viernes, 8 de junio de 2012

Cinco años y muchas caras



Ayer Daniel, mi sobrino, cumplió cinco años, los suficientes para que aunque lo veas crecer todos los días, te asombres de cómo crece de rápido. Llegó con la cara y actividad de su padre, y sus primeras pulsaciones fueron las del corazón de su madre, cinco años después nada ha cambiado y todo se ha potenciado. Disfruto mirándolo y aunque me lamento por no poder estar más rato con él, compartimos aviones de papel que surcan pasillos y se frenan con jarrones chinos de imitación, mientras, Daniel, masculla entre dientes lo que tiene que decir en la función de fin de curso, aprieta las palabras en un inglés, que aunque poco entendible para mis oídos, se muestra claramente como un buen aprendizaje, después de los aviones pasamos a los dibujos, o a las peleas de sofá y cojines en las que él se siente más cómodo y yo un poco más viejo. Daniel es uno y un todo en muchos, como buen géminis, al segundo puede estar alegre, como pasa al enfado en el mismo tiempo, es el niño de las mil caras. Cinco años ya y parece que han pasado días. Felicidades sobrino.


Segundo 1: sonrisa fingida, travieso incipiente con cara de ¡cómpramelo, cómpramelo!


Segundo 2: cara triste exagerada, llanto incipiente con cara de ¿porqué no me lo compras?


Segundo 3: sonrisa fingida de vuelta, triunfo conseguido con cara de ¡no me compres sólo uno, cómprame dos!


Segundo 4: cara de me aguanto la risa, intento frustrado de seguir pidiendo pero cara final de ¡calla Daniel que ya has conseguido lo que querías!


Segundo 5: sonrisa de aceptación y de gracias, la más fingida de todas, con cara de ¡gracias, pero dámelo ya!


Segundo 6: cara final de "no me gusta", y en el pensamiento un "para esto tanto trabajo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...