jueves, 10 de marzo de 2011

Vine del norte buscando II: vida



Hay caminos que esperan y caminos que desesperan, bostezos al viento que llaman a la lluvia como quien llama a su madre, desesperante soledad que se cruza en mi camino sin ni tan siquiera mirarme, sin ni tan siquiera hablarme, sin ni tan siquiera quisiera.


Los leones pétreos no entienden de protección, ellos aguardan impacientes al sol y a la noche todos los días sin poder rugir y quietos como estatuas, en sus soledad al menos una alegría, siempre estarán juntos.


Un caballo sale a mi encuentro, creo que quiere que le dé de comer algo, me mira con cariño con su pelo bien peinado a la raya, con una orejita atrás y otra delante, a la espera, lo siento amigo, si lo que los caballos coméis es hierba, estás encima de una ensalada.


Un poco más adelante, mamá protege a sus niños, digna, con su mejor abrigo, y sus niños con sus mejores ropas de domingo, sus niños juegan, lo que mamá les deja, corren, lo que mamá les deja, y ahora se paran, un tipo de negro les está haciendo una foto, niños, venir aquí, mamá no os deja.


A la izquierda una tía y una hermana mayor contemplan la escena, alertas por si algo pasa, ya no dan pasos, y miran como hacia otro lado mientras con un ojo siguen todos mis gestos, me voy, no quiero alterar vuestro bonito día, os dejo, por cierto, bonitos abrigos los vuestros.


Entre limoneros y ruinas al seguir del camino un gato negro, oculto, espera a salir al encuentro de alguien  y desearle mala suerte para todo el día, lo miro, me mira, y acelero el paso, hoy estoy feliz, y no quiero que salga a mi encuentro.


Más adelante, una buena cazuela de verdura bien fresca, de su interior que en otra vida escaldó acelgas y verduras, ahora nacen con vida verdes hojas llenas de vida, la cazuela en redención por sus miles de matanzas al fuego sufre ahora el castigo de ser cobijo de los que en otra hora aniquiló. ¡Niños, al puchero!


Al final del camino el mar, lleno de vida, lleno de muerte, tranquilo pero impaciente, se convierte en un muro que me impide avanzar, los caminos quedan detrás o a los lados, pero delante sólo hay agua y no veo su acceso. Lo miro, lo contemplo, me quedo un poquito de él y vuelvo sobre mis pasos más lleno de vida que ayer.

Os dejo con un buen cover de Vine del Norte de Ismael Serrano, por poner la misma banda sonora a este día.

2 comentarios:

  1. Ayer te dejaría tieso pero hoy me lo has dejado a mí.¡Me ha encantado!

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  2. Es lo que tiene la vida, gracias de nuevo seguidora incondicional de mi vida y caminos.

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