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viernes, 27 de diciembre de 2013

A propósito del 2013



Ya quedan pocas horas de este año que nos tocó vivir, del 2013. Un año plagado de luces y sombras. Un año en el que he disfrutado como pocos de la vida en mayúsculas y un año en el que también he probado los sinsabores de la tristeza. Un año de contrastes, de risas y lágrimas, de verdades y mentiras, de firmeza y de dudas. Un año que acabado en 13 sólo podía traer buena y mala suerte a partes iguales.


Un año en el que nació Naia, mi asturianina. Un año en el que estudié y me formé como nunca para intentar dar un salto en mi camino profesional. Un año en el que pude cumplir el sueño de mi juventud de tener una moto. Un año en el que la gente me demostró que la solidaridad se lleva en la sangre. Un año abierto a la amistad de a pocos y en el que me reencontré con mi mejor pasado. Un año de sol, de pocos fines de semana de descanso y de poco sueño. Un año que no me gustaría olvidar.


Un año en el que también dejó huracanes y pobreza. Un año en el que las mentiras y la corrupción de los políticos taparon la verdad de la gente, negando el futuro lógico de un mundo mejor. Un año en el que se apagaron estrellas que sentía cercanas. Un año en el que los caminos no tenían una sola dirección. Un año que se acaba con tristezas y alegrías. Un año para no olvidar por lo bueno y por lo malo. Un año que acabando en 13 no podía ser de otra forma.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

A las 8 en el Arrantza



Así comenzaban las tardes de viernes de muchos años en Vitoria-Gasteiz. Así el grito de quedada con mis amigas de Vitoria para prepararnos antes de quemar a risas las calles del casco viejo. A esa hora mágica, unas antes y otras después, todas acudían a la pared de ese bar que servía de parapeto de sueños y albergue de devenires. En los días de frío la espera siempre se hacía larga, las manos se encogían y los abrazos entre abrigos se agradecían.


En frente la ciudad y la torre del Celedón, la noche incipiente que en invierno era plena y desde donde se veía pasar a las almas perdidas que buscaban en la noche amparo y derecho de pernada. Había días en que la humedad lo llenaba todo y la fachada del Arrantza se convertía más en un refugio que en una parada esperando la salida. Me encantaba ese sabor a la noche que comienza y que nunca sabes como puede acabar. De los bares comenzaba a salir música a borbotones.


Poco a poco las amigas comenzaban a llegar. Saludos y risas, intercambios de historias breves para ponernos al día, anécdotas semanales y repaso de lo que vendrá. Era la magia de las 8, esa hora pura de transición entre la tarde y la noche, el momento de comenzar algo y acabar lo anterior. Me sentía arropado entre rizos, palestinos y cazadoras hasta la nariz. Me sentía acompañado antes de empezar la ruta de zuritos y kalimotxitos.


Curiosamente aunque a las 8 quedábamos en el Arrantza, pocas veces tomábamos algo dentro. Nunca lo entendí, pero había cosas que no había que entender, la mayoría mandaba y bastante me aguantaban siendo el único chico que iba en su grupo. A las 8 en el Arrantza comenzaba siempre una nueva noche.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Nunca esperes sentado



A ti que esperas sentado que las cosas cambien o a que alguien se arriesge por ti. A ti que esperas sentado que los demás hagan algo, ese gesto al que poder agarrarte. A ti que esperas sentado aún a sabiendas de que el agujero se hace más grande y los problemas tienen peor solución. A ti que esperas sentado a un golpe de suerte, a si pasa una mariposa me levanto, sólo te perseguirán las malas rachas. A ti que esperas sentado a que otro te diga lo que hay que hacer, para luego no hacerlo. A ti que esperas sentado soñando con el mundo que te gustaría y no haces nada por crearlo poquito a poco.


