miércoles, 30 de noviembre de 2011

Amanece y con eso, me basta



Mientras una noche negra todavía arrastra lo que el día no se lleva, mientras mi mente asienta montones de ideas en bruto, peregrinas y temerarias, mientras mi ropa todavía es camuflaje de la noche y mi cara nota el frío que se corta a navaja húmeda, mientras intento no pensar, y mi corazón me engaña, mientras sueño despierto, mientras hablo sin voz no me he dado cuenta y los primeros tonos del horizonte, apuntan lo que viene, me paro, y me quedo a contemplarlo, me gusta, recorro mi pelo con mi mano una y otra vez, restregando mi frente de paso, por segundos el río comienza a aparecer, y las nubes estaban allí aunque no las veía, estaban y no las veía, los demonios empiezan a huir y todo se ve más claro, el día llega y aunque mi ropa continua negra y nada habrá cambiado, me doy cuenta de la llegada de lo nuevo, que quejarme de algo es faltar a la verdad y que recuperar la sonrisa sólo precisa de un segundo, un montón de horas para dudarlo y apenas un minuto para ver con claridad la realidad. Amanece y con eso me basta.

Y es que hoy amanece por ti, como dice la poesía de Doctor Deseo:

martes, 29 de noviembre de 2011

Vitoria y Rodin, oscuro casi blanco II



Al día siguiente, con las luces de un día triste, sonámbulo, volví hipnotizado a la plaza de la Virgen Blanca en Vitoria, una extraña pulsión me atraía a volver a contemplar la oscura obra de Rodin de día. Cambié el recorrido, pero la sensación fue la misma, menos espectacular, más sosegada, pero igual de tensa y contenida, allí estaban las estatuas en el mismo sitio, muy distinto de su destino original, pero como si hubieran estado allí toda la vida.


Rodin, a camino entre un salvaje indomable y un genio con mucho carácter, todo un ogro para sus modelos que posaban desnudas y de las que intentaba explorar lo que había más allá de su sexo, entre acuarelas y carboncillo, salvajemente trazado, intentaba plasmar lo que más que ver se podía sentir. Dibujaba con avidez de niño que no reprimía su animalidad, y de sus bosquejos nacían las fotos de su desbordada pasión sexual, intentando llegar del instante a la eternidad.


Llegó la exposición Universal de París de 1889, la ciudad bullía arte y cultura, y Rodin no defraudó, con casi cincuenta años de martillo y cortafríos, agrupó 170 obras y bastantes de sus dibujos en un pabellón propio. El genio más discutido por sus coetáneos veía algo de luz y una oportunidad de ser visto y juzgado por más ojos estaba frente a él. Tras esta exposición llegó el reconocimiento mundial, ahora todos se plegaban al genio, todos contemplaban su obra y los que la juzgaban con maliciosa envidia cambiaban sus argumentos, sin más excusa que la ignorancia. Los encargos venían de todos los lados y llegó a viajar a España entablando una estrecha amistad con Zuloaga, el que también fuera amigo de Paul Gauguin y Emile Bernard, calado con su boina empatizó rápidamente con Rodin, arrastrándolo a corridas de toros y fiestas flamencas en Madrid, Toledo, Córdoba y Sevilla, le llevó a conocer el Greco que tanto adoraba Zuloaga, y también a Goya, pero Rodin, se quejó de que no sabían dibujar, su amistad tambaleó, hasta no poder hablar juntos de El Greco, mientras Zuloaga compraba el cuadro de la Apocalipsis en Córdoba ante el asombro del escultor francés. Rodin se quedó con ganas de ver a Velázquez y a Churriguera, en un viaje lleno de pasión y luz andaluza.


De espaldas, de lado, de frente y seguro que desde arriba el pensador se muestra estático, sin parar quieto, de su inestabilidad nace su equilibrio, de su tosco acabado su perfección.


De día la ciudad le arropa, acoge con su luz la obra de Rodin, que aparece contemplada por los balcones que se muestran más blancos que nunca, observando lo que ocurre abajo con la perplejidad del invitado inesperado.


