lunes, 31 de octubre de 2011

Carteles y mensajitos 010



Hay tapas que provocan ardores y dolores de estómago, y las de algunos bares provocan hasta la alarma más escandalosa. Si las fachadas son el reflejo del interior, las tapas de este bar dejan bastante que desear, los platos curados, tal vez lo sean por su antigüedad, y los boquerones al ajillo seguro que destrozan cualquier aliento. El ventilador en el centro, los cables rotos y la roña de la pared despiertan mi apetito más oculto por dejar de comer, es verlo y se disparan todas mis alarmas.

viernes, 28 de octubre de 2011

Carteles y mensajitos 009



Un verano en el parking de la playa de Andrín en el Concejo de Llanes este cartel nos avisaba de un gran peligro, sobre un matojo de hojas y ramas, un cartelito emerge de la naturaleza verde diciéndonos: "CUIDADO FOSO". En directo asustaba, pero por más que mirabas no se intuía ningún foso, por si acaso no apuré el coche a la hora de aparcar.

jueves, 27 de octubre de 2011

Timbre 013



013/ Timbre de música contracorriente: en este portal además de ir cada uno de los vecinos por un lado, cada uno con sus cables diferentes, y un timbre de cada padre y de cada madre, unos con bombillita, a pesar de ejercer de oficio de timbre en lugar de interruptor de luz. Debajo el timbre del músico de la casa, eso sí, un músico alternativo, contracorriente, de ir por libre, y lo que hace es darle la vuelta al timbre, hasta para pulsar parece complicado. Le sigue un mini timbre de pocos recursos, por tener pocos, hasta le falta un tornillo, posiblemente al igual que su dueño, pero por contra, elegante y en color de madera noble. Para acabar el vecino del primero, un grandullón del que sólo se le ve parte.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Aquel año que nació Jesús Goñi



Habían acabado las vendimias en Leache, y por fin había sido un buen año, el vino ya descansaba en los depósitos de las casas, mientras el frío se había ido apoderando de las calles del pequeño pueblo. No había pasado más de 14 meses del nacimiento de María Isabel Goñi cuando Ángela Loperena, Angelita,  ya notaba las contracciones del parto, arropada por su madre María, y sus cuñadas Visitación y Paulina, más algunas vecinas sudaba por el esfuerzo en una cama de hierros y colchón de lana. Cerca, en la cocina, Máximo Goñi cuidaba de su pequeña de apenas poco más de un año y se preocupaba de que no faltase de nada para la parturienta, con un nudo en el estómago y con más miedo que alegría. Sólo se rompió la tensión al oír los primeros llantos, el no saber se volvió alegría, por la puerta entraron las hermanas de Máximo y le dijeron que era niño, el padre todavía sonrió más, a sus 46 años pronto necesitaría ayuda en el campo, por un momento se acordó de sus padres, de Valentín Goñi y Nemesia Moriones, que ya le habían dejado, y de lo felices que serían al ver a su primer nieto varón.


Nació un jueves 15 de octubre, en la festividad de Santa Teresa de Jesús, curiosamente en la de Santa Teresa, nombre de origen griego que significa la cazadora divina o aquella que es experta en caza, o del origen latino Tharasia que significa cazadora, y digo curiosamente, ya que la caza le marcó gran parte de su vida, cazador de raza y de sentido en el más amplio sentido de la palabra. Nació cazador y murió cazador y no quería dejar de recordarle en su 69 cumpleaños.


Aquel día los medios de comunicación se hacían eco de la segunda guerra mundial, del Foche-Wulf "Cóndor" de las fuerzas aéreas del Reich, un avión de reconocimiento de cuatro motores y de gran radio de acción, en el otro lado el avión inglés "Hurricane" con unas nuevas ametralladoras automáticas instaladas en las alas del avión. Los alemanes lanzaban minas en la zona del Canal de la Mancha, cerca de las costas británicas. Otros 18 buques, se anunciaba en España, habían sido hundidos por los submarinos alemanes en cuatro días.


