jueves, 31 de mayo de 2012

Reencuentro IX: Museo Catedralicio de Jaén



Volvemos a bajar al antiguo panteón de los canónigos, y vemos una escalera que hacia abajo conduce al museo catedralicio, allí nos dicen que para poder bajar tenemos que salir y volver a entrar, ya que hay que pagar entrada, son los laberintos que tiene la cultura en España.


Como buenos chicos hicimos lo mandado, Rafa pagó las entradas, imposible resultó cualquiera de mis otras ofertas, y volvimos como en un déjà vu a la misma sala capitular de la que habíamos salido, ahora sí, el hombre nos dejó descender por esa escalera que hasta entonces, y sin entrada, nos tenía vetada la entrada.


Descendimos por unas escaleras de piedra, adosadas posteriormente a la estructura, sobre grandes muros y bloques de piedra, como si viajáramos dentro de un castillo, allí enseguida, sobre unos arcos y con la elevación que aportaban las escaleras se comenzaba a ver un solitario museo que distribuido en tres salas se ubica debajo de la sala capitular y la sacristía de la catedral.


Virgen Dolorosa. Santiago Ydañez. 2009.
Este impresionante cuadro te recibe casi antes de entrar, es una obra donada hace poco por el artista jienense Ydañez y es una representación muy personal de un cuadro de una dolorosa que existe en la iglesia de San Antonio, en Cádiz. El cuadro destaca sobre manera en la sala haciéndose dueño de la misma, el encuadre trabaja capturando la atención y resolviendo el resto de la imagen en la mente. Me gusta principalmente la humanidad que desprende y la lectura profana o religiosa que se puede hacer del mismo cuadro.


Nada más entrar en la sala nos encontramos con un San Matías, un santo que me ha tocado poco ver en obra pictórica, y del que tampoco se suele hablar mucho, es un santo que me cae especialmente bien, ya que además de su vicisitudes religiosas en las que le tocó ser por sorteo el apóstol sucesor de Judas Iscariote tras su defección (nunca sabremos si quería realmente recoger el premio), es el nombre que tuvo mi primer antepasado Goñi en Leache, y el mote que tuvieron mi abuelo, mi tío y yo mismo.


Un poco más adelante y sobre unas vitrinas nos espera un niño Jesús campechano, casi como un autómata, exento de pelo, con mirada triste y rosados pómulos, fuerte de tronco y de piernas pequeñas, que consigue atraer mi atención entre tanta obra de retablos policromados y cuadros de grandes marcos preferiblemente de obra barroca que cuelgan de las paredes.


Piedad. Pedro Machuca. Siglo XVI. Óleo sobre madera.
En uno de los laterales la solemnidad de Pedro Machuca cautiva. El pintor y arquitecto renacentista de Toledo que tanta obra dejó en la ciudad de Jaén, el discípulo de Miguel Ángel hizo pocos cuadros dejó bastantes en la Catedral de Jaén, donde también se encuentran la Virgen de la Cinta, el Retablo de la Consolación, que fue destruido en la guerra civil, y esta obra de la Piedad. Frente a otros de sus cuadros destaca por su solemnidad y quietud, el equilibrio manifiesto sólo trabajado en horizontales y verticales que produce una honda sensación de paz y silencio.


Poco a poco vamos accediendo al museo que se muestra en muchos casos como un laberinto en el que nos perdemos para volver a empezar, con mesas y figuras que cierran el pasillo central y obligan a dar la vuelta una vez vista la sala completa.


Santo Tomás de Villanueva. Anónimo.
Aquí se retrata a Santo Tomás de Villanueva, religioso agustino de origen valenciano que llegó a obispo. Este santo se caracterizó por su gran austeridad y por el ejercicio de la caridad y de las limosnas, y principalmente dando trabajo a los pobres.


