martes, 20 de diciembre de 2011

Casa Canene, como en casa



En este puente no pudo faltar visita a Casa Canene, como siempre pronto a pedir hora ya que con el carro de la niña hay que pedir buen sitio entre sus vericuetos pasillos invadidos por mesas y sillas en busca de espacio. "Entre las y diez, y las y cuarto" nos apostilló el risueño y familiar camarero de detrás de la barra, que a la llegada de Canene, con su porte y elegancia habitual, sacaría su pequeña libreta de anillas en la parte superior y escribiría: "alguien con carro para las dos y diez".


Después de sucumbir al encanto del tiempo otoñal de Llanes, y también a unas cervecitas y vinos, llegamos puntuales a Casa Canene, sabemos que su secreto es la rápida rotación de mesas, buenos primeros de cuchara y un servicio veloz y eficaz. Así que entrando por la puerta ya atisbamos a Canene apoyado al final de la barra con su jersey azul y en sus manos la libreta que ojeaba con precisión horaria de gps, nos abrieron paso como pudieron entre la gente que esperaba turno y alguna mesa y nos acomodamos en la parte de la entrada. El menú del día 11 primeros y 11 segundos a elegir, ¿se puede pedir más?


De primero nos pedimos pote asturiano y fabes con almejas, y sin acabar de pedir ya teníamos dos impresionantes cuencos de exquisitas fabes. El pote bastante mejor que las fabes con almejas, pero ambos dos riquísimos. De segundo nos pedimos ternera guisada, que la hacen muy rica, y pescado de roca frito que también estaba muy sabroso. Por la niña nos tocó acompañarlo todo con agua mineral, sintiendo no poder enjuagar con gaseosa el vino peleón que ofrecen, combinación peligrosa de gas que aumentada con las fabes te hace salir de Casa Canene como el auténtico hombre fabe.


Como siempre Casa Canene estaba llena, con sus adornitos de Navidad y algún camarero nuevo. De postre tarta de la casa y flan, sin florituras que uno ya se ha quedado bastante lleno con las fabes. A la velocidad del rayo ya estábamos saliendo, de nuevo esquivando mesas y sorteando barras con gente que ya segregaba babilla mirando lo que comían los comensales sentados.


Casa Canene nunca falla y para nosotros un sitio ideal para comer fabes con una excelente relación calidad-precio. Canene, no cambies nunca.

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