martes, 12 de julio de 2011

Aysidoro, el hombre que atravesaba paredes



Aysidoro vaga todos los días por el pasillo de su centro de atención psiquiátrica, mira las paredes de soslayo y las amenazaba, el tiene un poder, el puede atravesar las paredes, cuando está preparado es capaz de entrar a su habitación sin abrir la puerta, cuando no lo está, se mete un tortazo de los buenos contra el marco de la puerta sin las enfermeras no están atentas. Así que cada dos por tres siempre había una enfermera gritando "¡Ay Isidoro!" cuando lo veían postrado en el suelo y sujetando el chichón incipiente de su cabeza al intentar atravesar otra pared sin estar preparado, desde entonces le llaman Aysidoro, y el responde sin mirarles a los ojos mientras mira la pared que tiene enfrente y por dentro piensa que si no tuviera un cuadro tan bonito la atravesaba.

Aysidoro toma una medicación que le hace ver las paredes de otra forma, se siente tan relajado que apenas le apetece usar sus superpoderes, pero el otro día sin darse cuenta y por descuido, alguien vertió más gotas de lo debido en su desayuno. Aysidoro engulló como siempre su tazón de pseudo-Cola-cao y sentado se disponía a comer sus galletas, de repente las galletas cayeron de su mano y rodaron por la mesa para acto seguido Aysidoro caerse sobre el suelo y descubrir que por suerte no es capaz de atravesar suelos. Mientras el resto de compañeros de estancia, de los cuales alguno también tienen superpoderes, se decían unos a otros, "seamatao", "contraquepared" contestaban otros precipitadamente, las enfermeras venían corriendo al grito de ¡Aysidoro!¡Aysidoro! Lo incorporaron y Aysidoro empezó a balbucear que se encontraba muy cansado y que tal vez hoy, no sería capaz de atravesar paredes. Las enfermeras lo llevaron a su habitación y mientras el resto de pacientes volvía a sus cosas cotidianas, un enfermo se quedó muy triste y dolorido en su habitación mientras pensaba que había perdido sus superpoderes.

Si Aysidoro supiera que John Quincy St. Clair es el propietario de la patente número 20060014125, que se llama "Sistema de entrenamiento para atravesar paredes", sería otro, este sistema permite a los humanos adquirir suficiente energía hiperespacial para poder sacar el cuerpo de la dimensión y así poder atravesar paredes, puertas y sólidos. Aysodoro, no está equivocado, Aysidoro es un alumno aventajado que nuestras estrechas mentes no logran comprender.


Mirin Dajo, que quiere decir "fantástico" en esperanto, fue el seudónimo con que se dio a conocer Arnold Gerrit Henske, un faquir holandés que vivió en la primera mitad del siglo XX, y que al igual que Aysidoro tenía algunas habilidades que fueron motivo de estudios por multitud de expertos, y todavía hoy en día muchos siguen pareciendo extraordinarios. Se convirtió en el hombre invulnerable, capaz de atravesar su cuerpo con cualquier objeto sin sufrir daño grave, la comunidad científica suponía que era un montaje, pero nunca tuvieron pruebas de ello.

Dejó su empleo en una empresa de diseño debido a las voces que escuchaba en su interior, viajó a Amsterdam donde comenzó a trabajar en un club, tragando cuchillas de afeitar, cristales y atravesarse con objetos punzantes afirmando que Dios le decía "que los hombres debían abandonar toda actitud materialista y aceptar que hay una fuerza superior y que el materialismo sólo los llevaría a la guerra y la miseria". Además afirmaba que había probado beber agua hirviendo, con barras de acero candentes e incluso que recibió dos impactos de bala en la cabeza, para conseguir licencia para realizar el espectáculo que fue llevado ante doctores de la Universidad de Leiden quienes lo autorizaron pero rechazaron la misión profética de su mensaje. En 1948, las voces que escuchaba dentro de su cabeza le indicaron que debía tragarse una aguja de acero, la misma que fue extraída quirúrgicamente 3 días después, a los diez días entró en un trance del que nunca salió.  Murió antes de cumplir los 36 años a consecuencia de una perforación de la aorta. Algunos lo llamarían AyMirin.


"El siguiente vídeo rescata algunas imágenes de este faquir, donde se puede ver como es atravesado por diferentes espadas y pinchos metálicos sin sangrar ni una sola gota de sangre. Sin arañar el secreto profesional de los ilusionistas, daremos sólo algunos detalles. Hoy sabemos que se trata de pura técnica, propia de ilusionistas en el área del faquirismo. Así lo comprobaron, contra Mirin Dajo, el profesor Bessemans de la facultad de medicina de Gand. Hizo preparar una colección de estiletes metálicos de puntas bien afiladas, redondeadas, lisas, sin aristas cortantes. Utilizó también dos cánulas para punción lumbar, sin desinfectar y los introdujo despacio en el abdomen y en el tórax de diferentes animales: ratones, conejos y perros. Los instrumentos extraídos con la mayor prudencia, no traían ningún vestigio de sangre. Y los cortes sin excepción no sangraron. El examen radiológico o la autopsia mostraron que el hígado, el estómago, los pulmones y el corazón habían sido atravesados. Sin embargo, los animales sobrevivieron sin presentar infecciones. El dolor sólo se hacía sentir en la entrada y la salida del objeto aguzado. Esas experiencias fueron hechas a continuación, con el mismo éxito por el profesor Brunner, de Zurik. Lejos de usar trucos, lo que se veía era lo que había. Se creía señalado por Dios que era ayudado por ángeles guardianes, y que podía curar a las personas".



2 comentarios:

  1. Esta historia me ha recordado a la película "Los hombres que miraban fijamente a las cabras".
    Ahora, la mente humana no deja de sorprendernos, es tremendo lo que podemos llegar a creer, pensar y hacer

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  2. Es verdad, en algún momento hasta mencionan algo parecido, ¿estaría Aysidoro en su equipo?

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