San Pedro Arbués. Anónimo.
En este un cuadro nos cuenta el martirio de San Pedro Arbués, santo nacido en Zaragoza en 1441 y acuchillado el 17 de septiembre de 1485 por un grupo de judeoconversos en la Seo de Zaragoza. Tomás de Torquemada había nombrado en 1484 a Pedro Arbués como inquisidor de Aragón, lo que provocó en los aragoneses miedo a perder sus fueros, así, mientras rezaba arrodillado en el altar mayor de la Seo de Zaragoza, fue acuchillado por ocho asesinos, que fueron detenidos posteriormente y ajusticiados en autos de fe desde el 30 de junio al 15 de diciembre de 1486.


San Pedro. Atribuida a Sebastián Martínez. Hacia 1660.
Óleo sobre lienzo. Medidas 1,02 x 0,93 x 0,05 m. (con marco)
Me gustó el rostro de este San Pedro por su crudeza y realismo, jugando con el claroscuro y sin dejar de potenciar su vejez. Sebastián Martínez Domedel nación en Jaén en el 1615 y posee diferente obra en la Catedral de Jaén, como son los lienzos del retablo de la Santa Faz, el San Sebastián, el Cristo Crucificad y diferentes cuadros que se encuentran dispersos por toda la catedral.


San Pablo. Anónimo español. Siglo XVII.
Óleo sobre lienzo. Medidas 1,32 x 1,13 x 0,07 m. (con marco).
Desde un cuadro todo en negro surgía una cara intrigante, desaparecido por el tiempo todo el cuerpo un hombre de mirada tranquila y afable nos miraba con seriedad.


En este cuadro se podía ver a un Jesucristo de gruesas proporciones, con influencias de la escuela de Rubens. Angelotes y nubes en claro contraste con el azul-grana de las túnicas de Jesucristo.


En otra de las salas entramos en un mundo de vitrinas repletas de oro y plata, con candelabros, sacras, cálices, copones, custodias, cruces de altar, vinajeras, cajas de taracea, portaviáticos, báculos, incensiarios, principios de cita, portapaces, ostiarios, rostrillos, campanillas, crismeras y multitud de elementos como el relicario se ve en la fotografía.


Relieve de la Última Cena. Atribuido a Gutierre Gierero o Jerónimo Quijano.
Volvemos sobre nuestros pasos y me paro a ver de nuevo con más detenimiento la talla del relieve de la última cena, destaca el matiz de su talla, calidad que luego llevo cualquiera de los dos artistas al coro de la catedral de la Asunción de Jaén.


Flagelación. Alonso de Baena. Siglo XVII.
Un cuadro que necesitaría una restauración, muy oscuro, pero de gran dramatismo, apenas en la actualidad se ve la mano que agarra a Cristo desde el cuello, un Cristo en completa tensión pero con un rostro relajado.


Así acabamos la visita al Museo Catedralicio de Jaén, dejando a nuestras espaldas el suelo ajedrezado y cuadros y esculturas, que aunque muchas de importancia menor, te sumergen por un rato en el importante material de arte sacro de la Catedral de Jaén.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Reencuentro VIII: Splendor Europae



Marchamos por uno de los laterales de la catedral, altos muros de piedra con enmarcados balcones nos guiaban por un solitario camino que al final se abría en unas escaleras de piedra. Ascendimos hacia las alturas para llegar al final a un conjunto de arcadas desde las que se divisaban con amplitud parte de Jaén y una de las torres de la catedral, la que se encuentra desnuda de campanas.


Desde este lateral la iglesia se mostraba con sus líneas renacentistas y mucho más austera que la fachada barroca. Sus paredes limpias reflejaban la luz del sol con fuerza y luminosidad.


A la izquierda se veían parte de los tejados de Jaén, y a sus pies se abrían calles pequeñas de accidentados caminos. Al fondo la sierra con sus montañas, apuntaba el verde entre el cielo.


