jueves, 31 de octubre de 2013

Abuelos malos 18: Walter Keogh



Walter Keogh tenía una mirada triste, lánguida, hasta un poco melancólica, era su herramienta perfecta. Siempre vestido impecablemente con su pajarita de lunares, era capaz de embaucar a cualquiera que se le acercase. Primero empezó vendiendo pequeñas cosas que no tenía, pero pronto dio el gran salto y se dedicó a vender terrenos y fincas que no poseía. Se acercaba a aquellos ingenuos que con tal de poder ganar más dinero eran capaces de creerse cualquier cosa. Los más avariciosos eran carnaza para Walter.


Así le pasó a Ralph Sinfield y Patrick Kerlin que escucharon los cantos de sirena que les lanzaba Walter Keogh acompañado de tres compinches: Cecil Clarke de 27 años, Edward Barratt de 37 años y John Power de 50 años. Todos ellos les habían vendido solares de Blacktown por más de 100 libras cuando apenas valían entre 10 ó 30 libras, alegando que se podía construir en ellos. El detective Alford los detuvo a todos cuando apenas habían cerrado la comunicación.


De 1923 a 1928 Walter Keogh fue considerado por la policía como un auténtico "buscavidas", se le veía siempre merodeando los alrededores de Sidney vendiendo solares y terrenos con la promesa de que se podía construir en ellos con lo que inflaba los precios y los compradores creían que aun así podían revender inmediatamente los terrenos logrando un beneficio enorme. Así Walter se pasó entrando y saliendo de la cárcel entre ventas y dentenciones.

Fotografía tomada el 9 de febrero de 1922, posiblemente en la Estacion Central de la Policía de Sidney.

Estas fotos forman parte de una serie de alrededor de 2.500 fotografías catalogadas como "especiales" encargadas por el Departamento de Policia de Nueva Gales del Sur (Australia) entre 1910 y 1930. Fueron en su mayoría tomadas en las células en la Estacion Central de Policía de Sidney y estan tomadas en los momentos cercanos a su captura y al contrario que las tipicas fotos policiales reflejan la humanidad o maldad de los detenidos.

miércoles, 30 de octubre de 2013

De arroces y otras brasas



El otro día revisando las fotos de estas vacaciones me topaba con estas fotos que me provocaron un estallido de realidad virtual más allá de lo conocido hasta ahora. Me llegaron sabores y olores que me trasladaron a los días de playa y sol que habíamos vivido este verano. Ambientes de brasa, cerveza y vino, hambre saciada y ganas de repetir. Ciertamente se merecían ser recordadas.


Los arroces de este verano fueron espectaculares, desde los hortelanos con mucha verdura y carne en la que el arroz compartía todos los sabores y estaba casi más rico que todo lo demás, y es mucho decir.


Hasta un arroz con bogavante del Cantábrico que hicimos cuando vino Josema y Cris a visitarnos que no estaba espectacular, estaba lo siguiente. Algunos disfrutaron chuperreteando a los pobres bogavantes que tuve que asesinar antes de que cayeran en la paellera, yo disfrute con un arroz que estaba sabrosísimo.


Y por supuesto no faltaron las barbacoas y los chuletones a la brasa, carne asturiana que se deshacía en la boca. Tostada por fuera y hecha por dentro (lo siento para los que les guste la carne poco hecha) pero muy tierna y nada jasca. Lo siento si os he dado hambre, pero que sepáis que a mi me ha entrado mucha nostalgia gastronómica y de la otra.

martes, 29 de octubre de 2013

Adiós Ricardo, adiós majo



El otro día, agotado físicamente sobre la cama de un hospital el tío Ricardo dijo adiós. Un cáncer de páncreas le había consumido su cuerpo aunque el espíritu nunca le faltó. Lo fuimos a ver en septiembre, en una mañana de domingo de Vitoria de las que el sol se pelea por traspasar las hojas de los árboles, caminar hacia su casa por Adurtza nos llevó al recuerdo de su hermana que vivía justo enfrente y que hace ya unos años se la llevó lo mismo que le estaba consumiendo a Ricardo. Pero en ese momento no queríamos pensar en esas cosas, lo pasado siempre es pasado.


