viernes, 12 de abril de 2013

Los topos errantes II: Soichi Yokoi



Shōichi Yokoi
Saori, 31 de marzo de 1915 - 22 de septiembre de 1997
Antes de ser reclutado por el ejército japonés en 1941, Yokoi era sastre en su localidad natal. Sirvió en la 29ª división de infantería en Manchukuo (Manchuria). Dos años después, en 1943, pasó a un regimiento destacado en las islas Marianas. Arribó a Guam, una isla del Pacífico occidental y la más grande de las islas Marianas, en febrero de 1943.


El 21 de julio los estadounidenses desembarcaron en ambos lados de la península de Orote, situada la oeste de la isla de Guam, paralelamente se sucedieron otros desembarcos en la isla. Los japoneses contrarrestaron ataques de infiltración por la noches y su teniente general Takeshi Takashima caía abatido el 28 de julio. Tras un ataque en el monte Barrigada que duró del 2 al 4 de agosto, la línea japonesa cayó y los japoneses rehusando rendirse fueron asesinados por los norteamericanos. Tan sólo diez soldados japoneses y Shoichi Yokoi lograron salvarse manteniéndose ocultos en la jungla.


De los diez soldados japoneses, siete se fueron alejando de la zona en la que se encontraban escondidos. Sólo tres y Yokoi permanencieron en la misma zona. Al pasar los años se fueron distanciando y cada uno se escondía en un sitio diferente y hasta alrededor de 1964 se iban visitando no con mucha frecuencia. Un día Yokoi se encontró a sus dos compañeros muertos, aparentemente de hambre. Desde ese momento vivió sólo en la selva.


Yokoi vivía de la caza que realizaba por las noches para no ser descubierto, en su creencia de seguir en guerra todavía. Vivía en una cueva cavada en el suelo y que cubría con hierbas. Usó plantas nativas para hacerse su propia ropa y utensilios, utilizando su experiencia de sastre. Todo lo guardaba cuidadosamente en su cueva. Siempre tenía que andar alerta ya que los pescadores de la isla frecuentaban la zona de la selva para cazar y pescar.


En la noche del 24 de enero de 1972, Yokoi fue descubierto por dos nativos que estaban revisando sus trampas de camarones en el pequeño río de Talofofo. Temiendo que les estaba quitando sus capturas consiguieron capturarlo y someterlo a la fuerza provocándole hematomas en su cuerpo. Shōichi Yokoi pasó veintiocho años escondido en su cueva de la selva y sin dejarse amedrentar por los folletos que le tiraban informando de que la guerra ya había terminado.


Después de su liberación realizó una espectacular gira por Japón, a la que llegó con su célebre frase de "es un poco vergonzoso, pero me han regresado". Se convirtió en una estrella mediática que defendía principalmente la vida de austeridad y bastantes años después de su liberación recibió una pensión y los pagos atrasados por sus servicios. En 1991 se le concedió una audiencia con el Emperador Akihito. A su juicio, la reunión fue el honor más grande de su vida.


El 22 de septiembre de 1997, a la edad de 82 años, fallecía de un ataque al corazón y fue enterrado en un cementerio de Nagoya, con una lápida que ya su madre había encargado tras finalizar la guerra y ver que su hijo no regresaba en 1955, tan sólo hubo que poner la fecha de fallecimiento.






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