viernes, 28 de diciembre de 2012

Bankia y sus principios



El pasado domingo 23, mientras un corto café solo me preparaba para lo que barruntaba el día, me topaba en la prensa con esta página de publicidad de Bankia, y al leerlo se me revolvió el estómago y me dio vergüenza ajena el ver lo que estaba viendo, que con la publicidad, que es mi oficio, se quiera conseguir maquillar hasta el exceso lo que en verdad es otra realidad muy ajena a la que se cuenta. En la página se mostraba un recorte simulado de una notica del jueves 29 de noviembre con el escalofriante título de "Empecemos por los principios", pues empecemos.


Y eso es lo que hago, escribo este post por principios. Ya que después de saber todas las irregularidades que ha habido en el caso Bankia, con unos imputados declarando que nadie sabía nada pero todos cobraban grandes sumas millonarias, con unos auditores puestos en el centro del huracán y con unas cuentas que antes del 20 de julio de 2011 con su salida a bolsa eran cuantiosos los beneficios de la entidad, y días después de capturar 3.092 millones de euros en acciones de 3,75€ resultaba dar un agujero que ahora conocemos por el FROB de 10.700 millones de euros.


Pero la publicidad de Bankia no tiene desperdicio, os la voy poniendo poco a poco: El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigoizarri, afirmó que la solidez y viabilidad de la entidad está garantizada y que ahora centrarán sus esfuerzos en hacerla rentable. Esta es la mejor manera de retribuir a los accionistas y de que los contribuyentes recuperen su inversión.


A día de hoy sabemos que Bankia se convirtió en el día de ayer en el "farolillo rojo" del Ibex al desplomarse un 19,53% al cierre del mercado y situar sus acciones en el mínimo desde que cotiza en bolsa, fijado en 0,552€, lo que le llevará a abandonar temporalmente el Ibex tras las noticias del FROB. Tal vez sea esta la forma que entiende Goirigoizarri de defender los derechos de los accionistas, aunque él realmente poca culpa tiene en la campaña publicitaria de engaño que se hizo para captar a los pequeños capitalistas de Bankia que compraron con unas cuentas que no eran reales, en un fraude de ley. Pero aún así se presume de solidez, viabilidad y rentabilidad, y en negrita para que se vea bien.


Sigue el anuncio: "Nos espera un camino complicado porque tenemos que realizar grandes esfuerzos, pero les puedo asegurar que en la gestión de este proyecto vamos a empezar por los principios. Los principios de profesionalidad, de integridad y compromiso y desde luego muy cercanos a nuestros clientes.


Estoy de acuerdo, y esto es lo que deberían de haber hecho, profesionalidad diciendo desde hace tiempo la verdad de sus cuentas. Integridad a la hora de no taparse los unos a los otros, los números son los que son, no los que cada uno quiere que sean. Compromiso con todos los que desahucian de sus casas por hipotecas que ellos mismos concedían con tan sólo una firma. Y finalmente cercanos a unos clientes que han estafado con mentiras. Y esto si que ya son principios y honestidad de la directiva actual.


Continua el anuncio: Porque con la fidelidad de nuestros clientes estamos convencidos de que Bankia va a ser una franquicia sólida, rentable y eficiente. La fidelidad de sus clientes y el dinero de todos los contribuyentes que avala con su dinero el negocio particular de Bankia, por pedir que no sea, aunque habría que recordarle que muchos de los desahuciados también son clientes suyos y ellos mismos no han mostrado mucha fidelidad con ellos.


Y concluye: Y eso es muy importante, es muy importante para Bankia pero es muy importante para los siete millones y medio de familias que han confiado sus ahorros en nosotros. Es muy importante para preservar catorce mil quinientos puestos de trabajo y es muy importante para reforzar la imagen del sistema financiero español, que en definitiva es reforzar la imagen de la economía española", afirmo Goirigoizarri.


Aquí es donde se justifican de la ayuda recibida, la pena es que no incluya que también es muy importante para tapar los agujeros de millones de euros que aparentemente han desaparecido entre tanta auditoría y auditoría. Igual de importante que es saber si con ese dinero se cubren las indemnizaciones millonarias y los sueldos que se llevaban los anteriores dirigentes a pesar de que ahora nieguen que sabían algo de la entidad que presidían y se lancen las culpas unos a otros, esperando que ninguno hable.


Y con esta frase es con la que cierra el anuncio: A partir de hoy vamos a hacer realidad un banco mejor para ti, con profesionalidad, integridad, cercanía y compromiso. Empecemos por los principios.