Llamamos al timbre y subimos a verle con las dos niñas, el portal estaba muy cambiado, hacía muchos años que no pisaba esa casa y ahora tenía hasta ascensor. Llamamos al timbre y Ricardo nos salió a recibir diligente, con esa energía que se gastaba él, de toda la vida, como si la vida fuese maravillosa por el simple hecho de serlo. —¡Hola Ana! ¡Hola David! ¡¿Qué tal majo?!— oyéndole parecía que no había pasado el tiempo, de siempre lo recuerdo empleando esas tres expresiones, y la que más me encantaba era la de "majo", la decía con ese cariño con el que se regalan las palabras cuando quieren decir algo más que simples fonemas o sílabas.


Mientras contestábamos con el cariño que se merecía su cuerpo nos devolvía la realidad del sufrimiento de una enfermedad que se te va comiendo por dentro, pero su mirada delataba la mentalidad del que es fuerte de espíritu. Respondía a todo con resignación animada, como si no pasara nada, como no queriendo ser el protagonista, algo que nunca le había gustado. Miraba a las niñas y sonreía, mientras hablaba con una voz gutural que le había acompañado siempre fruto de muchos años de tabaco, hasta que un día hace ya bastantes años, decidió que no fumaba más y así lo hizo, sin darse importancia ni pedir ayuda, así era Ricardo.


Jubilado ya, siempre le había gustado pasear, ir de aquí para allá, lo recuerdo en verano bien afeitado, con los cuatro pelos que le quedaban peinados hacia atrás, el cinto visible, pantalón de pinzas y su camisa de manga corta de bolsillo abultado del que salían algún boleto de lotería o de la ONCE. Te lo encontrabas y te entretenía poco, como para no molestar, con su voz ronca me decía —¡¿Qué tal majo?!— en un tono entre interrogativo y exclamativo, y tras unos cortos minutos muy afables, volvía a emprender su ruta como si tuviera un destino que no podía abandonar.


Tan sólo había cumplido 74 años, le faltaba poco para los 75, pero el 26 de octubre no se quiso alargar hasta primeros de noviembre. El domingo nos juntamos toda la familia en Vitoria para decirle adiós, y lo hicimos como a él le hubiera gustado, con tristeza contenida y apariencia de buen ánimo, que no se viera la pena que iba por dentro. Fue un placer conocerte Ricardo, y tan sólo me queda decir un —"adiós, majo"— con un fuerte abrazo de los que a ti te gustaba dar. Hasta siempre.

lunes, 28 de octubre de 2013

Bricomanía de verano



Cuando llegamos este verano a la casa de Asturias nos encontramos con una desagradable sorpresa, debido a las lluvias y los vientos de la primavera, el tejado de la caseta y el de la leñera se habían visto resentidos, en alguna parte se habían volado y por lo tanto el agua había entrado a mojar el aglomerado del tejado, y en la leñera la poca inclinación también había hecho alguna gotera. Tocaba ponerse en verano manos a la obra y emular a los programas de bricomanía.


Primero decidir cual sería el sistema que empleaba para dejar un tejado mucho más resistente. Me visité todos los centros de bricolaje y miré y revisé todas las posibilidades. Al final me decanté por la tégola por precio ya que con otros sistemas desperdiciaba mucho material en mis medidas y me costaba más del doble.


Así que muy a mi pesar que me hubiera gustado descansar y no ponerme manos a la obra, me puse a reparar los tejados, levanté la leñera en la parte de atrás unos 10 centímetros lo que hizo que la inclinación aumentara, además de cambiar todas las maderas de los tejados ya que se habían humedecido y no servían para casi nada.


Así es como quedó al final, por suerte los días de trabajo el tiempo aguantó y no hizo mucho sol y tampoco llovió. La prueba de fuego fue a los pocos días en las que calló una tormenta de verano y el resultado fue satisfactorio. Cada día me parezco más a mi padre y no hay verano en el que no haga algo de bricomanía.

viernes, 25 de octubre de 2013

Fuego de película



Junio en Zaragoza. El calor pegando duro sobre sus calles. Nosotros con unos amigos buscando desesperadamente donde tomar algo en el Casco Viejo. De repente en un cruce de calles junto a la calle Cinegio, de nombre simbólico para lo que veríamos a continuación, todo un despliegue de bomberos y un aparente incendio en una de las casas. Hasta aquí todo normal para entrar en una noticia de página de sucesos.


El tema era que se veía a todo el mundo con excesiva tranquilidad. Los bomberos pese a salir humo de una de las casas se encontraban apoyados sobre su camión o en el bar de enfrente. Los pesarosos vecinos de la casa siniestrada se apostaban en los balcones con una tranquilidad pasmosa. La respuesta un poco más adelante, un rodaje de película.