A ti que esperas sentado, impasible, dispuesto a aguantar el chaparrón para luego volver a sentarte. A ti que esperas sentado mientras juzgas que los demás no hacen nada y se quejan de todo. A ti que esperas sentado mientras pides que los demás hagan cosas y luego no te sientes valorado. A ti que esperas sentado diciendo yo no sé hacer eso sin pensar que nadie nació aprendido. A ti que esperas sentado a que el volcán reviente, te arrastre lo menos posible para volver a asentarte. A ti que esperas sentado diciendo que haces lo que sabes que no hay que hacer y te autojustificas para seguir sentado.


 A ti que esperas sentado te digo que saltes. Salta y equivócate, para volver a saltar. A ti que esperas sentido te digo que pienses, que la autocompasión sólo te conduce a no hacer, o hacer lo incorrecto. Piensa, si quieres sabes el camino. A ti que esperas sentado te digo que no te canses, llevas mucho rato sentado y te agotas en el primer intento, encuentras la excusa perfecta detrás de cualquier cosa para justificar lo que no haces. A ti que esperas sentado te digo que los trenes pasan e igual que vienen, se van. A ti que esperas sentado te digo que en el camino me puedes encontrar andando.

miércoles, 30 de octubre de 2013

De arroces y otras brasas



El otro día revisando las fotos de estas vacaciones me topaba con estas fotos que me provocaron un estallido de realidad virtual más allá de lo conocido hasta ahora. Me llegaron sabores y olores que me trasladaron a los días de playa y sol que habíamos vivido este verano. Ambientes de brasa, cerveza y vino, hambre saciada y ganas de repetir. Ciertamente se merecían ser recordadas.


Los arroces de este verano fueron espectaculares, desde los hortelanos con mucha verdura y carne en la que el arroz compartía todos los sabores y estaba casi más rico que todo lo demás, y es mucho decir.


Hasta un arroz con bogavante del Cantábrico que hicimos cuando vino Josema y Cris a visitarnos que no estaba espectacular, estaba lo siguiente. Algunos disfrutaron chuperreteando a los pobres bogavantes que tuve que asesinar antes de que cayeran en la paellera, yo disfrute con un arroz que estaba sabrosísimo.


Y por supuesto no faltaron las barbacoas y los chuletones a la brasa, carne asturiana que se deshacía en la boca. Tostada por fuera y hecha por dentro (lo siento para los que les guste la carne poco hecha) pero muy tierna y nada jasca. Lo siento si os he dado hambre, pero que sepáis que a mi me ha entrado mucha nostalgia gastronómica y de la otra.

viernes, 25 de octubre de 2013

Fuego de película



Junio en Zaragoza. El calor pegando duro sobre sus calles. Nosotros con unos amigos buscando desesperadamente donde tomar algo en el Casco Viejo. De repente en un cruce de calles junto a la calle Cinegio, de nombre simbólico para lo que veríamos a continuación, todo un despliegue de bomberos y un aparente incendio en una de las casas. Hasta aquí todo normal para entrar en una noticia de página de sucesos.


El tema era que se veía a todo el mundo con excesiva tranquilidad. Los bomberos pese a salir humo de una de las casas se encontraban apoyados sobre su camión o en el bar de enfrente. Los pesarosos vecinos de la casa siniestrada se apostaban en los balcones con una tranquilidad pasmosa. La respuesta un poco más adelante, un rodaje de película.


Descubierto el secreto y leyendo las cenizas que agoreramente se colgaban en la placa de la calle, nos marchamos en busca de un bar que lo que teníamos era mucha sed y poca curiosidad por saber cual podría ser la película que estaban grabando.

miércoles, 16 de octubre de 2013

María y Mikel, la vida un regalo



María y Mikel, Mikel y María. Ninguno de los dos se conocía, y ni yo conocí a ninguno de los dos, pero no me eran desconocidos. No hablé con ellos nunca, pero sentía sus palabras muy cercanas. No les miré jamás a los ojos, pero siempre percibí una mirada cálida en sus rostros. No conocí a María más allá de lo que una televisión puede proyectar, pero siempre acepté una conexión especial con sus palabras. No conocí a Mikel más allá de lo que su madre me contaba entre palabras cálidas y silencios que no necesitan frases, pero siempre supe que había un amor de madre especial más allá de lo que se puede contar.


