viernes, 11 de octubre de 2013

Fiestas de Gracias en Anguiano I: danzando bajo la lluvia



Como todos los años por septiembre no podíamos faltar a la cita de las Fiestas de Gracias en Anguiano, y más por la excusa de juntarnos todos los primos en la Piñarrada. Por la tarde del día 27 en Zaragoza hacía bueno, pero los telediarios no habían dado precisamente buen tiempo para las zonas de La Rioja. Preparamos todos los bártulos que hay que llevar con dos niñas y dos padres, y marchamos rumbo a una música y unos zancos ya conocidos.


A la entrada de Anguiano el tiempo aguantaba, las nubes no hacían presagiar nada bueno y el olor de la tierra tampoco, pero uno siempre tiene esa esperanza de que cambiarán las predicciones. Después de descargar y disfrutar de la familia, intentamos descansar un poco en preparación del día siguiente. Por desgracia el Bar la Herradura se encargó de ponernos música toda la noche, cosa común en fiestas, tal vez la crítica vaya más por su selección musical. El día grande de Anguiano amaneció luminoso y el camino hacia la ermita la lluvia aguantó.


Pero por desgracia, justo en el momento mismo de la danza empezó una lluvia no muy fuerte pero que cubrió toda la cuesta de una capa de agua sobre las piedras que las hacía realmente resbaladizas. Aun así, y a pesar de que se escuchaban voces de que no bajaran, los danzadores decidieron hacerlo. Los primeros que se lanzaron comprobaron en sus cuerpos lo resbaladizo de la cuesta y alguno se tuvo que retirar después de impactar la cabeza contra el suelo.


Los músicos y los danzadores veteranos decidieron incrementar la rapidez de la bajada, para minimizar en lo posible las caídas. Pero los que tienen el gusto por bajar a toda velocidad, eran claros candidatos a las caídas o a parar en alguna de las paredes. La solidaridad de la gente y de los grandes mozos de Anguiano era mayúscula, siempre atentos a la recepción y adelantándose al problema de una posible caída.


Así concluyó la primera bajada en honor de la santa, con mucho miedo, todos aguantando el chaparrón como podíamos y unos valientes tirándose cuesta abajo a pesar del gran peligro que comportaba. Al final mientras todos nos retirábamos con rapidez en busca del consuelo y techo de algún bar, una ambulancia hacía entrada, no sin dificultad, por las estrechas calles del pueblo, en busca de uno de los danzadores por seguridad tras el golpe que había recibido en la cabeza.




La danza acabó, entre agua y algo de sangre, dejando las calles casi vacías de ruido y de gente, quitando los lugares calientes de los bares. Un escenario algo gris que deslucía un día de ritos y devoción popular.


Un cielo que no apuntaba a mejor, y en el que las nubes dibujaban caprichosas formas asustando a los que esperaban la danza de la tarde. Cayeron varios chaparrones con fuerza y efectivamente la bajada de la tarde también fue con lluvia y mucho riesgo, pero aun así se decidió bajar. Bravos siempre los danzadores.


La noche comenzaba con el final de la bajada, el fervor de una tradición había concluido en su primer día, pero la cuesta esperaba al día siguiente, y todos que pasaban la miraban con reojo y pensaban en el día siguiente después de haber vivido el miedo de danzar bajo la lluvia durante todo el día.


Fiestas de Gracias en Anguiano II: Piñarrada 2013
Fiestas de Gracias en Anguiano III: una cuesta de vértigo

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