lunes, 27 de septiembre de 2010

Ésto es espectáculo



Que noche la del jueves, jamás había visto al Cirque du Soleil y gracias a Raúl nos fuimos al Principe Felipe, en una de esas tardes calurosas de final de verano, a asistir a un espectáculo único, como muy pocas veces había visto.


Las gradas casi todas llenas con una distribución de anfiteatro y con muchas sillas al pié como en los circos antiguos. Sólo con ver a la gente te das cuenta que es un circo diferente, ¿dónde están los niños? mucha gente joven y mayor, expectantes con lo que podíamos ver.


Saltimbanco rinde homenaje a los artistas callejeros, a los duendes y las hadas, a los sueños y a demostrar que las leyes de la gravedad se pueden romper (o parecer que se rompen). Luces, escenografía, música, caracterización y vestuario muy cuidado, impresionante por momentos, pero aún así no le quita ni un ápice de honestidad y humildad a cualquiera de las multiples actuaciones que se pueden ver en escena. Para mi gusto una de las mejores la de la fotografía en las que parece que estás en una película de Tarzán y los monos suben por los árboles sin aparentemente existir la ley de la gravedad.


Desde el principio todo tiene un sentido, las historias se van uniendo una tras otra de una forma lógica y coherente sin necesidad de pronunciar una sóla palabra, malabaristas, equilibristas y acróbatas siempre en función de un sueño mágico. Todo es perfecto (o lo parece) y el humor prevalece en todo momento.


Según he leído los personajes tienen hasta 300 piezas de vestuario de vivos colores que se fusionan con los palos chinos, la doble cuerda floja, malabarismo, las boleadoras, el columpio ruso, el trapecio, el ballet de cuerdas elásticas, la bici bailarina, y otros tantos números en los que no se para de aplaudir.


Número tras número la implicación con el público es tremenda, varias veces juegan con la gente y si tienes suerte y el invitado se enrolla es verdaderamente divertido el momento, nada parecido a los circos de toda la vida cuando te ponían en los morros un cocodrilo aparentemente dormido ¿verdad, Ana? El momento del mimo es genial, te mueres de risa.


Cincuenta y tres artistas que dan vida a un espectáculo impresionante, muy alejado de los circos añejos con suelo de serrín y orín de elefante, y muy cercano con los circos añejos en cercanía y entrega. Posiblemente, este espectáculo sin la puesta en escena del Circo del Sol parecería mucho más mediocre, y sería injustificado su coste, pero ese es el secreto de cómo reinventar un espectáculo como el del circo en el que hace unos años nadie daba nada por él. En comunicación siempre buscamos diferenciación, hacer lo mismo pero de forma diferente y desde luego El Circo del Sol, lo logra.


Ir bien tapados, a nosotros casi nos da un pasmo de frío, y unos guantes para aplaudir y no haceros daño, os lo recomiendo, ya que desde el principio no se para de aplaudir. Aquí unos vídeos de recuerdo:

2 comentarios:

  1. Espectacular!!! No paré de aplaudir y me quedé con la boca abierta muchas veces, no sabía que las personas fueran capaces de hacer cosas como las que ellos hacen. Y reir, reir... reir me reí muchísimo. Fue genial!!!

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  2. Sólo tengo una pregunta, ¿Por qué el Circo del Sol se celebra de noche?

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