El viernes 11 de octubre los dos se marcharon, sin ponerse de acuerdo, sin conocerse, una mucho más popular, el otro entre el dolor del miedo al futuro de una familia. María de Villota se marchó temprano, en el silencio de la cama de un hotel. Mikel a las 10,15 entre tubos de una UCI y en estado de coma. A la familia de María le pilló de sorpresa, pero no tanta, ellos sólo pensaban en el año y algunos meses que habían disfrutado de su vida extra después del accidente. A la familia de Mikel les pilló como un alivio, a su lado, con la intimidad que da un cristal de por medio, y la maldita satisfacción que da un mal peor.


María hasta hace un año para mi, a no ser por su apellido era una gran desconocida. Mujer piloto de fórmula I, en un mundo de hombres, ya decía mucho de ella. Toda una vida preparándose para un sueño y cuando lo estaba tocando con los dedos un accidente casi mortal la trasladó a una realidad mucho más profunda, más cruel pero más humana. El despertar fue terrible, por dentro todo removido, por fuera un mundo sin perspectiva. Pasaron tan sólo unos meses y todo cambió, clínicamente parecía que todo se había arreglado y sentía y pensaba mejor que nunca, por fuera veía la mitad, pero jamás había visto tanto amor con tan pocos ojos.


Se dedicó desde entonces a compartir su descubrimiento, a decir que la vida es maravillosa cuando se mira todo con nuevos ojos, aunque sea con sólo uno, y lo decía todo con su dulce voz, con su tono amable que hacía más verdad lo que salía de su corazón. De conferencia en conferencia, de amigos en amigos y hablando de seguridad en los previos de Fórmula I, comía sus ganas de vivir la nueva vida que le había tocado disfrutar. Un día antes de que su corazón dijera basta en esa habitación de un hotel de Sevilla, María no había faltado a su cita con su amigo Manuel, al que descubrió una tarde de conversación franca perdida en busca de la catedral de Sevilla. Para Manuel María no se ha ido, para mi tampoco.


Mikel hasta hace un año no era nada para mi, la casualidad de una madre activa y sensible, que a través de la red, un pueblo como Anguiano y la casualidad, quiso compartir conmigo lo que sentía de mis palabras y el amor de su familia que le rodeaba. Me contó de su vida, de su arca de Noé particular, su caserío de Mendibe, lleno de animales, algunos sin suerte, que gracias a ella recobraban un nuevo sentido a la vida. Me habló de su familia, de sus padres, de Anguiano, de su hija Irantzu y de su hijo Mikel. Hablaba siempre de todo con apretado amor y orgullo.


Compartió conmigo en mayo la hospitalización de Mikel por una neumonía grave, y el otro día tuvo valor y tiempo para comentarme que Mikel se encontraba en muerte cerebral tras haberse atragantado con una miga de pan en el colegio. Los médicos auguraban un negro futuro, con muerte cerebral poco se podía hacer, sus padres tan sólo no querían verlo sufrir. Y Mikel finalmente tomó su decisión y se marchó sin dar ningún mal y repartir mucho amor. Para Sonia, su madre, Mikel no se ha ido, para mi tampoco.


María lleno de lágrimas mi corazón. Mikel también. Sentí la ausencia de dos desconocidos que sentía cercanos, mucho más que algunos conocidos. Sus sonrisas me acompañan, al igual que sus miradas, pero todavía más sus lecciones de vida, esas que no se olvidan nunca. María y Mikel se han ido, pero seguro que a Mikel le hubiera gustado pilotar un coche de fórmula uno más rápido que nadie o ponerse el parche en el ojo para ser un pirata malo, y seguro que a María le hubiera encantado conocer al burrito de las Encartaciones que cuidaba Mikel y que le recordara el nombre de todos sus perros.

