lunes, 16 de mayo de 2011

Vida en las piedras



Si miras, ves, si ves, está ahí, la vida arropa a la piedra y se desborda por su piel calcárea para tapar su desnudez hasta casi hacerla desaparecer, lo que en otro tiempo fue guarnición francesa, ahora parecen las murallas de Greenpeace, selva de hiedras que se une a su amiga la piedra desde tantos años conocida.


Entre almenas y paredes infranqueables surgen árboles de raíces pétreas que se niegan a no dar la nota de color en un gris apabullante, dulcificando el bloque defensivo y convirtiéndolo en tapia de huerto.



Hasta de la muralla en forma de cremallera surgen formas caprichosas de amor y un corazón de hiedra se defiende de enemigos inexistentes a falta de que alguien coloque dos nombres a los lados en señal de amor.


Nadie puede imaginar a un soldado asomando con su casco metálico por entre las flores llamando a la muerte, la naturaleza ya ha tomado posiciones y desfila con sus flores en pose marcial.


Hasta las arpilleras se han convertido en cerraduras gigantes de llaves sin dueño que encierran un pasado vivido que nunca se volverá a repetir.


Sobre el puerto de Llanes, dados de colores, piedras con historias de vivo color que en perspectivas extrañas se combinan dando sentidos curiosos a la primera línea de batalla contra el mar.


Margaritas de colores encima del mar, junto al cencerro de las vaques, flores que nacen de la piedra y la sal fustiga llevándose en cada temporal parte de su pigmento, pero a la luz del sol, como las de verdad, se multiplican sus colores reviviendo su momento de creación.


Manzanas de sidra, limones al fondo, fruta fresca en cubos gigantes, toda una merendola al lado del mar, en primera línea.


Piedras que parecen mar, el horizonte continúa y se alarga, del lejano mar su lengua toma las piedras y las tiñe de su color y sinuosas olas, el mar y las rocas ya son amigos.


Sin racismo y en plena comunión, garbanzos negros se asoman con rayas blancas, sobre amigos de otros colores, y otros, todavía sin vestir, comparten con envidia la lucha contra el mar.


Y cuando la naturaleza se queda en blanco al igual que las piedras las gaviotas hacen el resto como si fueran un dibujo más, una ilustración en 3D.


Mirando piedras y piedras, a uno le parece ver entre las formas caprichosas que las olas salinas arrebatan a las rocas de las playas, formas y figuras, vida en las piedras. ¿Veis algo?


A mi, al menos, esta roca siempre me ha parecido un dromedario sentado desde detrás.


Pero la verdad que si andas por la playa se ven formas curiosas, aquí ¿veís algo?


Espero que mi imaginación no me supere.


Al final. la vida se cobra paso entre rocas y piedras, marcando el lento paso del tiempo y que no hay prisa cuando se quiere conseguir algo.


2 comentarios:

  1. Impresionante!!!
    Me encanta como la naturaleza se abre camino por cualquier lado y me encanta tu imaginación. Es increible.

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