martes, 10 de mayo de 2011

Casas singulares y calles plurales



Así se ve ahora el caserón Villa Parres o como se le conoce en Llanes el palacio de Pararriú, ya que la finca aparta al río Carrocedo que lo delimita, antes se veía oculto, lleno de árboles y de maleza que apenas te dejaban entrever el solemne edificio que albergaba, desde las rejas los ojos atónitos buscaban vida en un edificio que parece que habla, y del que sus paredes tienen muchas historias que contar.


El caserón se construyó en 1898 por encargo de José Parres Piñera, cuyos descendientes aún conservan la propiedad, la obra la acometió el arquitecto santanderino Valentín Ramón Lavín Casalís, un profesional muy reconocido en su época ya que se encargaba de bastantes edificios para la creciente burguesía local y la riqueza de los indianos que regresaban, el caserón tuvo una gran repercusión en su momento, y se le concedieron los proyectos de las Escuelas de la Arquera pagadas por el indiano habanero Manuel Cué Fernández y la gran casa que en Colombres se levantó el emigrante mexicano Iñigo Noriega, el edificio llamado la Quinta Guadalupe, que hoy alberga el Archivo de Indianos. Poco le duró a José Parres la alegría de su nueva mansión, tan sólo un año después fallecía su mentor sin apenas casi disfrutarla. José Parrés desempeñó importantes cargos en los Ministerios de Marina y de Gracia y Justicia y estaba casado con Antonia Sobrino Díaz, hermana de los ricos emigrantes Nemesio, Sinforiano y Faustino Sobrino, a quienes gestionaba su patrimonio en España en su ausencia. La fortuna de estos tres hermanos era incalculable, y fueron muy generosos con la villa en la que nacieron. En la guerra civil fue utilizado como hospital de campaña.


Pero si por algo es conocida también esta casona es por ser el edificio en el que Belén Rueda gritaba y buscaba desesperadamente a su hijo en "El orfanato", película del 2007 y ópera prima de Juan Antonio Bayona y presentada por Guillermo del Toro. En el palacio sólo se rodaron exteriores y por suerte en la película también se pueden disfrutar algún momento de las fenomenales playas del concejo de Llanes.


Pero el caserón ya tiene además un importante bagaje cinematográfico, entre sus viejas paredes ya se filmó en 1990 una buena parte de "Los jinetes del alba" de Vicente Aranda; después vendrían "Mi nombre es sombra" en 1996, de Gonzalo Suárez, un enamorado de los paisajes de esta zona que ya encumbró en otras películas como mi selecta "Remando al viento". En 2001 George Sluizer rodó "La balsa de piedra", y muy cerca también contempló como se rodaban en sus alrededores "El abuelo" de Garci, "Porque te vi llorar" de Juan de Orduña, en el 1941, "Aoom" del citado Gonzalo Suárez, o hasta Angelino Fons, acompañado de Rocío Dúrcal, para rodar Marianela, en 1972.
Vía: El Comercio.es 


El ayuntamiento de Llanes es también un gran edificio, austero y funcional, que refleja la arquitectura neoclásica de finales del reinado de Isabel II ya que fue construido a finales del siglo XIX, sobre su fachada el escudo de la villa.


Contemplando alguna foto antigua podemos apreciar como el tiempo ha cambiado el edificio, de repente, le ha nacido una planta más, en la que se insertó el escudo de la villa,  aunque mantiene su diseño y austeridad inicial, sólo rota por el mirador con tejadillo insertado en la cúspide del institucional edificio. La imagen es de finales del XIX.
Todas las fotos antiguas de este post www.llanesalavista.com



Aquí en una imagen de 1930 junto al casino se muestra con la misma estructura inicial.



En los años 40 levantan una planta más, pero no se hace el triángulo superior de la fachada y el tejado es todo un voladizo seguido.


Pero de repente y también en los años cuartenta se levanta la fachada original y se cierra con un campanario en la parte superior, por fin el Ayuntamiento estaba tal y como lo podemos ver hoy en día.


