lunes, 24 de junio de 2013

41 Años juntos



Tal día como hoy hace 41 años que se casaron mi tía Loli, mi madrina, y mi tío Gaude, mi cómplice de bromas. Con cuatro años recién cumplidos acudía a la boda de mis tíos, sin saber muy bien que significaba eso. Lo que recuerdo es mucha gente, y todos comiendo juntos, la mesa repleta de gaseosa, agua y vinos para los mayores, copas de formas raras y una comida muy especial.



La boda fue en el restaurante Sella, cuando estaba en la calle Príncipe Baltasar Carlos, junto a Compromiso de Caspe, no recuerdo nada del sitio, pero también es difícil para un niño que levanta tan poco del suelo y al que los mayores tapaban toda la vista. No obstante, mi madre, no nos quitaba ojo de encima, a mi hermano y a mi, era uno de nuestros primeros eventos y le preocupaba más la que podríamos liar, que poder disfrutar de la boda de su hermana.



Mis tíos estaban guapísimos, con ese encanto que aportan las fotos antiguas. Mi hermano y yo nos hicimos una foto en la mesa presidencial, vestidos plenamente de blanco, con unos polos y unos pantalones cortos estilo tenistas de Winbledon. Mi hermano no escatimó la mejor de las sonrisas y mi pelo rebelde se dejaba entrever a diferencia del corte tazón de mi hermano. Mis padres, detrás posaban para la foto, y a la derecha también se dejaba ver mi tío Jesus y sus bigotes en la función de padrino.


Tenía cuatro años, pero comía solo o lo intentaba. Nos colocaron en una esquina, sino recuerdo mal tuvieron que añadir una mesa ya que no habían puesto bien los cubiertos y a mi me pusieron cerrando el grupo. Allí disfrutamos del típico plato de entremeses con jamón York, algo raro entonces, lomo al ron, jalatina de ave, pavo trufado y lo mejor, la ensaladilla rusa, con mayonesa natural, y las aceitunas rellenas. Después pasamos a los calamares y croquetas y ya no recuerdo si comí más o me reservé para la tarta.


Me hace mucha gracia ver la foto de entonces, en las que las comidas de las bodas eran de comidas sencillas y en las que se valoraba más la cantidad que la calidad. Gaseosa Konga y mi hermano asomando del codo de mi padre y bebiendo de una copa de champán, espero que fuera gaseosa. Cuarenta y un años han pasado desde entonces y mis tíos siguen más juntos que nunca. Felicidades.

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