En Stalingrado continuaba la batalla cruel entre alemanes y soviéticos, la actual Volgogrado se hacía añicos entre bombas y muertos, en la que sería considerada la batalla más sangrienta de la humanidad, una auténtica guerra de ratas como la llamaron los alemanes. Fue un octubre cuando Hitler fue consciente que la ciudad no sería tomada en otoño y que les esperaba un duro invierno, mientras el tifus y la disentería hacían estragos en los soldados y se mascaba en el ambiente una fuerte contraofensiva soviética.


Ese jueves continuaba el bombardeo y desembarco de Guadalcanal, los buques nipones Mioko y Maya, del Tokio Express, al mando de Aritomo Goto bombardean con su artillería el aeródromo Henderson y las posiciones norteamericanas que le rodean, consiguiendo desembarcar en la isla a 4.500 hombres que se suman a los 22.000 hombres que había en la isla y que se enfrentaban a 23.000 marines norteamericanos. Fue la denominada batalla del Cabo Esperanza, en la que Norman Scott, justo antes de la medianoche se enfrentaron a la escuadra de Goto, hundiendo un crucero y destructor japonés, e hiriendo gravemente al mismo Goto en la acción.


En España Franco decía en un discurso a las juventudes: "la Falange sabéis está inspirada en lo castrense y en lo monástico, y tanto en la milicia de Dios, como en las de la Patria, se asciende sólo por el camino de la virtud". Mientras, la gente se limpiaba los dientes con Dentichlor y para la piel, los que podían, se aplicaban Aceite Uve. Signal era la revista gráfica moderna de información excelente, o al menos eso decían. En los teatros se representaba "La dogaresa rubia" y la revista "99 mujeres contra 3 hombres", que competían con los cines que proyectaban "¡Qué contenta estoy!, "El vagón de la muerte" o "El mundo temblará", como si no estuviera temblando bastante aquel año. No podían faltar ¡A mi la Legión! con Alfredo Mayo y los noticiarios y documentales.


La Fórmula D.D.D. eliminaba los granos cutáneos o cualquier tipo de inflamación, la solución para todos, desde el niño de pecho a los viejos. Para el estreñimiento "Evacuantil Ribalta", supositorios a prueba de bombas, y para el cabello que se cae "Hamon" de plantas vitalizadoras que detienen su caída por una peseta cada bolsa.


Así era un tiempo en el que ir de Sangüesa a Pamplona en tren eléctrico tan sólo costaba 5,40 pesetas.


Cuatro días después, el 19 nacía en San Sebastián Iñaki Gabilondo, y aquel año nacieron también Juan Diego, Jimi Hendrix, Calvin Klein, Isabel Allende, Harrison Ford, Paul McCartney, Barbara Streisand, Felipe González, Forges, Cassius Clay, Stephen Hawking, Rosa María Mateo, Teodoro Obiang Ngema y Terenci Moix entre otros. Algunos podrían haber sido muy buenos amigos suyos, pero me temo, que otros no lo habrían sido tanto. Ahora mi tío Jesús habría cumplido 69 años, un número con gracia, pero que no llegó a disfrutarlo. Donde estés, cuídate tío, que pronto entras en los 70.

martes, 25 de octubre de 2011

Hermano genuflexivo



El otro día tuvo que pasar mi hermano por el hospital para un repaso de chapa y pintura, tenía la rodilla destrozada, era la segunda vez que le tocaba operarse de la misma rodilla, ya la tenía tocada, pero su espíritu y cuerpo inquieto le impiden quedarse parado en un sitio más de un segundo. Un día esquiando su rodilla le hizo crack, en un segundo su espíritu inquieto se volvió quieto, ha aguantado casi más de medio año con la lesión, pero al final inevitablemente ha tenido que pasar por el quirófano.


