Este pasado domingo tocaban los Molotov de nuevo en Zaragoza, y digo de nuevo ya que tuve la ocasión de asistir a su primer concierto aquí, que también fue en la Oasis, con su primer disco todavía calentito y sin estrenar apenas las estanterías de Linacero en Zaragoza, fue en 1997 (creo) y recuerdo que era primavera, aunque aquella noche se calentó mucho el ambiente en toda la ciudad.
Aquel disco de debut de la banda, ¿Dónde jugarán las niñas? se mostraba brutal en esencia, brutal en la imagen, provocadora y al límite al sacar a una joven con la ropa que se lleva en el sistema de educación público de nivel secundario en méxico, es decir, una joven de 12 ó 15 años; y brutal en su sonido, fuertes guitarras con cambios de ritmo, voces acompasadas o gritonas a lo Red Hot Chili Peppers o Rage Against the Machine. "Voto latino", "Gimme tha power" o "Puto" se erigían como himnos, entre otras grandes canciones como "Quítate que masturbas (Perra arrabalera)", "Cerdo" o "Chinga tu madre", se convirtieron en las canciones que sonaban una y otra vez en la oficina que tenía en la Plaza España, recuerdo como Javier Pina y yo, cantábamos a grito "pelao" y con la música a tope el estribillo de "Puto".
Y sin casi saborear bien el disco vinieron a tocar ese mismo año, en el 1997, para el gran público un todavía desconocido grupo mexicano, Toño me consiguió entradas para la Oasis, y pronto me di cuenta que no era el único que había disfrutado con sus píldoras de gasolina que contenía el cd, la sala estaba llena, cuando el ambiente se volvió oscuro y con una cerveza en la mano se esperaba el comienzo inmediato del concierto, sucedió algo al comienzo de la primera nota, de repente y como en una coreografía ensayada, todos, y digo todos, los que estaban en el concierto se pusieron a saltar hacia arriba acompasadamente, con los dos pies a la vez, como si fuera una danza masai, los saltos siempre igual e imparables se sincronizaban con la música y así duraron hasta la última de sus canciones. Al principio, Ana y yo, nos sumamos a la fiesta pero poco a poco nos tuvimos que retirar hacia la barra para intentar que no nos aplastase nadie los pies y poder ver mejor el concierto. Lo recuerdo con muchísima energía y de tanta potencia que durante muchos años fue uno de mis discos de cabecera.
Posteriormente seguí su trayectoria pero ya no volví a vibrar con ellos como con el primer disco, sus críticas y dobles sentidos nunca volvieron a estar tan bien expresados como en el primer disco, su mezcla de rap hispano con rock en el que cualquier integrante canta, jamás, por desgracia, han estado al nivel de su primer disco. En este concierto pasado después de 14 años en el que presentaban su disco "Desde Rusia con amor" se esperaba el mismo impacto y energía elevada a la máxima potencia con sus canciones poniendo el dedo en llaga de la sociedad, pero por las críticas que he leído Molotov carece de enganche si no recurre a las canciones de aquel ¿Dónde jugarán las niñas? En la Sala Oasis todavía perduraban las psicofonías de "Chinga a tu madre" para compensar el paso del tiempo, de un concierto hace muchos años que me será muy difícil olvidar.
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