Descubierto el secreto y leyendo las cenizas que agoreramente se colgaban en la placa de la calle, nos marchamos en busca de un bar que lo que teníamos era mucha sed y poca curiosidad por saber cual podría ser la película que estaban grabando.

jueves, 24 de octubre de 2013

La casa está enladrillada



La casa está enladrillada, quién la desenladrillará, el desenladrillador que la desenladrille, buen desenladrillador será. La verdad que cuesta decirlo y escribirlo, más que verlo. Así luce una casa de Anguiano en todo su esplendor, con los ladrillos de lado y de perfil, para que se aprecie bien su sólida construcción.


Cuando entras en el detalle todavía sorprende más, y ese mosaico de ladrillos provoca hasta cierto mareo en la vista, pero su dueño prefirió dejarla desnuda de reboque y sin nada que alterase su imagen transparente de vivienda. Sólo queda esperar al desenladrillador.


miércoles, 23 de octubre de 2013

Por fin motero



Desde el día de mi cumpleaños en junio pasado he cumplido, a medias, uno de mis sueños, tener moto. La verdad que me pilla ya un poco grandecito en todas las dimensiones, pero la casualidad y la comodidad para aparcar donde quiera en una gran ciudad me llevaron a tomar la decisión. Conseguirlo era difícil, no tengo carné de moto y no había conducido en mi vida ninguna moto, ni una simple Vespino.


A eso se sumaba que no me gustan las moto tipo scotter o similares, mi estilo va más hacia las motos tipo custom pero sin exagerar. Así que me tocó ponerme a buscar motos de 125cc que cubriesen esa expectativa. Di con algunas pero para alguien que no ha llevado nunca una moto y que no sabía si me iba a convencer los precios eran elevados y una de segunda mano no me atrevía por mi propia experiencia en el sector.


Hasta que di con esta moto, la Keeway Superlight 125 limited edition, cuando la vi me encantó ya que cuadraba perfectamente con mi estilo de moto, ruedas anchas, robusta, negra, con un estilo retro hacia las motos alemanas de la segunda guerra mundial,… vamos, que me encajaba perfectamente, y todavía mucho más el precio, es lo que tiene se una moto china, por fuera perfectas y por dentro os contaré (de momento sin problemas, salvo por lo mal que funciona el botón de los intermitentes).


Con la bici los días de invierno es complicado y ir por la calle más que un peligro. Saqué unos números de lo que me costaba aparcar en zona azul con el coche o alquilar un parking y no había duda, en dos días ya tenía mi moto. Me costó una mañana aprender a conducirla reguleramente, pero poco a poco ya le he ido pillando el tranquillo. De momento la experiencia es mucho más que satisfactoria.


Ahora casi todos los días dependo de ella, me lleva y me trae sin grandes velocidades, pero yo sólo la quiero para ciudad, corre lo justito, todo un alivio, y quitando que hay que acostumbrarse a los cambios de marchas y a veces se encasquillan todo va perfecto. Ya he cumplido un sueño, ahora el siguiente es sacarme el carné de moto y poder optar algún día a la moto que todos os podéis imaginar, pero todavía me quedan muchos kilómetros con mi moto chinaca.

martes, 22 de octubre de 2013

Adiós, coleta, adiós



Hay días en los que toca dejar atrás algunas cosas. A Unax le tocó antes del verano. Había conseguido dejarse una gran coleta durante bastantes años que había trenzado y cuidado con esmero. Sin quererlo, me vi reflejado en él, yo también me dejé coleta como él, aunque no tan joven, eran otros tiempos. Mi pelo rizado la convertía en un tirabuzón curioso y para nada se parecía a la de Miguel Bosé que era el que la puso de moda en aquellos años.


La de Unax trenzada evitaba el último giro revoltoso del pelo. Unax la lucía con orgullo, habría matado por ella, pero un día dijo basta, y se la cortó. Sin mayor historia, creando un antes y un después. Todos vamos dejando historias físicas por el camino, pelos largos, barbas, perillas, bigotes,… el caso es experimentar y probar para luego quedarnos como más nos gustamos.


Desde ahora, Unax ya sólo puede decir: adiós, coleta, adiós.

lunes, 21 de octubre de 2013

La ciudad se oscurece



Por delante me aguarda una noche larga de trabajo y creatividad. Por detrás todo un día de duro trabajo y cansancio. En medio una ciudad que se despereza entre las luces de las farolas y un sol que se esconde disimuladamente entre las nubes. En las casas pocas luces, o todo el mundo está fuera o ya duermen entre los abrazos de sus televisiones que todo lo adormecen. Algún coche circula despacio como para no hacerse protagonista de la noche incipiente.