Y eso es lo que hago, por principios y por arreglar el mal estómago que me dejó su anuncio, decirle a usted, José Ignacio Goirigoizarri, que entendiendo que usted estará haciendo lo mejor que puede para gestionar una entidad financiera que hacía aguas por todos los lados, pero hay otros principios, además de los que menciona, que no se deben abandonar, y son el de la honestidad y la transparencia, y con anuncios como éste con el amanecí ese domingo no lo va a conseguir nunca, se lo digo por principios.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Luces navideñas de ciudad



La llegada de la noche despertó a las bombillas dormidas durante el día. Ahora era su hora y se mostraban brillantes calentando sus cuerpos transparentes con luces blancas que iluminaban un cielo cada vez más negro. La gente a sus pies paseaba ceñida en sus abrigos, pisando sus sombras entre los reflejos amarillos y blancos. Al fondo la ciudad se iluminaba con luces de Navidad.


Las ramas de los árboles desnudas, despojadas por el otoño y el viento de sus hojas, teñían una red de brazos que parecían atravesar las luces cuando en realidad se agarraban a ellas buscando su luz y el cobijo de la noche.


Las calles de Gasteiz olían a cenas en familia, a horno en compañía, mientras la ciudad bostezaba sin prisa y la gente se acurrucaba sobre las aceras dejando las brillantes vías del tren reflejar las luces de la noche. Las tiendas ya cerradas ponían su granito de arena con vivos escaparates que llamaban a comprar y comprar con carteles de colores rojos.


La calle Dato había vestido sus árboles de luces azules convirtiéndolos, a lo lejos, en bolas de Navidad que parecían colgadas del suelo. Aunque había gente parecía que andaba solo por las calles, que dejaban sonar mis pies asociados a un frío que llegaba desde lo más profundo.


La luna se dejaba ver arriba, como una luz más. A la izquierda se abría una nueva calle de luces en espirales rojas y con bolas blancas. Sorteé encuentros callejeros y abrazos de compromiso y me dejé llevar por el camino que me proponían.


Alguna canción sale de las paredes de las casas, villancicos distorsionados que se golpean con el apasionado violinista de instrumento blanco que en una esquina al fondo sobre una base grabada interpreta himnos de Navidad. La gente anda, la gente pasa y pasa más que nunca.


Otros se tumban en un banco observando la fría noche que se avecina, con valor y con la fuerza que da su forro polar rojo. Sobre los balcones menos luces que nunca, son tiempos de crisis hasta para la Navidad. La alfombra de baldosas que es el suelo marca mis pasos, marca mis pensamientos.


A la altura del edificio de la Ópera parece que se acaba el camino, una última guirnalda roja lo ilumina y un escaparate llama casi tanto más la atención que el adorno mismo. La luna me sigue, y yo me dejo seguir.


La calle se vuelve a abrir y las luces siguen a derecha e izquierda. A mi paso la gente parece que se aparta hacia la derecha o la izquierda, dejando el centro libre, sin obstáculos ni tropiezos.


La ciudad parece vacía, sus calles se iluminan pero pocas ventanas muestran luz, en todo mi camino sólo algunas altivas proyectan su luz a la calle. En unas las persianas taponan la luz de dentro, en otras simplemente no hay nadie, pero por suerte el adorno de Navidad une dos balcones de gente que no se conoce más que de vista.


Ahora ya se oye más ruido de coches, y la gente parece que ha desaparecido en la noche. Todavía se oye de fondo ese violín con sombrero al suelo vacío y los villancicos de las casas han dejado paso a los cláxones de la gente que tiene prisa por llegar a ningún sitio.


Las luces siguen y todo lo acompañan y al ver a esos coches me recuerdo niño pegando mi nariz al cristal de un coche húmedo para poder ver las luces navideñas en las calles principales de mi ciudad que provocaban un retorcijón de mi cabeza al intentarlas seguir con la mirada.


A lo lejos un tótem de luz se abre paso al camino del tranvía, un auténtico icono de las Navidades de nuestra generación, El Corte Inglés. A su calor parece que la gente se vuelve a juntar, ahí quedan como en las mismas puertas de todas las ciudades, ahí esperan a amigos tardones y a amores primeros.


Sus luces se apagan y se encienden, antes el encendido de sus fachadas se convertía en toda una fiesta, por el día intentabas imaginar ese dibujo que a la noche se recreaba con bombillas de colores que hablaban de Navidad en cuanto se hacía de noche.


