Los escaparates siempre han tenido esa magia de contener y proteger lo que deseas a través de un cristal, sobre él multitud de narices se han pegado para intentar atisbar mejor lo que había detrás de él. Es curioso que la etimología de la palabra puede parecer que es "esca-parate" (un sitio donde te tienes que parar), pero no tiene nada que ver, es una palabra que viene del holandés, más concretamente del neerlandés antiguo: schaprade (armario de cocina), formado por las palabras schapp (armarrio) y reeden (preparar), seguro que como yo, no tenías ni idea de que sabías holandés. Paseando hace ya unos días por la ciudad me tope con el escaparate de La Campana de Oro de la calle Alfonso en Zaragoza, me gustó mucho como había sacado todo su pasado al presente actual en sus escaparates.
La Campana de Oro se fundó en 1885 y en su ubicación actual, es decir hace 125 años. Comenzó vendiendo textiles para vestir el hogar a metros para en los años 40 convertirse en una peletería. En los escaparates se rinde un homenaje a sus primeros propietarios y a todos los enseres que se utilizaban en aquella época.
Los libros de cuentas, las luces de gas, las gafas, máquinas calculadoras de la época, plumillas, sellos, libros de contabilidad, gafas, llaves y candados,… y los retratos de los propietarios conviven con las prendas en el escaparate.
Me llamó un montón la atención los libros de cuentas, que letra la de entonces, desde luego no es una arial en cuerpo 10, ni nada que se le parezca. Todo ordenado y sin un tachón, a mano, faltando algún acento eso sí, pero verdaderamente bonito.
Es curioso como nuestra generación ha visto pasar el tiempo de una forma tan fugaz, los negocios hace 125 años ó 100 años apenas tenían que preocuparse por como adaptarse a los tiempos, y los cambios podían durar décadas, los hijos de los propietarios sabían que acabarían haciéndose con el negocio del padre y no tenían ninguna incertidumbre sobre su futuro. Hoy en día, los negocios hay que replantearlos cada año, y lo que hoy es una forma de sustento, mañana puede ser un negocio que no tiene sentido ya que ha aparecido algo que lo hace más barato y más rápido, los hijos de los propietarios de hoy en día, difícilmente tienen claro cual será su futuro. Van rápido los tiempos y más que irán, ójala, que dentro de unos cuantos años podamos ver los mismos escaparates de La Campana de Oro pero con unos mac dentro, con un fax y con los libros de contabilidad en arial 10, querrá decir que tal vez ya estamos en los 67 años y pronto podamos jubilarnos, dichosos los ojos que lo vean.
Es verdad, los libros de contabilidad son tremendos. Tienen una historia tras ellos muy especial. Me ha gustado mucho ver este escaparate. Muy curioso.
ResponderEliminarNo será que tienes alguna deuda de abrigos de piel en la tienda?
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