jueves, 21 de marzo de 2013

Cuando las fotos hablan



Mi padre siempre guarda en un rincón de su cartera aquella foto que mi madre le mandó de todo corazón un día de febrero de 1963 cuando ya habían formalizado su relación. La guarda siempre muy cerca de él, en uno de esos compartimentos de plástico que cada vez se vuelven menos traslúcidos pero que a mi padre no le impiden ver lo que el quiere ver y lo que aquella foto le decía y le contaba sobre el amor. Ahí seguirá siempre y aunque cambie la cartera, su lugar privilegiado nadie se lo quitará.


Pero por suerte las fotos hablan y cuentan cosas. Un día mi madre bajó a Pamplona para hacerse unas fotos y regalárselas a su novio, se vistió con su nuevo jersey, se colocó el collar de perlas a juego con los pendientes y recién salida con su moño de la peluquería fue para el estudio dispuesta a salir lo más guapa posible. Cuando le dieron las fotos, en el último día de febrero de aquel 1963, tomó la primera, y con un bolígrafo escribió: "A mi novio Mº (Marcelino), Isabel de todo mi corazón para que no me olvides nunca. 28-2-1963. Firmado Maribel". Y así lo ha cumplido mi padre desde ese día.



Desde esa foto siempre me ha gustado mirar detrás de las imágenes para comprobar las historias que contienen a sus dorsos, enmarcados con bordes troquelados y ribeteados. En algunas es simplemente el sello de la tienda de fotografía, en otras nada, pero en algunas se encuentran declaraciones de amor o las más variadas de las utilidades. En esta otra mi madre volvía a regalarle una fotografía llena de amor: "Con el amor más grande que siempre (…) a mi. Mª Isabel".


En otra foto mi padre se encargaba de recopilar cuentas y pagos, llevando un estadillo con su pluma estilográfica en el que se pueden distinguir los pagos en metálico y los pagos a cuenta que iba realizando. Todavía se distingue el sello de la tienda de fotos y quedan dos pegados negros que son arrancados de esos albumes de fotos antiguos en cartulinas negras cuando se acostumbraban a pegar las fotos con pegamento Imedio a falta de esquineros blancos para encuadrar las fotos. Por todo esto, cada vez que veo una foto, la miro por su dorso, para saber si me habla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...