El cielo recorta la silueta de una ciudad, el museo Pablo Serrano desdibuja sus formas y se convierte en algo más compacto como el resto de los edificios. En los pisos puntos amarillos sobre negro como cuando dibujaba de niño la noche llena de estrellas. Antenas y grúas desafían al silencio. Por un momento la naturaleza y la vida son más fuertes que mi día a día, me relajan y me atraen a partes iguales.


Poco a poco, coincidiendo con el adiós del sol, las luces intensas surgen de las casas, algunas con gran potencia, casi como si fueran un escenario en la noche. Unas amarillas, otras blancas, otras verdes-azuladas, el resto grises casi negras. Fachadas que se desdibujan, familias que descansan, habitaciones que no duermen, sueños que comienzan y un cielo que se apaga.


Mientras la ciudad se oscurece y empieza a dormitar, yo me despierto y recuerdo lo que me queda por delante y lo de menos es el sueño. Dejo la ciudad libres de mis pensamientos y vuelvo a la vida virtual, que la real, la he tenido por un momento delante mío.

viernes, 18 de octubre de 2013

Parecidos razonables 001: De Virgin a Viryin's



Paseando el otro día por la calle Pilar Lorengar en Zaragoza me topé con este singular bar-café-pub con el sugerente nombre de Viryin's en unos sitios y Viryin en otro. No me pude reprimir a tirar unas fotos e inaugurar una nueva sección en el blog de "parecidos razonables", y es que algunas marcas o empresas hay que reconocer que tienen mucha guasa.


Hay que reconocer que la "g" de la marca original según se mire también se podría interpretar como una "y", y el parecido con Viryin de Virgin no es pura casualidad. Para que no faltara detalle el color también es semejante y hasta el rabito izquierdo de la V se ha cuidado.


En el letrero de arriba pone Viryin aunque a la derecha lo pluralizan, sólo los autores conocerán tan profundo secreto. Viryin, toda una marca cañí.

jueves, 17 de octubre de 2013

Felicidades hada madrina



Aunque un poco tarde, no quiero dejar de felicitar a mi tía Loli, en un año tan especial como este en el que por fin se jubila y en unos tiempos en los que esa palabra suena con un retintín de miedo muy particular. En septiembre llegaba a esa cifra que algunos jóvenes de hoy en día sueñan y otros temen, y para a los que les llega simplemente supone un punto final a una etapa en la que nada más cambia, pero se rompen todas las rutinas que antes parecían odiosas y después se convierten en maravillosas.


Mi tía Loli siempre fue de un carácter muy peculiar, para mi encantador, ella siempre ha tenido cierta debilidad por mi humor y no en vano fue mi hada madrina el día de mi bautizo. Nació en Leache y siempre fue la pequeña de casa Matías, un padre al que pudo disfrutar poco y al que seguro hecho mucho de menos. Se crió a la sombra y a la luz de sus hermanos. Maribel, mi madre, era la mayor, y era los pies en el suelo. Jesús, el de en medio, los sueños y las puertas abiertas a un mundo distinto. Cuando se instalaron en Zaragoza su vida cambió, dejó atrás un pueblo por el que nunca ha sentido ni la más mínima atracción, habría que saber que recuerdos infantiles dejó allí enterrados.


Se casó, tuvo tres hijos y nunca paró. Su energía y dinamismo siempre le han acompañado. Las ideas claras y voz de mando nunca le han faltado, al igual que un odio terrible a que le toquen el pelo. Muchos años han pasado ya desde que nos conocemos, pero siempre la he sentido igual, con su media sonrisa, con sus ganas de reírse, pero no de parecerlo, con ese brío acompañado de una queja, y con esas ganas de saber cosas, mientras no para de hacer otras.


Pasa el tiempo, las fotografías lo recuerdan, pero dentro de uno mismo siempre se tiene la sensación de que las cosas tampoco cambian tanto, y que en mi tía que hace poco ha cumplido años y jubilación, queda mucho todavía de aquella niña que aguantaba la sonrisa con su pelo bien peinado con una trenza por detrás. Pasará el tiempo, pero no para tí hada madrina.

miércoles, 16 de octubre de 2013

María y Mikel, la vida un regalo



María y Mikel, Mikel y María. Ninguno de los dos se conocía, y ni yo conocí a ninguno de los dos, pero no me eran desconocidos. No hablé con ellos nunca, pero sentía sus palabras muy cercanas. No les miré jamás a los ojos, pero siempre percibí una mirada cálida en sus rostros. No conocí a María más allá de lo que una televisión puede proyectar, pero siempre acepté una conexión especial con sus palabras. No conocí a Mikel más allá de lo que su madre me contaba entre palabras cálidas y silencios que no necesitan frases, pero siempre supe que había un amor de madre especial más allá de lo que se puede contar.


