado y el riñón. Se tardan entre 10 y 30 años en eliminar las dosis de cadmio. La acumulación de altos niveles de cadmio puede provocar disfunción renal, desmineralización de los huesos y, a largo plazo, cáncer.


Las espinacas tampoco se libran de la contaminación y no son recomendables para los menores de 1 año. Y sólo en caso de incluir esta verdura en la papilla, no debería superar el 20% de los ingredientes. El problema son los nitratos, uno de los componentes principales en los fertilizantes y abonos. Hacen que las plantas crezcan más rápido, en sí, no son tóxicos, el problema es que nuestro organismo los trasforma en nitritos y éstos si que son peligrosos, hacen que circule menos oxígeno en nuestro organismo y en combinación con otros aminoacidos puede provocar efectos cancerígenos.


Conociendo ahora el problema de las espinacas para la infancia y que no se informe a la población de estos riesgos, seguro que por no alarmar aunque esté en riesgo nuestra salud, me choca toda la publicidad de estas verduras que se hacía en mi infancia de esta verdura gracias al personaje de Popeye. La pregunta sería el por qué no se hacen campañas similares para desaconsejar el consumo de determinados productos, olvidando los intereses económicos y dándonos cuenta que lo verdaderamente importante son nuestras vidas.


Con las acelgas, un plato muy típico de Aragón, también sucede lo mismo que con las espinacas. En la conciencia que la verdura es buena para nuestra salud, no nos damos cuenta que nos estamos envenenando poco a poco. Fundamentalmente por la combinación de venenos que ingerimos en todos nuestros alimentos, individualmente son pocas cantidades, pero si sumásemos todas las partículas tóxicas que consumimos todos los días, tal vez nos daríamos un gran disgusto. Por contra si que nos marcan las calorías de los productos y los hidratos de carbono, pero no sus riesgos tóxicos, para eso tenemos que ser universitarios.


Os dejo con el programa de Salvados para que saquéis vuestras propias conclusiones, pero una es bien clara, sólo nos informan de lo que quieren, que las cosas suceden es lógico, pero que nosotros podamos tomar nuestras decisiones informados es un derecho por el que deberían velar nuestros gobiernos, aunque ya veo que no es así. Fenomenal labor la que realiza Jordi Évole todos los domingos, destapando de una forma sincera y directa aquello que muchos quieren acallar y que no se conozca.


jueves, 4 de abril de 2013

Rajoy I, el ausente



Hay determinadas cosas que creo que no se deberían permitir, y que sucedan nos indican claramente el nivel humano de las personas que nos dirigen. No entraré en analizar los buenos augurios que nos emplaza "nuestro" presidente Rajoy I, el ausente, en lo referente a la economía, en lo que nuevamente es un bla, bla, bla. Lo verdaderamente importante es el cómo lo hace y cómo lo dice. Tras tres meses sin comparecer ante los periodistas en España, ni ante los españoles, lo hace una vez más parapetado ante un plasma, sin dar la cara y sin aceptar preguntas. Además de una crisis económica, tenemos una gran crisis ética.


De la primera dicen que nos sacan el año que viene, y curiosamente nadie se lo cree, de la segunda, de la crisis ética, a cada día que pasa nos empujan hacia un final más dramático, colocando mucha más presión y dinamita en una gente harta de dar la cara por sus políticos, de pagar sus platos rotos y los de los banqueros, harta de sufrir recortes que ellos no se aplican, para que luego salgan a hablarles desde un plasma, con toda la protección que les otorgan sus amigotes y dispuestos a contar todas las mentiras que hagan falta con la impunidad que da el saber que nadie te puede contestar.


Los periodistas, en un puro ejercicio de no saber bien que hacer, estoy seguro que más de uno se habría marchado y habría dejado a esa televisión hablando sola, que era lo que realmente estaba sucediendo, pero entiendo que la imagen que ayer nos pudieron mostrar era tremendamente reveladora. Por momentos me recordaba ese plano de las películas apocalípticas en las que tras invadirnos los alienígenas o marcianos, el presidente de los Estados Unidos emitía un mensaje a todos los ciudadanos, bien protegido en su avión para que nadie le hiciera nada. Y en cierta forma lo de ayer fue así.


Alguien se imagina al presidente de los Estados Unidos de América dando una rueda de prensa, en un plasma de televisión, estando en el cuarto de al lado. Los pueblos, si se quieren llamar sensatos, tienen que ir más allá de las ideologías y valorar a las personas que tienen delante. Evitar preguntas y no dar la cara a los problemas es un signo evidente de ineficacia, derrotismo y manipulación, mucho más propio de los dirigentes que no tienen nada de democráticos.


Es más, en la mayoría de países hay todo un respeto institucional hacia las ruedas de prensa, los políticos no sólo representan a sus ciudadanos el día en que ganan las elecciones, tienen la obligación de responder y dar la cara siempre que se lo solicite la ciudadanía. El respeto entre políticos y periodistas es tremendamente profesional y en muchas democracias estas faltas de respeto no pasarían tan en balde si los propios periodistas no se dejaran perder en ocasiones por sus forofas tendencias políticas.



Pero "nuestro" presidente desde hace más de tres meses y subiendo no ha hecho declaraciones en nuestro país, tan sólo fuera de él, y controlando las preguntas que le hacían. Si tan convencido está como presidente que el respeto que les debe a todos los españoles es dar la callada por respuesta o bien dejar que le vean por un plasma, sería todo un detalle que hiciera lo mismo en Europa o en cualquiera de sus visitas protocolarias al extranjero, veríamos que decían de él si sólo lo vieran en un televisor, y creo que no serían adjetivos muy halagadores.


Lejos quedan los momentos de período electoral en el que "nuestro" presidente paseaba por la calle y se liaba a estrechar manos de ciudadanos, prometiendo y prometiendo lo que luego no se ha cumplido. Visitaba mercados de abastos, colegios, asociaciones,… todos con palabras bonitas, grandes abrazos y choques de mano, para ahora verlos a través de un plasma.


Está claro que una vez que se consiguen los votos, el trato hacia los ciudadanos cambia, y donde antes había cariño y afecto, ahora hay desprecio y distancia. Lamentablemente, cuando se acerquen los momentos electorales todo volverá a repetirse de nuevo, y se les llenará la boca de decir que practican la transparencia, lástima que confundan transparencia con invisibilidad.


Pero que puede decir un "presidente" que en su perfil de Facebook apenas tiene 90.399 fans, ni sus propios votantes le siguen. Tengamos en cuenta que Kiko Matamoros tiene 108.082 fans, el artista Hueccø 111.664 fans, el propio programa Sálvame 119.928 fans, pero muy lejos de los 10.266.374 de Iker Casillas, los 44.116.384 de Leo Messi o los estratosféricos de 56.244.470 de Ronaldo. También destaca que las imágenes que usan de la declaración que dio en el plasma ponen unas fotos como si las hubiera hecho delante de todos los periodistas, a quién querrán engañar.


En la del Partido Popular pasa un poco de lo mismo, pero con tan sólo 54.797 seguidores, y un más que curioso hashtag #LasmedidasdeRajoy, hay que reconocer que aunque sean políticos y con la que les está cayendo humor no les falta.


Así es como actua "nuestro" presidente, un político que sin lugar a duda se está ganando a pulso el título de Rajoy I, el ausente. Ciertamente muy triste.

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