viernes, 20 de mayo de 2011

La sociedad del bienestar político



Es la hora de indignarse, hartos de mirar a quienes dicen que te representan y no se representan más que a ellos mismos, políticos que no piensan más que en ganar como si se tratase de un Madrid-Barça, poco importan los ciudadanos más que para pedir votos y perpetuar su estado de bienestar, al igual que en la edad media los vasallos sólo importaban cuando había que ir a batallar. Nunca han querido resolver un sistema electoral que ellos mismos saben que no es justo, que les beneficia a los dos grandes, pero cuando se trata de quitarse privilegios a sí mismo se les encoge el brazo, a nosotros nos pueden quitar lo que quieran que es por nuestro bien.


Me indignan los políticos que tenemos, no puedo creer en las personas, tengo que creer en unas siglas que tras una cosa buena esconden tres malas, pero si lo quieres te tienes que quedar con todo el lote, ser justo es dar la soberanía al pueblo que es de donde emana. El rebaño por fin se ha indignado, hartos de aguantarlo todo, de sufrir en silencio, por fin un grito común los une. En un mundo cada vez más individualizado, llega la hora de escuchar la voz de los indignados que por fin nos aunamos en un sentimiento colectivo.


Mientras la indignación crece la Junta Electoral Central decide si es legal que se concentre y se reúnan los ciudadanos, no es justo que cuando alguien no tiene representado su voto lo haga saber, la voz de la gente no es la de ningún partido político, es la voz de alguien que no se siente representado, la voz de alguien que le pide votar y no puede votar, ni el voto blanco, ni el nulo, ni la abstención, nada refleja lo que piensan, y encima quieren callar su voz cuando nace del ciudadano mismo. ¿Cómo se puede callar a la gente?


Veíamos en casa, sentados en nuestros sofás como en Egipto la gente pedía democracia, y en Túnez pedían democracia, y en Siria piden democracia, y en otros países árabes piden democracia. Ahora vemos como aquí pedimos democracia, los que nos consideramos demócratas, y al igual que en los países árabes lo único que se quiere desde arriba es acallar voces en lugar de escucharlas. Unos nos hablan que tenemos que hacer lo que otros países han hecho para alcanzar el bienestar, ¿por bienestar entendemos el espejismo que se ha vivido estos años?, nosotros no queremos parecernos a nadie, queremos tener el bienestar que nos merecemos, ni mucho ni poco, el bienestar no es hacerse millonario con el ladrillo de la noche a la mañana. Otros por contra le ponen color político a algo que saben les va a restar votos, la rueda ha comenzado a girar y muchos jóvenes tienen ganas de empujarla y para los que les gusta estar sentados y disfrutar de su holgazana vida política es más que un problema. No, no hay color político en la indignación, somos jóvenes que nos gustaría votar, pero no podemos votar lo que queremos. ¿Hay alguien que no piense qué estamos en manos de políticos y banqueros? Pues indígnate también.


Y como decía el guerrero del antifaz, tal vez, al final a quien voto es a Brios.


2 comentarios:

  1. Y luego dicen que los jóvenes son unos comodones que no se esfuerzan y cuando se movilizan de verdad resulta que no gusta. Me parece que a todos nuestros políticos les acaban de dar una patada donde más duele, no saben cómo ha sido y no saben porqué duele tanto. Mi derecho como ciudadana es votar pero quiero que mi voto sirva para algo no para llenar el bolsillo de algunos. Democracia real ya!!!!!

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