miércoles, 1 de febrero de 2012

Plaza de abastos, frescos en septiembre, frescos en enero



Frente al mercado de abastos en Vitoria-Gasteiz, todos los sábados se montan unos puestos con la mejor verdura,  panadería, repostería y otros productos naturales de la zona. El ritmo de vida que llevamos no nos permite disfrutar todo lo que quisiéramos de las maravillas que se esconden en estos supermercados abiertos, llenos de vida sana y cosas buenas por todos los lados.


En septiembre tomé fotos de los puestos, la máxima audiencia se la llevaban los puestos de verdura y los pimientos que estaban en temporada, precios de todos los tipos, lo bueno siempre vale, pero la calidad se apreciaba nada más mirarlos. A uno se le venía a la mente cómo no veía estos pimientos, que olían a pimientos, en los Mercadona, Carrefour y similares, habrá que saber qué nos dan de comer en la moderna distribución.


Las panaderías estaban un poco más vacíos, el buen tiempo todavía invitaba a madrugar poco en un sábado resacoso de jóvenes. Las barras de pan eran de las de esconder limas y mandarlas a la fuga de algún preso en las cárceles. Panes de horno de leña compitiendo con baguettes industriales con las que nos ceban, a sabiendas que lo que es un pan bien hecho está bastante lejos de los que nos venden todos los días.


Fruta de temporada compitiendo con las últimas pavías y melocotones del verano, fruta que en absoluto es perfecta, pero uno siente, y con razón, que está traída del árbol directamente a la cesta. Consiguen estos puestos traernos al agricultor directamente a nuestra cesta de compra, no entiendo cómo los hipermercados han conseguido darle la vuelta a un sistema, que así, sería de lo más lógico, sin intermediarios y llegando el beneficio al que lo trabaja.


En enero me volví a pasar, el escenario cambiaba poco, más abrigos y chamarros para aguantar un frío estático, muchas horas repartiendo verduras a bajas temperaturas. Ahora más escarola, berza y puerros con un aspecto de frescura que desborda por los ojos.


Los pimientos más tardíos todavía siguen, aunque en menor cantidad, e incomprensiblemente en estas fechas todavía hay tomates, incomprensible magia estacional la que vivimos hoy en día los humanos, lejos quedan ya los tiempos en los que deseábamos que llegara la época del tomate, que suponía la entrada del verano, un tomate con sabor, precio a pagar por tomarlo todo el año, si me dieran a elegir, preferiría volver a lo de antes.


Los panaderos siguen igual, con sus hogazas llamando a comprarlas y con tortetas y choripan para matar un hambre tempranera, que viendo semejantes puestos es inevitable.


La gente no falla, ahora con una alfombra verde, se apiña a los puestos, mirando y remirando, pidiendo la vez y esperando con tranquilidad el turno, mientras se seleccionan los productos a comprar. Me da envidia y pena estar tan lejos de casa, si no fuera por la distancia os aseguro que me llevaría más de algún kilo de algo y una buena hogaza de pan, con pena, me alejo y sigo paseando, deseando volver el próximo sábado que vaya a Vitoria-Gasteiz.

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