Las figuras iluminadas por el sol tamizado de las nubes, se muestran menos dramáticas, más sinceras, más humanas, pero igual de expresivas.


Los burgueses de Calais se integran en la ciudad, dejando su drama personal atrás, abandonando el dolor  de su tragedia y mostrando su lado más humano, más real.


La tensión de ayer se ha convertido en calma, los músculos esculpidos se relajan y ahora las figuras parecen moverse con lentitud.


Otras posan firmes, serias, se confunden con la gente y sólo su color y material las delatan.


Las figuras bailan en la plaza, al son del día, que cada vez les trae más observadores, más mirones.


Y mientras la gente pasea, las esculturas no se giran, pero no se sabe quien observa a quien. Las vi de noche y las volví a ver de día, mañana las volveré a ver y me seguirán impresionando.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Vitoria y Rodin, oscuro casi negro I



La noche se había apoderado de Vitoria, el frío comenzaba a adueñarse de todos los rincones, al dar la vuelta a una calle y encontrarme con la plaza de la Virgen Blanca, las luces brillaban más que nunca en una noche oscura, casi negra. Junto a la escultura de la batalla de Vitoria un manojo de réplicas de Auguste Rodin repartían magia y belleza a partes iguales sobre la esplanada.


Bronces desnudos que eran observados con ojos de asombro, con incredulidad espacial, con dramatismo y confusión, esculturas que miran hieráticas con poses tensas e historias pasadas, voces que se apagan en el ágora ciudadana, mientras disfrutamos de un arte vivo, de unas esculturas que parece que quieren hablar.


Todo un ejemplo de llevar el arte a la gente, de mover las paredes de los museos, de eliminar el tacto en el arte, de poder tocar y ver en todas las posiciones lo que esconden los patrimonios culturales. Disfruté como nunca, aunque ya las había podido ver en Madrid, sentí la pasión contenida cincelada a través de historias duras de unos ojos que lo miraban casi todo negro.


Rodin dibujaba desde niño como un poseso, con su tiza hacía nacer figuras sobre cuartillas de papel gastado, paredes desnudas o suelos desgastados. Cuando entró gracias a su padre en la Escuela Imperial del Dibujo y Matemáticas se dejó llevar por un maestro que le enseñó a tocar la naturaleza y desarrollar su individualidad, pasando del dibujo al modelaje de la anatomía humana. Pasó tiempo hasta que realizó su primera escultura conocida, la edad del bronce, una obra clásica tan realista y perfecta que los críticos lo acusaron de haber usado un vaciado sobre un modelo vivo. Rodin se volvió oscuro y desterrado en París donde inició su Puerta del Infierno que le llevó casi 30 años. En el año 1889 realiza una exposición junto con Monet y de nuevo las intrigas intentan rechazar su obra, convirtiéndolo en el artista más despreciado y discutido, a la vez que admirado. Rodín se volvió negro.


En su estudio conoce a una joven aprendiz que ha entrado a su taller con tan sólo 20 años, era Camille Claudel, inmediatamente se convirtieron en amantes, durante casi diez años, el talento innato de Camille se sumaba al tormentoso y oscuro idilio que tenía con Rodin, hombre casado, promiscuo y con Rose Beuret como amante permanente. Odios, celos y peleas mundanas en un taller de obras muy terrenales, con Debussy de amante también despechado y martillazos en la piedra como terapia. Camille tenía un talento prodigioso para la escultura que Rodin menospreció de la misma forma que lo hacían con él, humillada y vejada por un orgulloso Rodin, enloqueció en su estudio, entre cabezas de niños esculpidas destrozadas y multitud de gatos que aportaban a todo un olor nauseabundo. Denunciada por los vecinos fue internada en el manicomio de Montdevergues durante 30 años, loca al principio y cuerda al final, pero poco importó, ya que nadie nunca fue a buscarla y murió sola y abandonada, 26 años después de que lo hiciera su maestro y diablo, Rodin.


Para Rodin el artista elegía, a criterio de su sensibilidad y ojo, y así lo hizo en la vida, igual que lo hicieron con él, destruyendo lo que más quería y a la vez más odiaba, su irrefrenable personalidad, destrozándose por dentro y por fuera como alguna escultura que se destrozó en traslados de taller. Vida de sombras sobre bronces negros que cobran vida en la noche.