Le operaron el 19, la operación fue un poco más compleja de lo que se pensaba y al final, de ser sólo la plastia, pasó a ser el menisco y unas cuantas cosas más. Del quirófano salió medio atontado pero consciente de la operación como sólo un médico puede hacer. Allí le esperábamos todos de casa, menos Daniel, su hijo, que estaba con los otros abuelos y le llamó por teléfono para decirle que se curara bien.


No duró ni un día en el Miguel Servet, tras pasar la noche en el hospital lo mandaron a casa, es lo que tiene ahorrar costes sanitarios, y aunque con dolores allí aguanta como puede.


Fuimos a verle, pero llevando a June mi hermano dejó de ser protagonista, luego llegaron Elsa y Daniel, y todavía lo fue menos. Pasamos un buen rato juntos, todos menos mi hermano que se moría de dolores por dentro y resistía, a duras penas, con una sonrisa de compromiso a base de Nolotiles.


Recupérate hermano, cuídate la plastia y el muy señor mío, y lleva el dolor lo mejor que puedas, es cuestión de una buena genuflexión.
En la foto the brother's Mantilla.

lunes, 24 de octubre de 2011

La muerte en un suspiro



Te levantas tan tranquilo un domingo por la mañana, y entre ponte bien y estáte quieta, pones la televisión temprano para ver que hay, por suerte carrera de motos, de pequeño nunca fueron santo de mi devoción, tal vez por que le gustaban a mi hermano, tal vez por la voz de Requena, pero ahora me gustan, así que te sientas en el sofá y disfrutas de la carrera de 125cc y de moto 2, te disgustas por la mala suerte de Terol y Márquez, pero lo justo que es domingo por la mañana.


Las carreras son el circuito de Sepang, en Malasia, y la temperatura y humedad hacen mella en los pilotos. Va a comenzar la carrera de MotoGP, el plato fuerte, todos se preparan en parrilla, Pedrosa que ha hecho una pole impresionante, Stoner, a destacar la ausencia de Lorenzo por la caída en Australia dejando al poder Honda en primera línea de parrilla, destaca entre todos ellos Simoncelli, con un paño amarillo chillón en la cabeza, cubriendo su rizado y voluminoso cabello, unas gafas negras por ojos y un cartel en el que indica su nueva página web.


Nunca fue santo de mi devoción Simoncelli, si es que tengo algún santo propio, su carácter demasiado agresivo, su "vale tudo" sobre una moto y las caídas que provocaba no me gustaban, el obligar a caerse a uno de una moto para ganarle no es la mejor forma de adelantamiento, pero así son algunos, capaces de darte lo peor y lo mejor sobre una moto.


Por fin arranca la parrilla de MotoGP, me fijo en la lucha de la cabeza, Stoner se pone por delante de Pedrosa y la lucha en las otras posiciones es reñida, dan una vuelta y en una curva, de repente, como si fuera un suspiro, a Simoncelli se le va la moto, se aferra a ella como si le fuera la vida y en lugar de soltarla y dejarse llevar por su inercia, la vuelve a conducir a la pista, con esa rabia que le caracterizaba, tal vez para ver si con un poco de suerte la conseguía levantar, pero la suerte parece que se le acabó, por detrás venían Colin Edwards y su amigo, Valentino Rossi, que lo arrollaron sin capacidad de reacción.


Simoncelli quedó tendido en el asfalto sin el casco que se le había reventado en el accidente, quieto y sin moverse, al igual que me quedé yo en el sofá, quieto y en silencio, escuchando a los locutores que intentaban dar sentido a lo visto en pantalla, nadie queríamos ver lo que podía ser, había sido tan rápido, la vida no puede ser tan frágil. Suspendieron la carrera y al rato en el primer telediario anunciaban la muerte de Simoncelli, a sus 24 años había dejado su vida en el asfalto de Sepang con una marca de neumático en el cuello, y todo sucedió en un suspiro, con una muerte en directo en una mañana de domingo, si lo sé, no me levanto.

viernes, 21 de octubre de 2011

Malditos gamberros



En mi camino de todos los días con mi bici, de ida y vuelta al trabajo, me encuentro siempre con esta imagen en los pilares de uno de nuestros puentes, con todos los focos destrozados a pedradas, una imagen que me repugna por dentro ante semejante salvajada gratuita.


