jueves, 20 de octubre de 2011

La buemala suerte



Mala suerte es volver de hacer algunos kilómetros a medio día con la bici de carreras, llegar ya a la ciudad y de regreso a la oficina, y sólo pensando en comer, cerca del puente de piedra se te enganche una de las finas ruedas de la bici de carreras en un adoquín y en lugar de simplemente caer al suelo, dar con la cabeza en uno de los postes bajos luminosos que hay sobre el puente, y peor suerte es que el golpe se produzca en la única parte de la cabeza que no protege el casco, esa mala suerte le pasó el otro día a mi amigo Raúl. Si probásemos adrede para intentar hacerlo pocas serían las probabilidades de que se repitiera el mismo suceso. Raúl quedó tirado en el suelo con espasmos y su bici a su lado con el manillar todo destrozado y el pilar luminoso quieto, como si no hubiera pasado nada.


Buena suerte es tener la cabeza tan dura como él la tiene, y que a pesar de bañarse en un aparatoso charco de sangre pasase por allí un médico que enseguida avisó a emergencias. Suerte es que cuando te vayan a coser coincidas con la única persona en el mundo capaz de coserte sin cortarte ni un mechón de su incipiente pelo largo, que con lo que le había costado dejárselo crecer hubiera supuesto un disgusto más.


Mala suerte es que a los pocos días al ir a cortarse el pelo se lo recortaran demasiado y ahora casi tiene que volver a empezar para volver a dejárselo largo, buena suerte es que nos podemos reír a su costa, mala suerte es que también a los pocos días Raúl atropellase por detrás a un taxista con su otra bici por culpa de un autobús impaciente, buena suerte es que sólo se magulló un poco y se abrió el nudillo de un dedo pese a comerse la matrícula y maletero del taxista, mala suerte es que hacía poco le habían robado la bici de montaña del portal de su casa, buena suerte para el que se la llevó es que estaba casi sin estrenar, mala suerte es que vayas por la calle en bici harto de tanto incidente y en el cruce con una esquina te aparezca un tanque de bici del ayuntamiento y te comas todo su manillar de hierro, buena suerte es pueda venir todas las mañanas a la oficina y contárnoslo. La buemala suerte, si se puede contar, siempre es suerte.

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