El tiovivo aportaba su granito de luz en la noche cada vez más fría. Bombillas de todos los colores, alternando los sueños de los niños con caballos y coches que no se mueven pero no paran de girar.


Pocos niños a estas horas se montan, tan sólo algún padre aburrido aguanta estoicamente a que su infante gaste los últimos pases giratorios. Mientras uno sueña con ser piloto espacial, el otro sueña con volver al calor de la casa de una madre, por suerte, siguen siendo niños los dos.


Ya en casa la fiesta de luces continua, y yo me convierto a mi pesar, en una luz de Navidad más, en un faro para una ciudad que ya sólo llama a los portales con una mano, mientras en la otra llevan una cacerola con comida casera.


Es en estas noches que las luces iluminan mis pasos cuando me doy cuenta que las luces brillan menos que nunca, pero la ciudad se deja querer entre las sombras en las que yo busco cobijo. Por favor, apaguen las luces, ya todo el mundo duerme.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Belén mientras anochece en la Florida



Mientras la tarde acababa un día antes de Navidad, el parque de la Florida de Vitoria-Gasteiz se convertía en un teatro de figuras entre los árboles que ahí moran todo el año. Al fondo la catedral nueva, enfrente el belén monumental hace su anunciación.


En esa hora en el que el cielo se apaga y la ciudad bosteza arropada con bufandas y gorros, los jardines de un parque sacan a la luz un Belén a tamaño real con un pueblo que nace para regocijo de los niños que con sus ojos saltones no pierden ojo de todo lo que ven.


Niños que estáticamente caminan sobre su borriquillo, mientras la cabra, más que al monte, tira al árbol.


Pastores de grandes manos y corderitos fieles que nos miran desde el otro lado de la barrera, con sus cuerpos de poliéster y fibra de vídrio, aguantando el frío de una noche que está por llegar y las inclemencias de un tiempo que nunca es predecible.


Entre los espectadores de tan bíblico escenario están las propias esculturas del parque que atónitas miran la cantidad de gente que viene a ver a los nuevos actores que desde 1962 y aumentando año a año van plagando el parque por estas fechas.


Carniceros bobalicones y cerdos abiertos en canal que hacen a los niños preguntar por la suerte del animal y por lo que porta en la mano el mofletes, los padres se sonrojan, y ante el no saber qué contestar optan por acelerar el paso e ir al siguiente artesano.


El alfarero trabaja con quietud, a la sombra de su obra entre vasijas y jarrones que la humedad abrillanta.


El herrero golpea con fuerza y con sus músculos en tensión, la iluminación tétrica hace que los mismos niños que lanzan preguntas molestas a sus padres, ahora vean en la escultura al enemigo número uno de Superman, poco les falta para saltar la valla y llevárselo a casa para hacer juego con su increíble Hulk que adorna los cuartos de la mayoría de ellos.


En una campa las ovejas pastan y los pastores charlan alejados del bullicio, buen almuerzo y vino en la tranquilidad de la tarde.


Sobre el árbol la anunciación, un ángel que parece clavado en un árbol atrae su atención, los padres de los niños también se dan cuenta y llaman la atención de los pequeños para que vean al superhéroe de la Patrulla X sobre el árbol.


Junto a ellos un niño encorre a los patitos junto al riachuelo y otro aprovecha a quitarle un ramito de uvas a su padre que se encuentra metido en una cuba pisa que te pisa.


El camino me iba llevando entre figuras y figuras, obras de Marco Ibáñez de Matauco, José Manuel Hernández "Chatén" o Javier San Miguel entre otros. Entre 200 y 300 piezas adornan todo el viaje por un Belén que cobra vida a medida que la noche le gana la batalla al día.


La granjera da de comer a las gallinas y medio cerdo revienta la pared de la granja, los niños esperan un rato a ver si salta otro por algún lado, pero su espera es en balde.


Conforme el camino se va acabando y la noche se cierra todavía más los primeros mercaderes de especias y sus dromedarios hacen acto de presencia como ánimas que se ocultan del día.


Los reyes magos nacen de la oscuridad montados en sus caballos y el dramatismo del final se acentúa.


El camino llega a su fin, y las colas de gente aumentan, todos esperan para ver el final y los niños aguantan en la cola para ver como acaba la función.


Después de un largo rato de esperas y pies fríos, todos pasan enfrente del nacimiento, en silencio, pero con cierto pesar. La noche acaba y ya en Belén es de noche, igual que en el parque de la Florida, yo por un momento he vuelto a ser un poco niño, y no me disgusta.

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