Justo en frente teníamos la exposición Splendor Europae, Arte Europeo en la Diócesis de Jaén, que estaba en la Sala de Exposiciones Deán Martínez de Mazas hasta el próximo 11 de junio de 2012. En las salas dominaba la piedra de gruesos muros sobre suelos rojizos, todo en un ambiente silencioso y con cuadros mal iluminados en los que los focos proyectan directamente sobre la pintura. En toda la exposición fuimos recorriendo diferentes salas como la de Andrés de Vandelvira, Juan de Aranda Salazar, Eufrasio López de Rojas y Fray Diego José de Cádiz en la que se ilustran tres conceptos: España y el Mediterráneo, Modelos y referencias, y España y los países del norte. Muy pronto nos topamos con el cuadro que ilustra la exposición de el Greco y con otras obras que llamaron mi curiosidad:


La oración en el huerto. El Greco. Entre 1597 y 1607.
Óleo sobre lienzo. 169x112 cm. Iglesia de Santa María la Mayor de Andújar.
Excelente cuadro del Greco, en el que destaca una escena partida en dos partes, en la superior Cristo con el ángel, la luz y la oscuridad sobre un peñasco, con un Jesús reverente plagado de composiciones triangulares. En un primer plano se encuentran los apóstoles Pedro, Juan y Santiago que se encuentran en escorzo descansando y dando profundidad al cuadro. Al fondo Judas aparece en escena mostrando la traición. Todo el cuadro en tonos pardos y verdes, destacando la túnica morada-cárdena de Jesús en el centro. Equilibrio y ruptura entre telas que se pliegan a los cuerpos en composiciones armónicas.


La oración en el huertoEl Greco. 1590.
Óleo sobre lienzo. 104x117 cm. Museo de Arte de Toledo.
Esta obra no estaba en la exposición, pero la coloco para ver como en este caso el Greco utiliza los mismos elementos pero en composición apaisada, el ángel en idéntica posición, cristo y los apóstoles, también en idéntica pose. En esta composición se trabaja peor la profundidad aunque se genera una composición en X de bella factura.


Crucifijo-relicario de Don Marcelo de la Peña. Anónimo italiano. Anterior a 1637.
Bronce dorado, ébano y óleo sobre cobre. 166x50x19 cm. Catedral de Jaén.
Fue regalada al templo de Jaén por el canónigo don Marcelo de la Peña en 1637. Destaca por su solemnidad y por los diminutos óleos que hay sobre el relicario, todo un ejercicio de miniaturismo. Al fondo en algunas cristaleras se podían apreciar vistas de la solemene catedral por dentro.


Inmaculada. Giuseppe Cesari, Caballero de Arpino. Hacia 1600-1626
Óleo sobre lienzo. 213,5x141,5 cm (sin marco). Iglesia parroquial de Santa María la Mayor, Andujar (Jaén).
En este cuadro, con algún angelote de cara rara, destaca la simétrica composición de la virgen inmaculada, que sobre la media luna y un paisaje de época, resalta entre el claroscuro de su capa y la luminosidad de su faz y vestido.


Virgen de la luz. Mathias de Mare. 1763
Óleo sobre lienzo. 210x170 cm. Iglesia parroquial de la Asunción, Jódar (Jaén).
En este cuadro me destaca la tranquilidad de la escena, por un lado la serenidad de la virgen sosteniendo al niño, y por otro en su mano derecha con un tridente que clava sobre un demonio en el infierno.


En este otro cuadro podemos ver el momento de la lanzada, tensión contenida sobre diagonales que contrastan por la serenidad del cristo crucificado y el caballo, al fondo una ciudad tenebrosa que anuncia lo que va a suceder.


Sagrada Familia (Alegoría del silencio). Copia de Lavinia Fontana. 1589.
Óleo sobre lienzo. 142x110 cm. Catedral de Jaén.
La obra original la realizó Laviana Fontana (Bolonia 1552 - Roma 1614) para la colección de Felipe II, por encargo del cardenal Francisco Pacheco en 1587, cuando el artista estaba en Roma. Curioso cuerpo de niño y sutil baile de manos que concluyen con un gesto de silencio que impregna todo el cuadro.


