El día salió gris, con un blanco sucio y un negro debilitado, con nubes pesadas y árboles encogidos. Pese a lo temprano del día no pude evitar salir a disfrutar del paisaje. Cerré los ojos y respiré fuerte, muy fuerte, un aire de vida y frescor viajo por dentro llenándome de algo que se sentía agradable.
El silencio lo dominaba todo, los montes habían desaparecido, todo se veía como un poco más apagado y yo me sentía con tanto color. En el terreno intermedio entre la noche y el amarillo sol, el gris pugnaba por su merecido trono cubriéndolo todo. Era un día gris, era un buen día.
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