El casino de Llanes (Asturias) es otro de los edificios emblemáticos de la villa, situado en pleno centro, y con sus renovados colores desde hace unos años se muestra majestuoso y revela otros tiempos del pasado.


En su ubicación antes se encontraba el mercado municipal y en 1910 la Sociedad Casino de Llanes levantó un edificio de inspiración modernista con protuberancia de elementos decorativos barrocos en la fachada y con mascarones femeninos, todo muy recargado y diseñado por el arquitecto Juan Álvarez Mendoza.


El casino nace del deseo de los indianos de contar con un espacio de recreo y ocio muy al gusto de la época y de sus riquezas. En su fachada muy del gusto de principios del siglo XX, gran influencia francesa con balcones decorados y guardapolvos de adornos vegetales  y recursos geométricos. El interior es casi igualmente lujoso como el exterior con paredes imitando mármol y grandes cenefas, en los techos escayolas muy adornadas y el mobiliario con el mismo gusto. Durante la guerra civil entre sus paredes se albergó la Casa del Pueblo y un juzgado, tras acabar la contienda volvió a su origen de club social.


Las calles ahora se encuentran llenas de gente, tomando sus calles e invadiendo el carril en otro día, no hace mucho ocupado por coches.


Por fin, ha acabado ya la peatonalización de la calle principal de la villa de Llanes, ahora, una gran acera permite viajar entre sus casas sin tener que poner las tripas y espaldas a buen recaudo sobre las paredes de las viviendas cada vez que pasaban juntos un autobús y un camión.


Parece mentira ver ahora estas calles sin coches, sin ruido, da hasta miedo ir por el centro de las caravanas de vehículos de verano que pasaban por aquí e intimidaban a cualquiera.


Así se mostraban las calles en este octubre pasado, la incomodidad ha dado paso a una gran comodidad para pasear y disfrutar con menos contaminación.


Así se mostraba la calle Mercaderes a principios de siglo, con balcones repletos de ropa lavada que goteaba sobre los que salían de la Ferretería de Antonio Blanco, mientras la gente tenía tomada la calle (curiosamente como ahora) por el poco tránsito de vehículos. Las de los puestos y los paisanos miran curiosos al tipo que con una caja negra y cuatro patas les está haciendo una foto. Por suerte se puede apreciar que la calle no ha cambiado mucho.


Y mientras yo paseo, el barrendero cuida la nueva villa para que la disfruten muchos como yo, pesados que tiran fotos a edificios que para él no tienen importancia ya que los ha visto desde pequeño y les ha dejado de dar importancia.


Abandono Llanes dirección Parres y vertical al puerto no puedo evitar dejar de mirar un pueblo que conserva un encanto que debe intentar proteger y que el tiempo lime lo menos posible. Sigue así de singular y de plural.

Por cierto, ¿alguien se ha fijado en la vespa rosa? un punto de color en esta historia.



6 comentarios:

  1. Me encanta LLanes y pasear por esta villa es una gozada aunque hay que reconocer que en verano hay demasiada gente. Qué le vamos a hacer, es lo que tiene, ser tan bonita.

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  2. Pero ¿habías visto la moto o no la habías visto?

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  3. Sí, sí la había visto, pero yo creo que iba con ventaja porque me acordaba de ella

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  4. A mi me ha llamado la atención la caseta de rayas junto al Ayuntamiento, ¿de qué es? La moto es preciosa y no, reconozco que no la había visto.
    Muchas gracias, David, por este post (las fotos antiguas son preciosas) y por valorar lo nuestro tanto o más que nosotros mismos: a mi me ha pasado como al barrendero, pero ... he echado un pie atrás para ver las cosas desde el punto de vista del turista y... ¡qué bonita es mi tierra! Llanes y cada uno de los pueblos de los alrededores y que también son Llanes.

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  5. Buena vista Montse, la caseta de rayas creo que era para títeres, ya que en esos días la villa estaba llena de animaciones en la calle para pequeños y no tan pequeños. Un placer hablar con una paisana de una tierra que adoro y de la que me siento un poco adoptado desde la primera vez que fui, tienes una suerte muy grande. Gracias por pasarte por aquí. Nos vemos en tu pueblo.

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