Los burgueses de Calais posan separados reviviendo una nueva escena, los personajes que reflejan a seis personajes de la Guerra de los Cien años que en 1347 ofrecieron sus vidas para salvar a la sitiada ciudad de Calais, y así la de sus habitantes. Terminó la otra en 1895, diez años después de su encargo, sus gestos, sus ademanes narran la tragedia del sacrificio humano que estaba a punto de suceder, desde la resignación al arrepentimiento, pasando por el odio y la rabia. Luces de farolas galácticas aumentan los brillos de los bronces, es tanto su impacto, que la gente tiene miedo de acercarse, tiene miedo de molestar.



El camino hacia la muerte se hace con paso lento y resignación, tensa, pero resignación.



Separadas las esculturas de los burgueses parece que bailan y actúan sin molestar a sus compañeros.



Parece que alguna escultura siempre estuvo allí, poco importa lo que fue, sólo donde está y lo que cuenta.



Monumentos de distintas épocas que se miran frente a frente, no se entienden, pero se respetan.


Mientras la gente pasea sus obras meditan, la gente lee a sus pies mientras el ruido del agua se funde con el de la gente en las abandonadas terrazas, un eco de silencio arropa a la escena.



El pensador se erige en un pedestal, el poeta Dante Alighieri frente a las Puertas del Infierno, ese era su destino, pero de poeta pasó a pensador de una obra inacabada, una obra que inmortalizó un gesto, una imagen para el verbo pensar, igual que otros lo hicieron para el verbo soñar.


La tensión y la rabia del que se sabe conducido a la muerte, orgulloso y dubitativo en su interior.



Escenas fuera de tiempo que se mezclan con el suave bálsamo del arte.


Maravillosa la puesta en escena e increíble el rato que pasé, una vez más, disfrutando de Rodin al aire libre, en la oscuridad de la noche e iluminado por las luces de sus infiernos personales. Más cosas así por favor.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Cazadores de mitos



Cuando uno recién levantado por la mañana y camino al trabajo se encuentra con esta escena se le vienen muchas cosas a la cabeza y ninguna buena, me tuve que parar y cual paparazzi tomar la instantánea de este momento tan crucial en mi vida, acababa de confirmar el mito de los negros y el aparato que tienen entre sus manos, qué poderío, qué chorro, qué tranquilidad.


Pero lo peor de todo, era que si abría el plano, el mito se confirmaba y alargaba su leyenda hasta límites insospechados, posiblemente hasta el grifo más cercano. Confirmado el mito, me marché, con el rabo entre piernas, como no puede ser de otra forma, después de visto lo visto, y con más envidia que otra cosa. Afirmativo, los negros la tienen larga.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El voto inútil o la paradoja de tu voto importa



Después de estas elecciones a uno le da mucho por pensar, después de la indignación posterior a las elecciones autonómicas y municipales, respecto al panorama político y el sistema de elección, después de todo lo que se habló, han llegado unas nuevas elecciones y estamos todos exactamente igual, con la que está cayendo a nadie (de los políticos) parece preocuparle realmente que la representatividad sea realmente representativa. He preparado estas gráficas para que veamos realmente de qué estamos hablando y qué es lo que provoca la famosa Ley D'Hont, que seguramente tiene muchas cosas buenas y más en el pasado. En el gráfico de arriba os pongo a la izquierda la proporción de los partidos políticos respecto a los votos recibidos, y en la de la derecha los escaños que les corresponden (según los datos de Heraldo de Aragón del martes 22 de noviembre). Entre los grandes poca cosa cambia, pero veamos en los partidos menos votados, es decir, desde la tercera fuerza política:


