Por fin después de tanto tiempo parece que el puerto de Llanes va tomando forma, de sus muros surgen los embarcaderos para los veleros y embarcaciones. Los pilares que salían de sus aguas ahora cobran sentido para los que somos muy ignorantes en materia portuaria.
Lejos han quedado ya los días del puerto vacío de agua y ya se muestran preparados los 139 amarres repartidos a lo largo de toda la dársena interior, desde la bocana del puerto hasta el puente sobre el río Carrocéu.
El nuevo cambio del puerto, desde que conozco Llanes éste es el segundo, están renovando la cara estética de un Llanes que lo está haciendo muy bien desde el aspecto turístico, abriendo sus puertas y mostrándose cada vez más atractivo e interesante para los visitantes, aunque eso siempre va en contra de perder esencias que se tenían antes como pueblo.
No ha sido un trabajo fácil, todavía en el escaparate de la tienda El Siglo se muestra en una maqueta un ejemplo de las obras, obras que han sufrido diferentes impedimentos convirtiéndolo en un trabajo costoso y lento en muchas ocasiones. Como fueron las fuertes lluvias de junio que inundaron el dique una vez desmontada la compuerta, obligando a demoler parte de la contención para dejar salir el agua acumulada.
Después las filtraciones del mar de julio obligaron a cambiar el proyecto y sustituir la esclusa programada por una compuerta antitemporal y amumentando el dragado en algunos puntos hasta por cuatro metros de profundidad. Después en septiembre sucedió algo parecido.
No obstante el final del río Carrocéu se muestra un poco triste por las obras realizadas, esperemos que con el tiempo y algo de ayuda el hecho de que los veleros puedan amarrar en el puerto no le quite el encanto a un río que lleva allí desde toda la vida.
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