Me gustó este descendimiento con la Piedad escoltada por ángeles en disposición triangular, con un cristo radiante de luz sobre el alto relieve.


Relicario de Santa Cecilia:
Las últimas investigaciones la centran en los talleres de la ciudad alemana de Augsburgo hacia 1645. Esta obra fue un regalo del que fuera obispo de la diócesis de Jaén don Agustín Rubín de Ceballos (1780-1793), que lo adquirió en Madrid donde residía desde que fuera nombrado inquisidor general. En 1791 era enviado a la Catedral escoltado y guiado por el cosario Paredes.


Sorprende este relicario como si fuera una casa de muñecas, en la parte inferior, y en oro, unos músicos tocan sus instrumentos.


Tríptico de la adoración de los Magos. Anónimo flamenco. Taller de Amberes. Hacia 1520.
Óleo sobre tabla 100 x 71 cm. (central), 90 x 36 cm (laterales). Iglesia Parroquial de San Pablo, Baeza, Jaén.
Precioso tríptico repleto de escenas y cuidados personajes en el que se muestran diferentes escenas de la adoración en ambiente de época.


En esta escena de la adoración de los reyes magos destaca por su opulencia y riqueza con unos personajes y tocados claramente definidos y trabajados, no falta ningún detalle.


Aquí podéis apreciar lo bien que están trabajados los personajes, en pinceladas que crean volumetrías a base de sombras con cada uno de ellos haciendo algo pero interactuando muy poco entre sí.


Seguimos repasando la exposición sin perder detalle de ninguna de las obras, y después de un buen rato disfrutando de obras originales y copias de alta calidad, volvimos a descender para ver el Museo de la Catedral de Jaén.

martes, 29 de mayo de 2012

Reencuentro VII: La Catedral de Jaén I



Caminábamos hacia arriba, en semicuesta y la Catedral de la Asunción cada vez se hacía más grande, ya en la plaza de Santa María frente al Palacio Municipal y Episcopal se mostraba altiva, protegida por una verja la fachada principal levantada en 1667 por Eufrasio López de Rojas. Su planta y apariencia recuerda a otras catedrales posteriores en el suelo americano. Nada queda de la antigua mezquita que Fernando III el Santo consagró como iglesia, y muy poco de la catedral gótica que se reconstruyó tras un incendio en 1494 con el mandato del obispo Osorio de Acuña.


La fachada en todas sus caras recuerda su origen renacentista, asentando en la armonía la fusión de sus estilos. En 1540 comenzó el proyecto Pedro de Vandelvira, al que le sucedió su hijo Andrés, 22 años después. Tras la muerte de Andrés de Vandelvira le reemplazó su ayudante Alonso Barba, que dirigió el proyecto siguiendo fielmente las instrucciones de su maestro.


En las paredes traseras, en la fachada oriental, se conservan los restos más antiguos de la catedral, como es el friso gótico flamígero de Enrique Egas en el 1500 y sobre el que se muestran diferentes figuras en sus esquinas y recovecos.


En una de ellas se encuentra la famosa "Mona" o "Bafumet", colocada sobre una esquina, sentado en cuclillas con barba partida y turbante, que según otras fuentes bien podría ser el mismo Enrique Egas orgulloso de su obra o algún maestro cantero.


Desde lo alto del friso parece que ni nos mira, a todos los que paramos junto a él para poder ver a la "mona" de la Catedral de Jaén, él imperturbable mira hacia el horizonte como tan sólo lo que es o con lo que en lectura templaria podría ser, al igual que la que en idéntica forma se encuentra en la catedral de Notre-Dame de París.


En otros rincones aguantan animales fantasmagóricos que conviven entre los adornos florales góticos, cables perdidos y hierbas que salen de entre las rocas.


En la parte de atrás, una puerta envejecida por el tiempo mira desde la parte de atrás la escultura de Pedro de Vandelvira, la Casa Almansa y diversas tiendas de regalos y recuerdos.