Las piedras como muestra de la heroicidad, descansan todavía en el suelo, en clara demostración de que se puede ser ignorante, inconsciente y estúpido a la vez, sin ningún tipo de problemas. Por la noche esos focos tenían la función de alumbrar una zona muy oscura, ahora es permanentemente oscura.


Y no sólo han destrozado los de un lado, también se han preocupado por romper los del otro lado, elogiándose unos a otros por su puntería y acierto ante unos focos atados a una pared y sin posibilidad de defenderse, se me ocurren a vote pronto unos cuantos sitios sobre los que podrían probar su afinada puntería.


Por suerte, los de la otra orilla, de momento inaccesible a su detestable hazaña, siguen intactos, como en otra hora lo fueron los otros, ahora destrozados. Cada vez que paso por esta zona no puedo dejar de acordarme amargamente de los autores de esta obra, malditos gamberros por no decir nada peor.

jueves, 20 de octubre de 2011

The ETAend



Hay noticias y noticias, hoy es un día para la paz, para la alegría, para el fin de una pesadilla terrorista llamada ETA. Por fin parece que llega el fin, una película de violencia, de lucha entre hermanos, en los que unos mataban y otros lloraban, donde ha habido etapas en las que hasta costaba entender quienes eran los buenos y quienes los malos. Ahora una sociedad más madura, con más peso democrático, nos permite ver el final de una violencia que en otros momentos hemos visto muy lejana.


Para los que son de mi generación y nos hemos criado viendo en los telediarios atentados y muertes vanas, bombas lapa, secuestros y tiros en la nuca, esta noticia supone algo más que una derrota, es un triunfo, una victoria de todos, y de los vascos principalmente, un sueño esperado y por fin logrado.


La alegría se trunca al mirar hacia atrás, al recordar a las víctimas que se han quedado en el camino, familiares que viven tan sólo con su recuerdo, la euforia no nos puede cegar de lo pasado, pero debemos todos mirar al futuro, hacia adelante, soñemos con un nuevo futuro en paz, donde todos puedan exponer sus ideas con la voz y no con las armas. Nos esperan días y meses complicados, perdonar o condenar no es fácil, y sólo el tiempo puede curar heridas, por suerte mi hija no se criará viendo telediarios en los que la noticia es un atentado para conseguir nada. Gracias a todos y principalmente a las víctimas.

La buemala suerte



Mala suerte es volver de hacer algunos kilómetros a medio día con la bici de carreras, llegar ya a la ciudad y de regreso a la oficina, y sólo pensando en comer, cerca del puente de piedra se te enganche una de las finas ruedas de la bici de carreras en un adoquín y en lugar de simplemente caer al suelo, dar con la cabeza en uno de los postes bajos luminosos que hay sobre el puente, y peor suerte es que el golpe se produzca en la única parte de la cabeza que no protege el casco, esa mala suerte le pasó el otro día a mi amigo Raúl. Si probásemos adrede para intentar hacerlo pocas serían las probabilidades de que se repitiera el mismo suceso. Raúl quedó tirado en el suelo con espasmos y su bici a su lado con el manillar todo destrozado y el pilar luminoso quieto, como si no hubiera pasado nada.


Buena suerte es tener la cabeza tan dura como él la tiene, y que a pesar de bañarse en un aparatoso charco de sangre pasase por allí un médico que enseguida avisó a emergencias. Suerte es que cuando te vayan a coser coincidas con la única persona en el mundo capaz de coserte sin cortarte ni un mechón de su incipiente pelo largo, que con lo que le había costado dejárselo crecer hubiera supuesto un disgusto más.