Aquí las diferencias quedan mucho más manifiestas, Izquierda Unida y UPyD pierden un montón de votos por el camino, votos que a pesar de ser votos no valen lo mismo que otros, a diferencia de los de Amaiur que pese a tener menos votos obtiene una mayor representación. Lo siento, pero no lo entiendo, o mejor dicho, no lo quiero entender, se jactan de solicitar nuestro voto en la campaña electoral, de recordarnos lo importante que es votar, que si votamos podemos decidir, a sabiendas de que nuestros votos sólo importan relativamente. Jamás estaremos representados proporcionalmente por nuestros votos, algo que les interesa a los más grandes y a los bloques más nacionalistas. Pero observemos que podría haber pasado con un reparto equitativo de escaños en representación de nuestros votos:


Obviamente los partidos mayoritarios seguirían siendo mayoritarios, y más ahora, aunque con algunos escaños menos, pero sorprendentemente, la tercera fuerza política no sería CIU, y tampoco la cuarta, pasaría a ser la quinta, precedida por Izquierda Unida y UPyD que ahora si obtendrían sus escaños merecidos, ¿acaso valen más unos votos que otros?, ¿acaso es una lacra ser un partido de cobertura nacional? Amaiur pasaría a ser la sexta fuerza política y merecidamente, que para eso lo han votado 333.628 personas, pero la sorpresa también saltaría con EQUO y PACMA, que de no tener ninguna representación, pasarían en el caso de EQUO, a ser la novena fuerza política, para en la actualidad no ser nada, pese a tener cinco veces más votos que Geroa Bai que si que tiene un escaño dentro del grupo mixto.

Un mundo de locos desde mi racional cabeza, por supuesto que conozco los motivos de la ley D'Hont, pero no me parecen ni justos, ni representativos. Vendrán las próximas elecciones y nos seguirán pidiendo un voto útil, nos volverán a recordar lo que nuestro voto importa para luego tirarlo a la papelera. Me considero un privilegiado por poder votar, pero con esta forma de contabilizar los escaños los políticos nos llaman inútiles a mucha gente, y sólo lo cambiarán cuando tengan algo a ganar. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Sábado a la noche, domingo de día



Domingo por la mañana, las calles de Vitoria muestran la resaca de la noche, entre restos de vasos con sabor al dulce licor de la última canción de un bar, olores a orina que no se puede retener y que mancha suelo y pantalones a partes iguales. Las calles se inundan de silencio con ecos a exaltación de la amistad y miradas lujuriosas, quedan sus huellas y algún testigo, mudo ahora, que deambula por las calles en busca de su hogar, en una ciudad que se ha convertido en un laberinto que les pierde.


Mientras paseo madrugador viendo timbres y paredes pintadas, algunos zombies me marcan el camino, serpenteando por los adoquines y resbalando sobre sus propios pasos, paran y vuelven a andar, paran, parece que meditan con un brazo apoyado en la pared y vuelven a andar, paran e intentan mirar su móvil que inexplicablemente no para de moverse en su mano, algunos llaman, otros no pueden ni marcar, después vuelven a caminar, con pasos raros y descompasados, buscando la meta o un portal acogedor.


Algunos lo encuentran fácil, y sobre un banco frente a la cafetería de la Virgen Blanca, rinden su cuerpo a la evidencia, y mientras la gente y los abuelos acuden a por el periódico o a tomar un café, explican a sus nietos o hijos, lo que no se debe hacer. Mientras, ajeno a lo que le rodea, el anexionador de bancos continúa de fiesta en su cabeza, y mientras el estómago comienza a centrifugar se siente que todavía no ha salido del último bar, "la última y me voy" se repite una y otra vez, ante la perplejidad de las palomas que sienten que les han robado su hogar. Mientras el domingo gana luz y los últimos testigos de la noche apalancan sus cuerpos, prosigo mi paseo sin la resaca de fiestas pasadas.

martes, 22 de noviembre de 2011

La abuela Rufa



La abuela Rufa nos dejó ya hace quince años, se marchó sin ruido, sin dar ni mal, tan sólo cuatro años después de fallecer su gran marido Esteban, el abuelo Esteban. Rufina Moreno Díez, que así se llamaba nació un 21 de noviembre de 1919, un año lleno de crisis políticas y económicas sin precedentes y que obligó el 1 de junio a unas elecciones generales donde sólo podían votar los hombres, eso sí, podían votar todos, en esas elecciones ganó el conservador Antonio Maura y donde fue elegido presidente Juan Armada, un gobierno que duró poco más de un año. Pero poco importaba en el pequeño pueblo de Anguiano, en un tiempo entre guerras, mientras Manuel de Falla entonaba "El sombrero de tres picos" y Juan Ramón Jiménez acababa de escribir "Piedra y cielo", acababa de llegar una nueva niña a la familia de Rafael Moreno y Margarita Díez.