Doblamos por la pared de la catedral que continua en reformas y se podía ver una de las torres gemelas que enmarcan la fachada, y que siguen las líneas horizontales que fraccionan a la misma. En la parte superior una balaustrada rodea la cúpula semiesférica sobre planta octogonal, y se pueden ver en la torre norte las nueve campanas de su interior.


La planta de la catedral tiene forma de cruz latina, y en la parte superior se encuentra la Sacristía Mayor y la iglesia del Sagrario. Sobre su techumbre una logia de doce metros la recorre desde la puerta del Sagrario hasta la fachada principal, en la base una valla de piedra de más de un metro de altura y con una verja de hierro forjado de cuatro metros de altura con pilares que se encuentran coronados por piñas.


En la imponente fachada principal destacan diferentes puertas, entre ellas la de los fieles con un relieve que representa a San Miguel realizado por Julián Roldán, que también realizó la de la puerta del Perdón con la imagen de la Asunción. Se muestra a San Miguel, jefe de los ejércitos celestiales, espada en mano luchando contra Satanás y sus legiones de demonios en el abismo del infierno.


En la puerta del clero la imagen central de la sobrepuerta es la de Santa Catalina, patrona de la ciudad de Jaén, realizada por Lucas González. La santa, armada de una espada y dedicada a la unión mística con Cristo, en la escultura se muestra la máquina con ruedas de pinchos con la que fue torturada Santa Catalina. Es la santa que cuenta la leyenda se apareció a Fernando III cuando estaba dispuesto a abandonar la conquista de la ciudad.


La fachada principal diseñada por Eufrasio López de Rojas en 1667 y acabada 21 años después por su discípulo Blas Antonio Delgado, es una joya del barroco español, casi cuadrada con 32 m. de altura por 33 m. de achura, sin incluir las torres. Casi todas las esculturas de la fachada son de Pedro Roldán, el escultor sevillano del barroco español y discípulo de Alonso de Mena. En la parte central se encuentran de izquierda a derecha, San Mateo y San Juan, San Fernando, San Lucas y San Marcos.


La figura de San Fernando es el motivo central de la fachada, alzado sobre la balaustrada, recuerda la figura de Fernando III de Castilla, recordando la conquista de Jaén. La escultura es obra de Roldán que también realizaría la que se encuentra en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla y que fue después dorada por una hija del pintor Juan Valdés Leal. San Fernando muestra en una mano la espada de la conquista y en la otra el orbe.


San Agustín se muestra en un extremo, con su pluma y su libro. Al fondo se puede apreciar como las hierbas nacen desde las grietas de las piedras, dando un toque de color verde sobre la fachada de piedra.


Al otro lado se encuentra San Ambrosio, también con pluma y libro, el santo que se enfrentara a Teodosio y consiguió doblegar la autoridad del emperador ante la de la iglesia, también fue el santo que prohibió los Juegos Olímpicos junto con el mismo emperador Teodosio I.


Aquí podemos ver a San Lucas, uno de los cuatro apóstoles que se encuentran en la parte central y que también son obra de Pedro Roldán. En este caso la pluma ha desaparecido, pero en la otra porta sus evangelios.


Aquí podemos ver a San Mateo y San Juan, veteranía frente a juventud, todos con sus evangelios en la mano.


Debajo de las esculturas se muestra la profusa fachada barroca, decorada con florituras y arcos corintios, junto a balcones de medio punto sobre los que se exponía el Santo Rostro para bendecir a las tierras y las gentes de Jaén. Sobre los pilares de la valla exterior piñas florales que apuntan hacia el cielo.


Sobre la torre norte la estela de un avión simula la chimenea de la torre norte. Después de algunas llamadas y un poco de descanso nos dirigimos hacia el cuerpo lateral oriental camino de la exposición Splendor Europae en la Sala de Exposiciones Deán Martínez de Mazas que se encuentra en la parte superior del templo.

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