Unas miran a la derecha, otras a la izquierda, la más patosa, y mira que tiene patas, se despista con la primera ramita, las de cabeza roja imponen su ritmo marcial, pero cada una de las hormigas de esa interminable fila se siente protagonista de su hormiguero, cada hormiga busca su propia miga aunque luego sea para todas, espíritu individual y colectivo por partes iguales.
Mirándolas fijamente a un lado de la fila mientras en el otro lado mi sobrino las pisotea rompiendo su laborioso día, de nada le sirven mis apelaciones a la madre naturaleza, las hormigas me han recordado a Los Chichos, o a Los Chunguitos, o a la mayoría de grupos de rumba o sevillanas andaluces, todos cumplen siempre la misma reglas, siempre son más de uno, les debe dar miedo ir solos a un escenario, todos juntos, en tríos, cuartetos, quintetos o grupos de número indefinido, salen al escenario, vestidos todos igual, como las hormigas, todos cantan la misma canción, como las hormigas, pero es en ese mágico instante en que comienzan a cantar donde todos se vuelven individualistas, no hay coreografía, cada uno canta, baila e interpreta por libre, se convierten en solistas y puedes ver como ellos lo viven así, como si no hubiera nadie más en el escenario, eso sí, sin salirse de la fila, son como hormigas que miran a derecha y a izquierda pero siguiendo el camino, en definitiva, son lo que viene todos los veranos.
Os dejo con un vídeo demostrativo, no os lo perdáis:
Es verdad, ver a estos grupos cada uno a su aire. Me acuedo en las Olimpiadas con el "amigos para siempre" eso era coordinación y lo demás cuento.
ResponderEliminarQue buenos los Manolos! achilipú!
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