Fueron años duros, los que le tocaron vivir, de mucho trabajar y poco comer, de compartir con otros siete hermanos jergones y fogones, de lavar y lavar en el lavadero con sus dos hermanas, y de preparar la comida junto con su madre a sus cinco hermanos y a su padre. Así se le quedaron las manos, llenas de artrosis y huesos rebeldes. Desde niña conoció al que sería el hombre de su vida, el abuelo Esteban había nacido casi un mes después que ella, en un diciembre frío de necesidad, mientras en dos casas dos bebes lloraban por las noches pidiendo comida.

Recuerdo a la abuela Rufa en la encrucijada de caminos del barrio de Eras, allí donde la calle que abre el barrio se divide en dos, allí tenían su casa, a la que se accedía por un lateral, de los de agachar la cabeza al entrar y siempre subir mirando las escaleras, cada una a su aire. El pasillo a la izquierda conducía al cuarto de estar y allí en una de sus sillas, apostada estratégicamente con visión plena al salón se sentaba la abuela Rufa, con sus ropas de abuela de mil capas imposibles y su bastón bien cerca, con sus ojos siempre llorosos y el pañuelo a mano, para apagar las lágrimas. Recuerdo que la hacía reír, y ella me hacía feliz con su sonrisa, con su "oi, oi, oi…" como suspiro de las cosas que le decía. Momentos con sabor a pepinillo en vinagre, partidas de brisca y habitación oscura de bombilla de pocos vatios, por un momento, cierro los ojos y todavía la puedo ver, con los 93 años que tendría ahora, apartando el visillo y mirando por el balcón, y aunque ahora la casa se derribó y se hizo una mejor, la abuela Rufa todavía sigue allí, en el hueco de su balcón, cerca del espacio que ahora ocupa un marco con la foto de los dos abuelos, mirándonos cuando llegamos a Anguiano para preguntarnos cuándo nos vamos.

Hasta siempre, Rufa.

lunes, 21 de noviembre de 2011

El patinador solitario



Los juguetes no se inventan, se reinventan, se re-volucionan, se reciclan, se tunean y se venden a las generaciones de niños y adolescentes que les toca en ese momento. Así, antes y ahora, como se ponga algo de moda en un colegio, la has liado parda, no hay niño que no tenga su patinete para organizar competiciones entre sus compañeros.


Y siempre intentando el más difícil todavía, caballitos y más caballitos que acaban destrozando los patinetes. Antes también era así, tal vez la única diferencia era que no todos se podían comprar lo que querían. En mi momento, recuerdo en séptimo y octavo de EGB que se impuso el monopatín o sancheski (en la zona norte), por suerte para la humanidad a mi nunca me compraron uno, y por suerte para mis costillas también.


El hit parade de los monopatines era uno de plástico malo, rojo o naranja principalmente con unas ruedas negras y duras, acababa en punta y en la parte de atrás tenía un ligero alerón trasero para poder parar el pié. Entonces no consistía en hacer acrobacias con el monopatín, sólo te ayudaba a desplazarte por las baldosas de la acera, ruidosas por su forma de tableta de chocolate, impulsándote con energía con una de las piernas, mientras la otra iba cómoda en el monopatín, para dejarse llevar luego por la inercia y pararse, para volver a empezar, todo un divertimento, vamos. Por los pasillos de Salesianos, viajaban solos muchas veces monopatines, que sin tener que volver la vista atrás, sabías que alguien se había estozolado con categoría. Cuantos monopatines se confiscaron en clase por su uso indebido.


Gracias a unir tradiciones, padres e hijos comparten tradiciones, unos con más habilidad que otros, unos con la creencia de tener algo original, y otros a sabiendas de poder montarse en lo que siempre quisieron y nunca tuvieron.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...