Mala suerte es que a los pocos días al ir a cortarse el pelo se lo recortaran demasiado y ahora casi tiene que volver a empezar para volver a dejárselo largo, buena suerte es que nos podemos reír a su costa, mala suerte es que también a los pocos días Raúl atropellase por detrás a un taxista con su otra bici por culpa de un autobús impaciente, buena suerte es que sólo se magulló un poco y se abrió el nudillo de un dedo pese a comerse la matrícula y maletero del taxista, mala suerte es que hacía poco le habían robado la bici de montaña del portal de su casa, buena suerte para el que se la llevó es que estaba casi sin estrenar, mala suerte es que vayas por la calle en bici harto de tanto incidente y en el cruce con una esquina te aparezca un tanque de bici del ayuntamiento y te comas todo su manillar de hierro, buena suerte es pueda venir todas las mañanas a la oficina y contárnoslo. La buemala suerte, si se puede contar, siempre es suerte.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Pamplona de lunes



Hace unos días estuve en Pamplona, tierra querida por mi, pude pasear un poco por sus calles y sus rincones, por los mismos sitios que tantos años he pisado en la nocturnidad de los sanfermines. Ahora todo se mostraba vacío, pero con gente, del barullo y la algarabía de esas noches, vivía el día a día normal de un lunes en una ciudad que seguía plagada de rojo y blanco, y en el que los toros seguían subidos por las paredes.


Las tiendas enseñaban lo mejor de la fiesta, camisetas, postales, kukusumusu e infinidad de regalos inútiles que seguro que ocupan algún lugar en muchas librerías y mesitas de cualquier lugar del mundo. Ofertas y reclamos en una ciudad que vive de noche y se despierta de día.


A pesar de las fechas seguía plagada de turistas que, o bien de propio, o bien de paso por la necesidad de conocer la ciudad que se viste de rojo, paseaban por sus calles imaginando una fiesta que no se puede contar y sí se debe vivir.

martes, 18 de octubre de 2011

El río que por un día fue espejo



En los últimos días de un alargado verano los rayos de sol de la mañana brillan más que nunca sobre el papel plata del río Ebro, amansa el agua la fresca mañana, mientras abuelos se cruzan con chavales que van al colegio, los pájaros de orilla a orilla abrazan un sol que se muestra poderoso.


Sube la luz y desde lejos, los paréntesis, que son los puentes, esconden un río marcado por dos orillas, marcado por dos tipos de gente, los que van y los que vuelven, los que pasan y los que se quedan.


Las aves se desperezan, mueven sus alas y delatan su posición, como ramas se esconden en el agua, paralizan sus movimientos, es hora de desayunar.


El sol ya todo lo ilumina, el sol todo lo domina, la ciudad se torna naranja, se iluminan formas, con su sonrisa infinita todo lo mueve, la ciudad cobra vida y el río otro color.


Rompe el agua los remos, bofetadas de fuerza para desplazarse de espaldas, trazando líneas rectas sobre el río que con presura borra, gritos y esfuerzo en una tarde de calor, reman y reman para llegar al mismo sitio de donde salieron.


Pescadores se lanzan a sus aguas, ausentes de miedo, lanzan sus cañas y esperan, con paciencia infinita, sin prisa, sin esperanza, sumergidos en el silencio y mirando con ojos achinados al agua, esperando que los que están debajo salgan a ver, el tiempo pasa y el pescador sigue.


El atardecer llega y el sol se repliega sobre los árboles y la ciudad, el agua tranquila y gris se relaja del día, el ocaso sucesivo de la ciudad marca un nuevo tiempo y crea un espacio repetido. El horizonte se acuesta y el cielo se apaga poco a poco.


Al final del día un montón de luces sustituyen al sol, las luces como series iluminan al cielo y al agua a partes iguales, y el Ebro devuelve su reflejo un poco más oscuro pero igual de brillante, creando dos mundos donde nunca se sabe cual es el real. Un día acaba y por un día me pareció ver un río gris, mañana, el río, volverá a ser marrón.

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