El viernes 11 de octubre los dos se marcharon, sin ponerse de acuerdo, sin conocerse, una mucho más popular, el otro entre el dolor del miedo al futuro de una familia. María de Villota se marchó temprano, en el silencio de la cama de un hotel. Mikel a las 10,15 entre tubos de una UCI y en estado de coma. A la familia de María le pilló de sorpresa, pero no tanta, ellos sólo pensaban en el año y algunos meses que habían disfrutado de su vida extra después del accidente. A la familia de Mikel les pilló como un alivio, a su lado, con la intimidad que da un cristal de por medio, y la maldita satisfacción que da un mal peor.


María hasta hace un año para mi, a no ser por su apellido era una gran desconocida. Mujer piloto de fórmula I, en un mundo de hombres, ya decía mucho de ella. Toda una vida preparándose para un sueño y cuando lo estaba tocando con los dedos un accidente casi mortal la trasladó a una realidad mucho más profunda, más cruel pero más humana. El despertar fue terrible, por dentro todo removido, por fuera un mundo sin perspectiva. Pasaron tan sólo unos meses y todo cambió, clínicamente parecía que todo se había arreglado y sentía y pensaba mejor que nunca, por fuera veía la mitad, pero jamás había visto tanto amor con tan pocos ojos.


Se dedicó desde entonces a compartir su descubrimiento, a decir que la vida es maravillosa cuando se mira todo con nuevos ojos, aunque sea con sólo uno, y lo decía todo con su dulce voz, con su tono amable que hacía más verdad lo que salía de su corazón. De conferencia en conferencia, de amigos en amigos y hablando de seguridad en los previos de Fórmula I, comía sus ganas de vivir la nueva vida que le había tocado disfrutar. Un día antes de que su corazón dijera basta en esa habitación de un hotel de Sevilla, María no había faltado a su cita con su amigo Manuel, al que descubrió una tarde de conversación franca perdida en busca de la catedral de Sevilla. Para Manuel María no se ha ido, para mi tampoco.


Mikel hasta hace un año no era nada para mi, la casualidad de una madre activa y sensible, que a través de la red, un pueblo como Anguiano y la casualidad, quiso compartir conmigo lo que sentía de mis palabras y el amor de su familia que le rodeaba. Me contó de su vida, de su arca de Noé particular, su caserío de Mendibe, lleno de animales, algunos sin suerte, que gracias a ella recobraban un nuevo sentido a la vida. Me habló de su familia, de sus padres, de Anguiano, de su hija Irantzu y de su hijo Mikel. Hablaba siempre de todo con apretado amor y orgullo.


Compartió conmigo en mayo la hospitalización de Mikel por una neumonía grave, y el otro día tuvo valor y tiempo para comentarme que Mikel se encontraba en muerte cerebral tras haberse atragantado con una miga de pan en el colegio. Los médicos auguraban un negro futuro, con muerte cerebral poco se podía hacer, sus padres tan sólo no querían verlo sufrir. Y Mikel finalmente tomó su decisión y se marchó sin dar ningún mal y repartir mucho amor. Para Sonia, su madre, Mikel no se ha ido, para mi tampoco.


María lleno de lágrimas mi corazón. Mikel también. Sentí la ausencia de dos desconocidos que sentía cercanos, mucho más que algunos conocidos. Sus sonrisas me acompañan, al igual que sus miradas, pero todavía más sus lecciones de vida, esas que no se olvidan nunca. María y Mikel se han ido, pero seguro que a Mikel le hubiera gustado pilotar un coche de fórmula uno más rápido que nadie o ponerse el parche en el ojo para ser un pirata malo, y seguro que a María le hubiera encantado conocer al burrito de las Encartaciones que cuidaba Mikel y que le recordara el nombre de todos sus perros.

Mikel lleno de lágrimas mi corazón. María también. Pero los dos me han ayudado a entender el camino para intentar ser cada día un poco mejor persona y comprender que la vida es el mejor regalo. Allí donde estéis, gracias.


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