Mikel lleno de lágrimas mi corazón. María también. Pero los dos me han ayudado a entender el camino para intentar ser cada día un poco mejor persona y comprender que la vida es el mejor regalo. Allí donde estéis, gracias.


lunes, 14 de octubre de 2013

Fiestas de Gracias en Anguiano II: Piñarrada 2013



Una vez más los Piñarras se volvieron a reunir por Gracias, lo que comenzó como una petición graciosa al calor de una noche de verano en fiestas de julio, hace ya unos años, entre bar y bar, y cerveza y cerveza en una petición a José Félix como el más veterano de los Piñarras, todos nos volvimos a juntar con una sonrisa en la boca y con ganas de contarnos cosas y vernos las caras sin las prisas del día a día. Una buena excusa para juntarnos y recordar que todo lo bueno hay que cuidarlo.


No pudieron estar todos, pero es difícil juntar a un clan que precisamente pequeño no es. Nos juntamos en la Cabaña, nos prepararon un ambiente muy agradable y tranquilo, todo un salón para nosotros con una mesa que recordaba a la de una boda (que se lo digan a Pedro y Maite que parecían los novios) en forma de "U", pero luego ya nos encargamos todos de movernos de un lado a otro para vernos todos.


Además de las generaciones directas cada año, por suerte, se suman los más jóvenes y van haciendo piña o piñarra con los más veteranos. Así fue un placer contar este año con Raúl, Ana, Andrea y Elena, que se encargaron de tomar una de las esquinas de la mesa, reírse mucho y charrar de sus cosas.


Por el otro lado de la mesa José Félix, Magdalena, Tito, Maite, Richar, Raquel, Lucía y Lidia, entre otros. Todo un grupo donde las botellas de vino no faltaban y Richar no hacia otra cosa que mirar por la ventana aguantando la maldita lluvia que presagiaba una bajada de la cuesta complicada, aunque reconoció que haciendo pronósticos es mucho mejor Rapphel que él.


Por la otra esquina Lidia, Marino, Dani, Estela, Chini y Esteban cerrando la esquina. Les tocó aguantar un poco la ventana y el fresco que entraba por ella tras la lluvia que estaba cayendo. Esteban aguantaba como podía después de tener una inflamación considerable en la boca por las malditas muelas.


Justo en el centro de la mesa presidencial Maite y Pedro Ignacio, que aunque aquí parezcan algo separados pudieron disfrutar de una segunda celebración matrimonial, al grito de ¡viva los novios!, aunque los padrinos de las esquinas tampoco se pudieron librar.


En la otra esquina Chuchi, Justo Luis y Begoña todo un clan que junto con Pedro Ignacio hacían un cuarteto de miedo. De la comida como podéis ver tan sólo dejaron los restos, de una comida, que por cierto, estuvo muy bien y servida toda en su momento.


Justo enfrente mío y al lado de justo, para ser justos, Fernando custodiaba a David o al revés, junto a ellos la madre, Raquel y Ana con June y Naia. June duró poco, ya que como se aburría, me la llevé para dejarla con sus abuelos. Con Raquel tuvimos la suerte de poder charlar y comentar cosas que la distancia no nos permite.


Aquí podéis ver como los padrinos se besaron con mucho cariño y fervor, para desgracia de la muela de Esteban y calorcito de la nuca de Justo Luis. No os perdáis al pequeño David como se pica de envidia y le regala un besazo a Raquel.


Pasamos un gran rato juntos, entre platos que iban y venían, botellas de vino que se vaciaban y cotilleos, muchos cotilleos. No faltó la anécdota de ultramar y cómo las redes sociales a día de hoy no perdonan ni las mentiras ni los secretos, la pena es que al final se haga protagonista de una historia a gente que no tiene nada que ver con nada y no saben ni lo que es el "feisbus".


Otra de las grandes protagonistas de la comida fue Naia, la última incorporación de los Piñarras. Naia aguantó un buen rato dormida, pero cuando se despertó y tomó el menú particular de su madre, todos se peleaban por tenerla entre sus brazos, y ella con lo buena que es, no se quejaba para nada.


Raúl nos demostró que es capaz de tener un bebé entre sus brazos, aunque cuando le dijeron que se había cagado se encargó con rapidez de endosarle el paquete a otro, pero por suerte era una falsa alarma, esperemos que Naia no te lo tenga muy en cuenta en el futuro.


