lunes, 18 de abril de 2011

Domingo de ramos y uno



Los domingos de ramos antes eran un día especial, era un día que o estrenabas ropa o se te caían las manos,  un día de chocolate y golosinas alrededor de una palma de ignorado significado. Aquel día de hace unos cuantos años ya, mi tío Jesús nos vino a buscar a casa, con su 850 coupe, alias el cuper, nos montó en el coche, como te montaban antes, en los asientos, ni sillitas, ni cinturones, que venía una curva fuerte, mi hermano y yo a un lado del coche, te recomponías un poco y a la siguiente curva ya estaba mi hermano encima mío otra vez, era un juego divertido.

Nos llevó al parque y allí nos hizo unas fotos. Me colocó delante del morro del coche con abrigo de estreno y pantalón corto, curiosa combinación, calcetines bien altos, intentando reemplazar a los pantalones y en posición de firmes con la palma cual fusil del ejército.

Continuará

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