Bankiarrota

Es asombrosa la facilidad con que los políticos le quieren dar la vuelta a todo, eso sí, con el dinero público, con el dinero que ellos se encargan de gestionar en nuestro nombre y que cuando les votamos nos dicen lo bien que lo van a hacer y de donde jamás (y dicen jamás elevando el tono para que se les oiga bien) y luego hacen lo que quieren en el amparo de una democracia por la que jamás ellos serán juzgados.

Bankia se ha roto, como estaba rota antes de la fusión y como lo están tantos bancos y cajas por dedicarse a dar hipotecas a diestro y siniestro, por apoyar al sector de la construcción y meterse en él viendo ganancias y reparto de beneficio para sus accionistas por todos los lados. Pero si bien los bancos saben ganar, son auténticos profesionales de ello, los bancos no saben perder, en el momento que ven que pueden perder, comienzan a tomar rápidamente decisiones: reparten entre sus directivos sumas millonarias por los aciertos que les han llevado a esa situación, dan grandes sumas de dinero a sus representantes políticos (el de IU el que más se ha llevado, aunque no se han quedado cortos ni PP ni PSOE) y reparten dividendos a sus accionistas para que todos queden contentos de su última gestión. Poco después tienen que ser rescatados por dinero público. La jugada es buena.

Todo esto sería normal sino fuera por lo dantesco de la situación, los bancos que son los que en la actualidad están ayudando a quebrar muchas empresas, principalmente las cúpulas directivas, ya que los directores de sucursal se encuentran en la actualidad entre la espada y la pared, pues ellos cuando tienen problemas sí que reciben sin ningún problema miles de millones en ayuda, miles de millones que ayudarían a salvar a muchas pymes y por lo tanto a crear empleo directo. Bankia sabía el riesgo que asumía, y aún así después de la primera ayuda se dedicó a repartirse buenos sueldos tras la fusión y a augurar "todo un futuro juntos", es decir, todo un futuro soltando dinero.

Es lamentable ver como mis compañeros de oficio tienen que trasladar mensajes en comunicación a sabiendas de que un cliente no te está diciendo toda la verdad y que tan sólo busca engañar desde la emoción a sus clientes. Sus mensajes una vez más eran premonitorios: "Un nuevo banco con ganas de hacer las cosas como nadie las ha hecho antes. Poco a poco pero con una enorme determinación. Con los valores de siempre pero con nuevas y ambiciosas perspectivas. Porque en banca, cambiar es posible. Nosotros ya hemos empezado". Por desgracia otros muchos les siguen y les seguirán. Tres vivas por la nueva banca que corta crédito a la gente, para luego financiarse con el dinero de esa gente.

Su última campaña, la que todavía se puede ver en sus sucursales roza todavía más el rizo. "Confianza", "Compromiso", son las palabras con las que se definen, y con las que querían engañar a sus clientes y a otros posibles clientes despistados en estos menesteres. ¿Quién iba a pensar que un banco  te puede engañar? Pensaban los que no han querido ver que para vivir tan bien con el dinero que les dejamos algo de engaño tenía que existir. Para rematar lo de "Todo un futuro juntos" es simplemente de órdago.

A la vez que vemos como un Gobierno se lanza al amparo y ayuda de una entidad bancaria que no ha hecho bien las cosas, podemos ver como esa entidad bancaria se preocupa de desahuciar a los mismos que luego le van a ayudar, y mientras esto ocurre todos asistimos impasibles a un nuevo lamentable espectáculo. Cuando los bancos ejecutan un deshaucio alegan que es lo que marca la ley, y nuestro gobierno se olvida de que cuando una empresa quiebra o se cierra la ley también les obliga a que devuelvan el dinero y compensen a sus clientes. Pero claro, es mucho más fácil que sus tropelías las paguemos todos.

Así posaban orgullosos todos los que fundaron la nueva Bankia, con el beneplácito de todos los políticos y asegurando que con el nuevo presidente había dinero para Rato (y nunca mejor dicho). Todos de la foto, que ahora desaparecen y no quieren salir en ninguna se han llevado todo el dinero que han podido en forma de sueldo por una gestión, que para decirlo suavemente, no ha sido correcta, pero nadie les va a pedir responsabilidades por ello, no recomiendo que esto lo haga cualquier administrador de una pyme, os aseguro que el resultado no será el mismo.

Mi ánimo para todos los trabajadores de Bankia gente trabajadora sin duda y que habrá asistido a un cambio que sabían lo que traía por detrás, también para todos los que han hecho las campañas de publicidad y la marca de Bankia, un muy buen trabajo, aunque asentado en las mentiras de un cliente que quería engañar más que trabajar, y mi más profundo desánimo a un Gobierno que atiende más a las voces de los bancos y las directrices europeas que a la gente de la calle, que es a la que le debe su poder. Hay que intentar defender un poco más a los ciudadanos, con un poco más ya sería feliz.

Bienvenidos a la Bankiarrota de un sistema financiero.