Elena también se dejó convencer por el instinto maternal y se hizo con Naia, para sorpresa y risas de sus compañeros de mesa. Por suerte, hechuras no le faltan.


Lucía, una anguianeja de pro, se hizo con Naia con su naturalidad y su sonrisa. Las dos parecían estar pasándoselo de maravilla.


Su tía Maite no se quiso quedar atrás y aunque parezca que su tío Esteban no hacía mucho caso, no es verdad, también le dedicó sus buenos mimos a su sobrina.


Y así pasamos un rato maravilloso, que como siempre se nos hizo más corto que largo, con un montón de Piñarras disfrutando de una herencia de la que pueden estar muy orgullosos, y en la que los nietos y los hijos de los nietos encuentran la excusa perfecta para pasar un buen rato juntos.


Ánimo que ya queda menos para el año que viene. Por suerte en esta última foto pudimos pillar a la pequeña Raquel, que encantadora con los niños, viajaba de un lado para otro y casi consigue no salir en ninguna foto, lo mismo que me pasó a mi, pero ese día los protagonistas son ellos, los Piñarras.

28/09/2013

Fiestas de Gracias en Anguiano I: danzando bajo la lluvia
Fiestas de Gracias en Anguiano III: una cuesta de vértigo

sábado, 7 de septiembre de 2013

Lared140: tweets y mucho calor



Ayer un poco por casualidad y otro poco por curiosidad asistí al segundo evento que se realiza en Zaragoza Lared140, un evento nocturno de pago sobre redes sociales y todo lo que lleva a su alrededor. La tarde noche en Zaragoza se presentaba bochornosa de ambiente y un calor tremendo lo inundaba todo. Para ser un evento de redes sociales la inscripción no podía ser más manual, todos en cola esperando corroborar nuestros nombres en una lista, para luego volver a hacer otra cola y apuntarnos a las conferencias que nos interesaban.


El evento tenía lugar en la antigua azucarera, en la sede de Zaragoza Activa, un sitio verdaderamente precioso. Después de pasar las colas un poco absurdas y saludar a viejos conocidos como Isaac Bolea que se pasó ahí y me recordó aquellos tiempos del mac y Random, empezaron las primeras conferencias ante el barullo de la gente que poco a poco se fue dispersando.


José Luis Orihuela abría fuego con una didáctica reflexión acerca del mundo tweet, de su sentido y sus metáforas, metiendo el dedo en las contradicciones de todos aquellos que no quieren entender el sentido de expresarse en 140 caracteres. Una reflexión más allá de los tweets que se escriben mientras llega el autobús a su parada.


Después se impartían varias mesas redondas y a la espera de la siguiente entramos en una que impartía Javier Burón, un cordobés bien intencionado socio de SocialBro que equivocó el título del taller: "Twitter for Businness//Twitter para empresas" con una sesión de demostración y venta de su aplicación, sin demostrar realmente cómo a afectado a las empresas su herramienta. Además se alargó en el tiempo lo que obligó a mover todos los horarios.


Después vino Juan García Álvarez, un asturiano divertido y efectista, que con un brillante título de taller: "Cómo exponer ideas. Más allá de la muerte por PowerPoint" consiguió atraer mi atención, y no me defraudo, aunque algo básico, profundizó en claves y técnicas para no conseguir matar a las audiencias con un powerpoint o similar. Después siguieron otras conferencias interesantes que contaban con gente como Chema Fernández coetáneo de la Universidad y recordado por Días de Vino y Rosas y sus promociones musicales, también Ricardo Bosque, Arturo Elena, Gonzalo de la Figuera y tantos otros.


Aprovechamos para tomar unas cervezas a las que invitaba la organización, calientes para desgracia, que recordaban las últimas fiestas de verano y esos chiringuitos a los que al final de la noche siempre se les acababa el hielo. Nos juntamos con viejos conocidos como los Clarimon o Luis Linacero con el que acabamos la cita al evento degustando un bocadillo de longaniza de Pastores y un trocito de trenza de Almudévar. Una bonita noche y una experiencia agradable aunque algo poco técnica.

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